DISQUERO
El alba de la eternidad
La tríada que mueve la música de John Tavener, amor-muerte-eternidad, está pintada de cuerpo entero en el álbum titulado Eternity's Sunrise (harmonia mundi). Muestra también la relación estrecha entre el pensamiento sonoro de este compositor y las ideas poéticas de William Blake, uno de los benditos poetas malditos: o bien maldito poeta bendecido, o bien: poeta maldibendito de quien por cierto este año se conmemora su cumpleaños número 250.
Explica Tavener que la idea de la pieza que titula este disco le nació en mente en enero de 1997 y en septiembre la empezó a escribir, bajo encargo y en esos días murió la princesa Diana de Gales. ''Como las coincidencias no existen, dediqué esta obra a Diana".
La segunda pieza del álbum, Song fo the angel, debe interpretarse -indica el autor- ''en éxtasis discreto. Debe transmitirse al escucha una respiración de eternidad, tranquila, extática, liberadora y humanizante". Y, en efecto, así se escucha el álbum todo.