Habla Pedro Vargas
Ampliar la imagen Pedro Vargas Foto: Fabrizio León
Pero señor Vargas, a poco es lo mismo cantar en un cabaret, donde las parejas están platicando, se oye el choque de los vasos, el ruido de los cuchillos sobre los platos, el agua de la llave que corre en las cocinas, a cantar en un teatro, ante un público respetuoso, que verdaderamente ama la música y sabe lo que es. Además cantar en un teatro exige un esfuerzo mayor que mantener la atención de un público de cabaret durante la hora que dura el show.
-Oiga usted, yo canté ópera desde luego, pero me formé principalmente en el teatro de revista musical porque Agustín Lara hizo siempre revista musical, entonces, antes de que existiera la radio, yo hice mucho teatro; actué y canté; considero que el teatro es importantísimo y además me gusta. Mire, yo acabo de firmar el contrato número 50 con la compañía de discos a la que pertenezco, la RCA Víctor y esto coincide con el aniversario de mi debut, si así puede llamarse, el 22 de enero de 1928, y en 1978, el viernes 20 de enero quiero cantar con la Sinfónica, un concierto grande en el Teatro de Bellas Artes, y luego quiero hacer una función popular, para recordar el teatro donde yo nací hace 50 años, el Esperanza Iris. Voy a cantar en Bellas Artes el 20 de enero de 1978, si Dios me da vida, para conmemorar esta fecha, pero yo he cantado en Bellas Artes muchas veces, he dado recitales enteros de canción mexicana en Bellas Artes y en el Carnegie Hall, de Nueva York, con enorme éxito, así como el gran concierto que dí en Washington en el Kennedy Center, donde todo el público estadunidense se levantó para aplaudirme. Oiga usted, yo pudiera haber celebrado mis 50 años de cantante mucho antes, pero marco el 22 de enero de 1928 como fecha de mi ''debut", porque fue cuando el maestro Cuevas me lanzó a la ópera, y ese día fue cuando yo entré por decisión propia en la canción popular.
-Entonces, ¿de plano nada de ópera?
-Oiga usted, a mí me encanta la ópera, soy fanático de la ópera: tengo óperas y de repente me pongo aquí a escucharlas, sobre todo Manon, de Massenet, y también soy partidario de lo clásico, de lo sinfónico, porque ¡oiga usted! yo tuve educación musical desde niño, entonces sé lo que es bueno, lo comprendo y lo siento, pero sé darle su lugar a todo.
-El 18 de septiembre de 1930, hacía una semana que se había estrenado la XEW, en el año 30, y el 25 de septiembre en un concurso en el cual triunfé, Agustín Lara se levantó de su asiento y me dijo: ''Quiero que usted sea mi intérprete". El estaba tocando en el Teatro Rialto y en el Gabriel Hidalgo que se llamaba Monumental. ''Le voy a dar a usted 20 pesos diarios y desde mañana a las 11 lo espero para ensayar" y la primera canción que quiero mucho, por eso que me acompañó Agustín Lara en el Monumental fue Mujer y la segunda Imposible. Después vino ya su producción en grande y la mayor parte de las canciones que compuso en su vida, me decía siempre: ''Perico pa'tu garganta esta canción". Las canciones que ahora giran en el mundo, como por ejemplo Granada, fue escrita para mi garganta. Toda la música española de Lara fue hecha para mi garganta. Son canciones que quiero mucho y que canto siempre con emoción.
-Pero, don Pedro, ¿por qué hay canciones que tienen una bonita melodía y palabras pobrísimas, hasta absurdas?
-Oiga usted, yo canto el poema Tiempo, de Renato Leduc y me parece que su letra es muy significativa. El disco que usted trajo para hacerme la entrevista: Ahora Pedro Vargas tiene letras importantes. Para mí, lo más importante en una canción es la letra.
-¿No sería la melodía?
-No, para mí la letra, siempre la letra, decir cosas que importen, que tengan valor por sí mismas; entonces se salva la canción. La letra es el mensaje, la melodía sirve para el oído musical público.
-Pero cuando usted canta: ''Me gustas tú y tú y tú y tú y nadie más que tú"...
-Esa es una melodía pegajosa, fácil, muy buena. Pero en general la letra es el mensaje.
Pedro Vargas relata peripecias en su fecunda vida artística
''Noche de ronda, que triste pasas
que triste cruzas, por mi balcón.
Noche de ronda, cómo me hieres,
cómo lastimas mi corazón.
Luna que se quiebra
Sobre las tinieblas de mi soledad.
¿A dónde vas?
Dime si esta noche
Tú te vas de ronda como ella se fue,
¿con quién está?
Dile que la quiero,
Dile que me muero de tanto esperar,
que vuelva ya:
que las rondas no son buenas,
que hacen daño, que dan penas
que se acaba por llorar..."
-¿No hizo Agustín Lara esta canción para Toña La Negra, don Pedro?
-No, la escribió para mí. Me la tendió y me dijo como siempre lo decía: ''Para tu garganta, Pedro, pa'tu garganta". ¿Se imagina usted a una mujer cantando: Mujer?
-Pero, ¿por qué se quejaba tanto Agustín Lara? ¿Por qué lloraba tanto en sus canciones?
-¿Cuándo lloró?
-Bueno, en primer lugar su voz era cascada, muy baja, y parecía entrecortada por los sollozos. En segundo lugar, siempre le cantó al amor perdido, al amor que fue su perdición, al que marchitó su vida, a la que se fue, a la aventurera, a la que vende su amor, a la pervertida, a la ingrata por quien tanto ha sufrido y llora, a la flor de la maldad, a la infame, a la de frágil corazón.
-Bueno, así eran los boleros en aquellos tiempos.
-Y, ¿así eran de malditas las mujeres?
-Bueno, quizá así las veía Agustín Lara.
-Pero, ¿es cierto don Pedro que a Agustín Lara le hizo esa cicatriz que traía en la cara una prostituta en una noche oscura?
-Eso nunca me lo dijo a mí.
-Pero, ¿cómo se hizo esa cicatriz?
-Eso nadie lo sabe, pero dicen que se la hizo en Córdoba, Veracruz. una enamorada.
Estrenamos María Bonita bajo el balcón de María Félix en la Polanco
-Y el matrimonio de la actriz María Félix con el compositor Agustín Lara, ¿no fue pura pantalla, pura conveniencia publicitaria?
(Titubea, y como la dicción de Pedro Vargas al hablar es mala, lo interpretó como que no quiere contestar.)
-Vamos don Pedro, dígamelo. Acaso, ¿no era usted su confidente, uno de sus mejores amigos? ¿A qué mujeres realmente quiso Agustín Lara?
-Oiga usted, Agustín Lara fue un enamorado de María Félix desde mucho antes de que se llegaran a conocer. Vivieron un romance a base de canciones. Yo iba a cantarle a ella las canciones de Agustín y él me acompañaba al piano. Ella nos escuchaba fumando. María Bonita se estrenó bajo el balcón de María Félix, a sus pies, en una casa de la colonia Polanco. Fuimos en un camión con un pianito que tocó mi compadre y cuatro violinistas. Así nació María Bonita.
-Y, ¿ella estaba enamorada de Lara?
-Ella estaba enamorada de la canción.
-Bueno, pero, ¿por qué tantas mujeres se enamoraban de Agustín Lara tan feo, tan enclenque, tan dado al queso?
-¿No le digo a usted (sonríe) que también los feos tenemos suerte?
-¿De usted también se enamoraron? ¿Me puede enseñar las cartas de amor que le han escrito?
-¡De mí se enamoraron! (suspira muy hondo) Tengo cartas de enamoradas, pero si me hablaban de admiración les contestaba, pero de amores ya no, porque soy casado.
-Y, ¿por qué le decían a Agustín Lara ''El Flaco de Oro"?
-Porque era flaco y valía oro, ¿o no le parece a usted? (se ríe).
-Y, ¿a usted le dicen el gordo de plata?
-Nunca he sabido que me digan así.
-Volviendo a las mujeres de Agustín Lara, ¿él tenía una enorme capacidad para querer?
-Bueno, de querer quién sabe, pero él tuvo muchas amiguitas y yo las conocía a todas; a Angelina Brusqueta, la primera, luego a la Chata Zozaya, con quien se casó en Caracas, Venezuela. Después siguieron nueve mujeres, no sé cuántas. Mi compadre se enamoraba mucho, muchísimo y le venía la inspiración. Las canciones siempre las hizo pensando en una mujer -única para él en ese momento- y en el amor. En realidad, él fue un enamorado del amor.
-¿Era muy bonita la vida nocturna en la ciudad de México en tiempos de Agustín Lara?
Me gustan mucho las joyas, pero ahora ando desanillado
-Sí, era bonita, pero en realidad el público ha cambiado poco. Siento que el público es el mismo, pero entonces había más pieles y joyas, mujeres muy bien arregladas, vestidos largos, perfumes exóticos que hacían el encuentro muy agradable. Los hombres eran más formales; se vestían de esmoking; en fin, quizá el ambiente era más agradable.
-¿Le gustan mucho las joyas? Se lo pregunto por la esmeralda que le veo en la mano derecha.
-Uy esta es una esmeraldita que me regaló un admirador y que mandé montar en Madrid, pero ahora ando desanillado, ya casi no tengo anillos, porque cuando fui aval del cabaret tuve que venderlo todo y no sólo lo mío sino lo de mi mujer. Por eso ahora trabajo para mantenerme.
-¿Qué es eso del cabaret?
-Oiga usted, de eso no quiero ni acordarme. Bueno, pues como le iba diciendo, oiga usted, en el teatro de revista, Agustín Lara y yo alcanzamos gran éxito. El hizo una gran temporada en el Teatro Politeama en el año 33. Hicimos un viaje los tres: Ana María Fernández, Agustín Lara y Pedro Vargas, fuimos el primer trío, y fuimos a Cuba, todavía estaba el presidente Gustavo Machado y cantamos en el Teatro Nacional. Después nos contrataron a cada uno por su lado pero siempre estábamos unidos; cada vez que había una oportunidad, allí estábamos mi compadre y yo. Después se hizo el trío con Toña la Negra y también Agustín le escribió a ella canciones importantes que le dieron gran popularidad en ese momento y hasta ahora son canciones que no mueren. Ana María Fernández se casó, cantaba excepcionalmente bien, pero se enamoró del gran aviador Luis Boyer y se retiró cuando regresamos de Cuba, y entonces entró Toña La Negra.