Un millón 400 mil personas asistieron este año al Cerro de la Estrella
Venció la tragedia en Iztapalapa; crucifican a Jesús de Nazaret
Pagan feligreses 4 mil pesos para presenciar en primera fila la escenificación
Cunden imágenes de fe, paganismo y hasta escepticismo durante la Pasión de Cristo en la demarcación
Ampliar la imagen En esta ocasión, Jesús realizó cinco caídas antes de llegar al Gólgota para ser crucificado Foto: Víctor Camacho
Ampliar la imagen Encadenados, pero motivados por la fe, cada año los migrantes regresan para participar en la procesión Foto: Afp
La fe cristiana se avivó en forma de sincretismo y hasta de fiesta popular, durante el vía crucis, la Pasión de Cristo en Iztapalapa, que cumplió 164 años de representación este 2007. El programa de Viernes Santo inició a las ocho de la mañana, cuando poco a poco aparecieron nazarenos con sus túnicas violáceas cargando sus cruces, algunas de más de 100 kilos y otras, las que llevaban niños, de unos 10.
Un día antes, el Jueves Santo, la rueda cíclica de la historia se detuvo en esta demarcación y la penitencia se hizo en las calles, no en los templos. "Hay quien carga esas cruces por manda, por agradecimiento por un milagro, por una favor, pero otros lo hacen porque la deben", dijo un bolero mientras trabajaba.
Se inscribieron 2 mil nazarenos, pero otros llegaron por su cuenta. Ya para las nueve de la mañana más de uno tenía daños en la planta de los pies.
Camino al Gólgota
Iban hacia el Cerro de la Estrella, convertido ayer en Gólgota, para ocupar temprano un sitio cercano a las tres cruces que fueron levantadas en la cima del otrora centro de cultura prehispánica. Algunos apenas iniciaban su trayecto, apoyados por familiares y amigos, y daban vuelta al Jardín Cuitláhuac. En la calle Aldama y anexas los nazarenos tomaban fuerza y comían tacos de chicharrón, chile relleno, tortitas de papa, suadero, etcétera.
Aguas y refrescos fueron suero tonificante, más una que otra cerveza metida de contrabando. El jardín central luce ralo en su área verde, pero eso no fue obstáculo para que familias enteras se sentaran en un metro cuadrado de pasto, más amarillo que verde, para desayunar o almorzar. Es el pueblo que se hace multitud y hace suyas las fechas religiosas.
A las 11:30 comenzó el juicio contra el galileo, a quien los filisteos acusaron de usurpador y de tener "apasionados y fieles discípulos. Tiene de su parte gente en pueblos, villas y ciudades". En pocas palabras, es un revoltoso. Se le acusará de sedición.
Se exige a las autoridades que lo maten a pedradas, pero Jesús no es adúltero. A buscar otro pretexto. Deciden llevarlo con Poncio Pilatos, quien tiene poder para quitar la vida. En los dos escenarios iztapalapenses transcurre la deliberación. El acusado es atado de las manos.
Los errores morales
Al ver a su maestro, Judas sufre remordimiento, que es el costo de los errores morales. "¡Soy un miserable, un pordiosero!" "¡Vete, infeliz. Te lo haz ganado con tu traición!", le responden los filisteos. Los gritos de Judas son desgarradores. La vorágine de circunstancias se vuelve contra Jesús.
El sol calienta las cabezas. En los escenarios, las vírgenes de pueblo se aglutinan para dirigirse hacia el Monte Calvario. Esa zona de Iztapalapa se convierte en un pedazo de Medio Oriente. Se escucha música sibarita y unas bellas danzantes mueven su cuerpo ante Herodes, quien ve a Jesús como un ser insignificante. ¿Por qué quieren matar a Jesús? La envidia de la virtud hizo a Caín asesino, escribió el poeta. Continúa la tragedia empujada por un grupo de sacerdotes. "¡Que entren esas hienas! ¡Voy a ver qué quieren de mí esos perros rabiosos!", grita Pilatos. "¡Justicia, justicia, la cruz para el nazareno! Dice que es el rey de Judá. ¡Es traidor al César!" Sube Jesús al pretorio. Se ve muy mal. Ha sido empujado y hasta golpeado sin haber sido juzgado.
Lo acompaña un ángel. "Mi reino no es de este mundo", dice a Pilatos, quien no ve culpa.
Sus acusadores graznan: "Todo lo tiene contaminado, desde Galilea a Jerusalén". Es el odio a la virtud.
En Iztapalapa cunden imágenes de fe y paganismo, y hasta de escepticismo. Llegan los romanos en sus caballos. Helicópteros sobrevuelan la zona. Se alarga de escena de Pilatos, quien se lavará las manos una vez más. Barrabás ha sido liberado y Jesús condenado a muerte.
Triunfó la turbamulta sobre el nazareno, sobre el amaos los unos a los otros. Venció la tragedia, el sino, a lo Sófocles.
En el Jardín Cuitláhuac, el módulo de hidratación no se da abasto. Jóvenes reparten naranjas y bolsas con agua. Miles y miles. Miles llegaron en peregrinación. Allá, en el escenario, Jesús es coronado con espinas. Lo que se ve y escucha es un rito, por lo cual es una fuerza que une. Es un rito cíclico, aunque la historia social avance.
14:32: Poncio Pilatos se lava las manos. Jesús morirá en el Monte Calvario. Se escuchan tambores y trompetas. Vuela un ave negra en el horizonte. El Diablo, el mal, va ganando. La fe púrpura rodea a Jesús.
Para muchos, este día es para pasear, comer pambazos y socializar. Son ríos de gente.
Jesús camina con su cruz pesada. Se enfila sobre Aztecas. La virgen María (Paola Anneliz Guzmán Mosco, de 18 años) llora por su hijo Jesús (Emmanuel Guillén Roldán). Una, dos, tres, cuatro, cinco caídas. Al pie del Cerro de la Estrella, Judas avienta las 30 monedas de oro con las que vendió a su maestro. La gente se ensaña con él, el más odiado de la tarde.
Granaderos se oponen a unos jóvenes que quieren tocar al nazareno. El cerro se llena de romanos. "Todo porque dijo que era el hijo de Dios". Golpes, azotes, insultos, el milagro del rostro en la tela... El Diablo va ganando.
Una cruz salvadora
15:35: Llega Jesús a la punta del cerro. Cientos de nazarenos descansan y han colocado sus cruces como camas. Otros colgaron parte de su ropa para hacer una sombrita. Allá abajo, otra cruz salvadora: la Cruz Roja. Las trompetas se escuchan con marcha fúnebre. María y Magdalena lloran.
Discuten Dimas y Gestas, el mal y el buen ladrón. Jesús es clavado a la cruz. El metal atraviesa carne y rompe los huesos.
15:49: Suben a los ladrones a sus cruces.
15:51: Elevan a Jesús. En ese momento, las miles de cruces de los nazarenos son levantadas y apuntadas hacia su Señor. Es el imán de la madera. Y Jesús, otra vez, no se ha salvado a sí mismo. "Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen". Agoniza el Hijo del Hombre. "Padre, ahí tienes a tu hijo". Jesús ve el Valle de Anáhuac. Los romanos se burlan de él y juegan dados. Le dan vinagre. Algunos romanos se toman fotos con sus celulares; tienen de fondo al Gólgota iztapalapense. "Padre mío...".
16:03: Muere Jesús y una paloma vuela alrededor de la cruz. Todo está consumado, una vez más. Pero el Diablo perdió otra vez.
Bajan los miles de nazarenos con sus cruces. Las cruces se cruzan, chocan. Es impresionante lo que se ve y se siente.
Presenciaron la Pasión los embajadores de Palestina y Rumania, así como el ministro de Asuntos Exteriores de la República Checa, más 90 visitantes nacionales y extranjeros que pagaron un paquete con precio promedio de 4 mil pesos, promovido por la operadora de turismo cultural Saint Tropez.