Usted está aquí: martes 10 de abril de 2007 Economía América Latina pierde impulso

América Latina pierde impulso

Economist Intelligence Unit

Ampliar la imagen El decrecimiento de la economía mexicana estará influido por la desaceleración de Estados Unidos este año Foto: Tomada de www.invertirenbosques.com

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Se prevé una desaceleración del PIB real en América Latina, de un estimado de 5% en 2006 a 4.3% en 2007 y a 3.9% en 2008. Las economías de esta región seguirán entre las principales beneficiarias de la fuerte demanda de Asia por materias primas distintas del petróleo, aunque los precios de éstas irán a la baja, luego de haber alcanzado niveles excepcionalmente altos, particularmente en 2008. La desaceleración de Estados Unidos mermará las tasas de crecimiento en 2007, principalmente en los países con fuertes lazos comerciales con América del Norte. También se debilitarán algunos factores internos que han propiciado el crecimiento reciente. Las condiciones para obtener financiamiento se han vuelto más rígidas debido a la reciente turbulencia en los mercados internacionales; sin embargo, hasta ahora los términos de los préstamos han sido favorables y no se prevé que sean un obstáculo serio para el crecimiento en la región.

Las debilidades estructurales seguirán siendo una limitante para el desempeño de América Latina, especialmente en comparación con otras regiones emergentes. Aunque la inversión fija bruta como proporción del PIB se ha incrementado en los países de la zona, sigue siendo baja, y ello mermará el potencial de crecimiento de la región a largo plazo. Una inversión débil es reflejo de un bajo nivel de ahorro interno, altas tasas de interés real, un sistema tributario ineficiente y, en el ámbito estructural, un exceso de burocracia.

La tendencia de izquierda nacionalista adoptada por algunos gobiernos latinoamericanos, entre ellos los de Bolivia, Ecuador y Venezuela, puede frenar la inversión extranjera. Líderes populistas de la región esperan obtener mayores ganancias de los recursos energéticos para financiar políticas económicas redistributivas. Venezuela es una de las principales preocupaciones. Por mucho tiempo el presidente Hugo Chávez ha amenazado con tomar el control de sectores clave, y la nacionalización, inclusive en sectores distintos del energético, está avanzando más allá de la retórica. Mientras, en febrero venció el plazo para que Ecuador pagara el servicio de su deuda, y el nuevo gobierno sigue amenazando con restructurar el débito en términos sumamente desfavorables para los acreedores.

En contraste con el populismo andino, la mayoría de las economías de América Latina ha realizado cambios que incrementan su calificación crediticia. Casi todos los países de la región tienen regímenes cambiarios flexibles y han acumulado montos significativos de reservas internacionales. También han reducido sus déficits fiscales y sus deudas externas. En consecuencia, no se prevé que ninguna de las principales economías de la región enfrente dificultades económicas. Sin embargo, el riesgo de una crisis financiera sigue siendo real. La elevada deuda pública de Brasil (en 2006 se calculaba que ascendía a 50% del PIB) y el hecho de que cada año deba refinanciar cerca de una cuarta parte de su débito interno indican que el país sigue siendo muy vulnerable a los cambios de opinión en los mercados internacionales de capitales.

La reciente turbulencia en los mercados financieros globales ha resultado menos grave que aquella que provocó la venta intempestiva de bonos de economías emergentes en mayo y junio de 2006. Sin embargo, ambos episodios son un recordatorio de la vulnerabilidad de la región a los cambios de percepción de los inversionistas internacionales. Además de tener una gran necesidad de financiamiento externo, América Latina sigue siendo muy dependiente de la demanda extranjera y es evidente que sufrirá si ocurre una caída en Estados Unidos o en China. Las probabilidades de que ocurra una recesión en Estados Unidos en los próximos 12 meses son de una entre tres.

En Brasil, el crecimiento anual promedio en los próximos cinco años estará entre 3.4 y 3.8%, significativamente mayor que el promedio histórico de 2.5%; sin embargo, seguirá siendo mucho menor a los observados en otros mercados emergentes, especialmente en Asia, y estará por debajo de la meta de 5% prevista para 2008 en el programa de aceleración del crecimiento (PAC), anunciado en enero de 2007. El proyecto, que incluye compromisos de inversión por 236 mil millones de dólares para los próximos cuatro años, difícilmente tendrá un impacto significativo, pues muchas de las medidas -entre ellas un aumento de la inversión de las compañías estatales- se habrían aplicado aun sin el plan gubernamental.

La inversión fija en Brasil sigue siendo baja, aun comparada con la de otros países de América Latina; sin embargo, se espera que en el periodo pronosticado crezca como proporción del PIB, a medida que las tasas de interés reales bajen gradualmente de sus elevados niveles actuales. La aplicación de una política monetaria menos restrictiva impulsará en particular la inversión y el consumo privado. El crecimiento de las exportaciones, que decayó sustancialmente en 2006, será aún más débil en 2007, debido principalmente a la pérdida de vigor de los principales mercados industrializados. No obstante, se espera una recuperación a partir de 2008.

Asimismo, se observará un aumento del crédito interno debido en parte a una serie de recortes a la tasa de referencia Selic (de un día), que ha disminuido 650 puntos base desde septiembre de 2005. La rebaja más reciente fue en marzo, a 12.75%. Se esperan más reducciones, lo que llevaría la tasa promedio a 12.25% en 2007 y a 11.25% en 2008; sin embargo, las tasas de interés seguirán siendo altas comparadas con los estándares internacionales. Los altos rendimientos han propiciado la entrada de considerables volúmenes de capitales extranjeros. Esto aumenta el riesgo de una devaluación brusca y, como resultado, un repunte de las tasas de interés en caso de que los inversionistas estén menos dispuestos a aceptar riesgos o si la restricción monetaria de los principales bancos centrales resulta ser más estricta de lo esperado.

México, a la baja

Se prevé que el PIB de México decrecerá de 4.8% a 3.3% en 2007 y 3.5% en 2008. Esta desaceleración se debe a que se normalizará el ritmo de crecimiento del consumo privado, que fue fuerte en 2005 y 2006. Las remesas de los migrantes, que se han convertido en una de las principales fuentes de ingreso de divisas, principalmente para los hogares pobres, han empezado a desacelerarse, lo que podría ser reflejo de una menor migración. Adicionalmente, el consumo público, que creció rápidamente antes de las lecciones de 2006, se debilitará sustancialmente. El crecimiento de la economía mexicana también estará influido por la desaceleración de Estados Unidos este año. Se espera que el Banco de México mantenga estables los diferenciales de tasas de interés en relación con las de Estados Unidos, pero un reciente repunte de la inflación ha aumentado el riesgo de medidas restrictivas adicionales.

A mediano plazo, la deficiente infraestructura física y la falta de una reforma laboral seguirán desalentando el crecimiento del empleo formal. Además, las insuficientes inversiones en extracción de petróleo y el agotamiento de los pozos existentes provocarán un declive de la producción de crudo, lo que tendrá un impacto sustancial en las finanzas públicas. No obstante, una gradual profundización de los mercados financieros y algunas reformas institucionales ayudarán a fortalecer la demanda interna.

En Argentina, el periodo de expansión económica que siguió a la crisis de 2001, impulsado por un abundante gasto público, podría acabar este año. El gobierno mantendrá estable el gasto para conservar la pujanza de la economía con miras a las elecciones presidenciales de octubre. Pero en 2008, a medida que se desvanezca el estímulo generado por las políticas gubernamentales, la creación de empleos se vuelva lenta y la inflación comience a mermar el poder adquisitivo, se prevé que el crecimiento disminuirá a 5% en 2008, contra 8.8% de 2006 y 7.5% en 2007, y para el periodo 2009-20011 se estabilizará en una gasa de alrededor de 4% anual, más acorde con el potencial de su economía. El gobierno seguirá interviniendo en el mercado cambiario para acumular reservas y debilitar al peso, lo que mejorará las perspectivas del sector industrial. El control de precios fue introducido para mantener la inflación a raya, especialmente antes de las elección presidencial. Pero es posible que algunos de estos controles desaparezcan a mediano plazo. Estas medidas, junto con la inyección de liquidez a la economía como resultado de la intervención en el mercado cambiario, implica el riesgo de un repunte de los precios. Argentina ha logrado un exitoso retorno a los mercados internacionales de capitales, pero la situación financiera del país sigue poniendo nerviosos a los inversionistas globales.

En Colombia, la concurrencia de diversos factores positivos ayudará a planear un aterrizaje suave en 2007 y 2008, después de dos años de crecimiento sólido (2005 y 2006). La consolidación fiscal, la reducción del impuesto sobre la renta, mejores condiciones de seguridad, baja inflación y desempleo decreciente, seguirán impulsando el consumo. La inversión fija ha crecido aceleradamente en años recientes, alentada por tasas de interés real relativamente bajas, utilidades altas para las empresas, la perspectiva de un tratado de libre comercio con Estados Unidos (que podría entrar en vigor en 2008, aunque existe el riesgo de que Washington no lo ratifique) y algunas reformas al sistema tributario. El impacto de muchos de estos factores se desvanecerá y ello hará descender las tasas de crecimiento.

Venezuela sigue beneficiándose de los altos precios del petróleo y de los fuertes estímulos fiscales aplicados antes de las elecciones presidenciales de diciembre de 2006. Pero su economía tendrá una marcada desaceleración en 2007, después de tres años de crecimientos de dos dígitos, a medida que la política de gasto sea menos expansiva y las empresas reduzcan sus inversiones, en respuesta a las agresivas medidas de nacionalización en sectores clave. El pobre marco legal y el bajo nivel de confianza para los negocios también empezarán a obstaculizar el crecimiento económico. La victoria de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales de diciembre de 2006 le dio al mandatario poder para aplicar más medidas populistas. Hasta ahora ha anunciado planes para nacionalizar la principal empresa de telecomunicaciones y una compañía de electricidad, que están en manos privadas, y posiblemente buscará controlar por completo el sector energético.

En 2006, el crecimiento en Chile fue moderado debido a una desaceleración de las inversiones y a una huelga de un mes en la productora de cobre más grande del mundo, Minera Escondida. El PIB deberá de fortalecerse nuevamente en 2007 y 2008, con un promedio de entre 5 y 6% anual durante el resto del periodo pronosticado. Los precios mundiales del cobre, el principal producto de exportación de Chile, han mostrado grandes fluctuaciones en los tres meses recientes, pero siguen por arriba de los observados hace un año. La tendencia podría ser a la baja, especialmente en 2008. El manejo cuidadoso de la macroeconomía ayudará a contener el impacto de una baja de las materias primas en la economía real, que podría reflejarse en un incremento del tipo de cambio y en una menor liquidez interna.

FUENTE: EIU

Traducción de textos: David J. Zúñiga

 
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