Número
129 | Jueves 12 de abril de
2007 |
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Por Alejandro Brito Recientemente se ha brindado cobertura mediática a quienes se autodenominan “disidentes del sida” (porque cuestionan la existencia misma del VIH o que éste sea el causante del sida). Se trata de un viejo cuestionamiento (que no ha aportado nada al entendimiento y control de la pandemia), desempolvado para provocar polémica y elevar los niveles de audiencia. De otro modo no se explica cómo un periodista tan experimentado como Ricardo Rocha, luego de dar cobertura durante años a lo que él llama ahora “la tesis oficial del sida”, decide repentinamente presentar como novedoso y contestatario algo tan desprestigiado y superado como la negación de la existencia del VIH. Si se tratara de un periodista novel se diría que está pagando su novatada. Exigir en un programa que se muestre la fotografía del virus como prueba de su existencia y no exigir al mismo tiempo pruebas a quienes afirman campechanamente que “el sida es una enfermedad tóxica y nutricional, y no tiene nada que ver con el sexo y no es una enfermedad infecciosa, ni se transmite”, resulta sumamente tendencioso. ¿Qué pruebas presentó el médico Roberto Giraldo? ¿Dónde están los estudios, los protocolos de investigación que prueben su dicho? ¿Dónde están las evidencias científicas que sostengan que al sida se le puede tratar “estimulando todos los órganos y sistemas” del cuerpo? Los estudios sobre el sida y el VIH abundan en la literatura científica y muchos están disponibles en Internet; no pasa lo mismo con la tesis “disidente”. Por esta falta de pruebas, más que “disidentes” a los negadores de la existencia del VIH se les conoce como “negacionistas”. También niegan la eficacia de los antirretrovirales. Los especialistas invitados a Reporte 13 lo dijeron textualmente: “El sida son exactamente eso: 29, 30 enfermedades que deben ser tratadas cuando aparecen, no con antirretrovirales, si están asociadas a una prueba de VIH positiva, ¿estamos?” Tratar al sida como propuso el doctor Roberto Stock es lo que se hacía ¡quince años atrás!, antes del desarrollo de los tratamientos antirretrovirales y la gente, después de una recuperación momentánea, de todos modos fallecía. Hoy, a partir del desarrollo de las terapias antirretrovirales, las tasas de mortalidad y la recurrencia de enfermedades asociadas al VIH han disminuido notablemente. Los reportes de estudios clínicos al respecto abundan y están disponibles. Mal informar sobre el sida, ignorar las evidencias científicas y perder la objetividad en aras de la polémica es exponer la salud y la vida de las personas afectadas. Otro cantar es el tema de los intereses de las compañías farmacéuticas, que da, éste sí, para varias investigaciones periodísticas. |