La investigadora recibirá honoris causa de la UNAM
Urgente, crear nueva cultura ecológica: Juliana González
Ampliar la imagen En la Facultad de Filosofía y Letras Juliana González dictó una conferencia, previo a su investidura como doctora honoris causa de la UNAM Foto: Notimex
La investigadora Juliana González, quien será investida como doctora honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), consideró necesario un nuevo humanismo que implique modificar la explotación irracional y pasar del predominio económico a una verdadera y prioritaria cultura ecológica, al cuidado de la Tierra.
Este cambio, añadió, representa un verdadero vuelco en la actitud radical del hombre frente a la naturaleza, invirtiendo el rumbo dominante de la historia moderna de Occidente. Pero hoy la transformación se impone por razones de existencia y de salvación de la vida biológica y de la humanizada.
La profesora emérita de la Facultad de Filosofía y Letras ofreció la conferencia magistral De la materia a la vida y de la vida a la libertad. Horizontes de la bioética, en el contexto del programa académico por la investidura de los siete doctorados honoris causa.
En una abarrotada Aula Magna Fray Alonso de la Veracruz y diversas sedes alternas de esta entidad, en las que se transmitió su ponencia por circuito cerrado, dijo que el nuevo humanismo lleva en su entraña la ecología, no sólo como una área del conocimiento o de políticas públicas, sino como la tarea histórica fundamental del hombre contemporáneo, del presente y el futuro.
Luego, al referirse a los aspectos biológicos y en materia genómica del ser humano, señaló que en comparación con la física o la química, la biología resulta regional, sus leyes valen para ella en la Tierra y no son aplicables como las leyes físicas y químicas a todo el universo.
La vida es excepción. Tiene una existencia novedosa, única e irreductible. Está hecha de física y química pero es algo más: una particularidad en el seno universal de la materia, y se preguntó si es un accidente irrepetible.
No hay cortes, fracturas ni fronteras absolutas en el orden del ser, pero sí cambios cualitativos de alcance ontológico que alteran la naturaleza intrínseca de lo que se modifica. Así, la vida constituye una novedad real sin desprenderse nunca de la materia físico-química, que ella misma organiza y estructura como vida, o sea, algo más que materia.