Herramientas comunales para sembrar autonomía
En México, el ataque de las
transnacionales y los gobiernos federal, estatal y municipal contra
las comunidades campesinas e indígenas es muy vasto, muy
brutal. Quieren expulsar de sus vitales espacios a la gente que
ha cuidado sus territorios y sus recursos (agua, bosque, biodiversidad)
mediante una vida dedicada a la siembra, la caza, la recolección
y la práctica del equilibrio recurrente de su espacio vital.
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Las comunidades comienzan
a entender que ser expulsados del campo mexicano los llevará
(como trabajadores semiesclavizados) a los campos de labor de las
grandes empresas que roban la riqueza de los territorios de donde
fueron expulsados. Que cuando tienen que irse a las ciudades, hacen
más graves todas las necesidades urbanas, por ejemplo el
agua, la basura, y se enfrentan a cantidad de problemas que no imaginaban
en sus regiones. Una ciudad con más problemas puja por apoderarse
de más recursos del campo, lo que permite que los gobiernos
y las empresas intenten despojar a más y más campesinos
de su tierra, sus recursos, sus espacios y su libertad.
Repensando juntos en
talleres, seminarios y encuentros, los pueblos indios han concluido
que es urgente no quedarse con una visión chiquita del mundo.
Que están solos ante las opresivas leyes (que con mañas
aprobó el Congreso federal para darle manga ancha a las empresas),
y que solos habrán de enfrentar los ataques que sufren. Saben
que es urgente fortalecer la autonomía en los hechos, en
la vida cotidiana, y se ponen a pensar, como sus ancestros les decían,
integralmente.
De todos los rincones
de México, desde las asambleas de las comunidades indígenas
salen propuestas. Los entrecomillados son frases que vuelven vez
tras vez, por eso no tienen un autor individual:
1. Un diagnóstico
regional detallado. Quiénes son los caciques que se apoderan
de las regiones. Qué agencias del gobierno dividen a las
comunidades. Cuál es el papel de los programas de asistencia,
educación, cultura y desarrollo que impulsa el gobierno.
Qué impacto tiene que les certifiquen parcelas individuales
en un territorio que antes era común, trabajado en común.
Por qué quieren certificar el quehacer de los médicos
tradicionales. "Por qué quieren saber cuántos ojos
de agua tenemos y por qué quieren certificarlos. Cómo
fortalecer nuestro espacio de participación política,
no la de los partidos y las elecciones, sino aquí, ahora,
en las regiones donde vivimos. Quiénes tienen el poder económico
y político en las regiones, el país y a nivel internacional.
Cuáles empresas intentan robarse todo. Qué megapro-yectos
quieren imponer y cuáles serían sus efectos. Quiénes
son los intermediarios que meten mercancías en las regiones,
encarecen la vida de las comunidades y crecen el número de
cosas que realmente no nos sirven. Cómo vamos a ejercer un
autogobierno y proyectos conjuntos entre iguales a nivel regional,
cuando las comunidades aisladas no pueden realmente romper cerco
alguno."
Por eso plantean "pensar
la nación desde las localidades y pensar el nivel comunitario
desde el punto de vista de una complejidad nacional y global. Hay
que ser como los pájaros y ver el panorama, el horizonte,
completo".
2. Emprender iniciativas
propias, lo creativo, haciendo caso de lo que realmente necesitan
los pueblos --y no lo que les han impuesto o les quieren imponer.
Cómo desmontar o darle la vuelta a las mediaciones y la corrupción.
"Acercar la vida y las decisiones es reconstituirnos como comunidad,
como pueblo indígena, como sujetos".
3. La historia propia.
Y los saberes tradicionales y actuales que desde hace siglos le
dan vida al territorio. "Hay que hacerle caso a los ancianos y a
los sabios. Repensar quiénes éramos, por qué
nos quieren desaparecer y cómo defendernos".
4. La verdadera soberanía.
"Casi todos los bosques son custodiados por los pueblos indígenas,
son de las comunidades, y los cuidan en colectivo. Pero qué
soberanía tendremos cuando la conservación de nuestros
recursos esté regulada por el precio de los bonos de carbono
y de servicios ambientales hidrológicos en la bolsa de valores
de Nueva York. No queremos que el control económico de fragmentos
de nuestro territorio integral esté secuestrado por patentes,
certificaciones, contratos con empresas, dependencia de las transnacionales
productoras de semillas transgénicas. Ni por un gobierno
co-rrupto y represor."
5. La propiedad individual
de la tierra rompe los territorios y la organización comunal.
"Hace imposible el cuidado integral comunitario del bosque y nos
aparta de nuestro cuidado del agua. Con el pretexto de la seguridad
jurídica sobre la propiedad de la tierra, únicamente
garantizan que los inversionistas privados nos invadan." Cuando
la tierra se vuelve propiedad individual ya no permite que los pueblos
indígenas decidan colectivamente sobre sus territorios o
los cuiden."Pero nosotros conocemos nuestros territorios, sabemos
cómo están y cómo cuidarlos. Tenemos lo necesario
para gober-narnos, mediante nuestras asambleas, a nuestro propio
y respetuoso modo. Ya no podemos permitir tantas normas impuestas,
pues acabaríamos haciendo solamente lo que ellos quieren.
Sin nuestra tierra no podemos ser los que somos."
6. No a los modelos
tecnológicos que promueven "y nos imponen plantaciones,
planes de manejo, individualización y comercio de la tierra,
regis-tros de propiedad de fuentes de agua, biopiratería,
semillas transgénicas, servicios ambientales y ecoturismo.
Estas maneras de 'reordenar el territorio' aíslan y rompen
nuestra relación comunitaria con el entorno. Liquidan las
estrategias de cuidado que desde hace siglos guardan nuestros pueblos
y sustituyen los saberes ancestrales de cuidado por conocimientos
profesionales, de oficina, que no sirven".
7. "Defender nuestra
visión, es integrar nuestros territorios con bosques,
tierra, agua, cultivo del maíz y autogobierno. Los proyectos
aislados no sirven. Sólo nos fragmentan más."
8. Cultivos que refuercen
soberanía. "La primera soberanía, la más
fundamental autonomía, es organizarnos para producir nuestra
propia comida. Debemos defender por todos los medios el maíz,
que no es un producto sino un modo de vida plena, una vida de sembradores,
de campesinos, que cuidamos el maíz criados y enseñados
por la milpa (que es una comunidad que nos enseñó
el valor de la diversidad) donde el maíz se relaciona con
muchas otras plantas." Si los pueblos, o las muchas comunidades
campesi-nas, producen su propia comida, no tienen que pedirle
permiso a nadie para ser, para existir. Ésta es una pro-puesta
muy fuerte. " De ella surgen los fundamentos de la autonomía
de nuestras comunidades campesinas indígenas, rurales. Es
urgente defender nuestra vida en la siembra produciendo nuestra
comida. Nuestras labores no son un empleo para comprar comida con
un sueldo de explotados, es acto creativo que refuerza la plenitud
de la comunidad."
Sólo con maíz
nativo propio (no su versión desfigurada y transgénica
co-mercial) cultivado por la comunidad para depender lo menos posible
del mercado, se puede defender el agua, los bosques, los recursos
naturales, los saberes agrícolas, médicos y otras
técnicas ancestrales y actuales, y todo el sistema de impartición
de justicia, las asambleas y el trabajo colectivo. "Sin maíz
cultivado por nosotros no hay autogobierno en las comunidades. Si
no existe más la posibilidad de tener maíz propio,
nos vuelven dependientes de las compañías que diseñan
y producen semillas comerciales. Y acaba-mos de obreros en la ciudad".
9. La comunidad.
"Es el espacio donde nos completamos un poco, pensamos, entendemos
y trabajamos juntos. Don-de tenemos un profundo respeto por lo sagrado,
por impartir justicia buscando un equilibrio entre quienes formamos
la comunidad, sin castigos inhumanos; por respetar y darle valor
a cada uno de los miembros del colectivo." En la comunidad hay conflictos,
como en cualquier rincón del mundo. Hay violencia. Pero en
las comunidades uno solo está "podrido", pero con lo que
sienten, piensan y buscan los otros con cada quien, se hace comunidad.
"La autonomía es un intento, una herramienta, como el arado,
para evitar que se desgaste la comunalidad: lo soñado y logrado
juntos. Es un intento por renovarlo todo vez tras vez."
10. Asambleas.
Hay que reforzar los espacios de decisión entre iguales que
piensan juntos. Las asambleas son la máxima autoridad de
la comunidad porque en ellas cada quien puede decir su palabra y
ser escuchado. Su palabra tiene peso.
Hoy en muchas regiones
las asambleas ya no son muy fuertes, pero hay el impulso por revivirlas,
y volver a trabajar pensando y entendiendo en común, juntos.
Donde las asambleas
son fuertes, los programas de gobierno, los caciques que invaden
o las empresas con sus tretas no logran mucho, porque la claridad
de la asamblea frena o resuelve los problemas. Donde las asambleas
son débiles, la comunidad se rompe y pierde, poco a poco
o de repente, la fuerza para resistir las invasiones, la corrupción
y los programas de gobierno.
11. Autoridades.
Una comunidad, o una alianza de comunidades necesita autoridades
que sirvan a la gente, a esas asambleas generales. Las leyes agrarias
mexicanas sólo reconocen a las autoridades agrarias. Pero
son igual de importantes los gobernadores tradicionales, los sabios,
que actúan y aconsejan desde la tradición y la cosmovisión
de una comunidad o de todo un pueblo. Juntas, las autoridades agrarias
y tradicionales se vuelven un consejo de gobierno que le da mucha
fuerza a la comunidad poniendo en práctica las decisiones
tomadas por la asamblea general de habitantes y no sólo a
los comuneros reconocidos en los estatutos de bienes comunales o
ejidales derivados de la Constitución mexicana. Al ser un
consejo de go-bierno que responde a la asamblea, que "manda obedeciendo",
la auto-nomía logra gran legitimidad.
12. Territorio.
Para que la autonomía sea posible tiene que tener, como centro
de toda acción, el territorio que le da vida. "El territorio
es el balance que hemos logrado en siglos o milenios de relación
con la naturaleza." El territorio no es solamente la tierra. Son
también el agua, el bosque, la biodiversidad, los recursos
naturales ("los seres vivos materiales y espirituales"), la tie-rra
y, sobre todo, el saber colectivo acumulado que relaciona todo lo
que ahí existe. "Sin estos saberes ancestrales y actuales,
los pueblos indígenas no seríamos lo que somos. Cuando
llegan funcionarios a promover políticas ajenas y les dicen
que les van a ayudar a reordenar el territorio para 'expandir nuestras
capacidades productivas y ecológicas', las comunidades indígenas
reímos. Eso es lo que hemos venido haciendo por lo menos
hace diez mil años", contesta la comunidad. El territorio
es ya un orden, un equilibrio con todo. "Nosotros sabemos dónde
ran-chear, dónde aguar y cuidar nuestros ojos de agua, dónde
sembrar, cómo hacer que el bosque viva y se mantenga, cómo
hacer que llegue la lluvia y a dónde. Debemos repensar nuestra
condición, entender que lo que hemos hecho por siglos vale,
sirve, y que es crucial controlar nuestros territorios. Sin territorio,
sin este tejido de saberes antiguos y actuales que nos han permitido
sobrevivir, cualquier respuesta aislada fortalece el ataque contra
nosotros."
13. La tierra es
invaluable. "Ser campesinos nos hace reverenciar, res-petar
y entender el profundo valor de la tierra, la Madre Tierra. Ella
nos cuida a todos. Le pertenecemos, no la posee-mos, y por supuesto,
no tiene precio. Fijarle precio a una tierra de cultivo es una agresión,
no importa cuál sea el precio, sean siete, setenta, setecientos,
siete mil, setenta mil o siete millones, billones o trillones, nunca
podrán igualar lo que esta tierra puede producir con mi cuidado,
el de mis hijos, mis nietos, mis bisnietos o tataranietos hasta
el fin de los tiempos."
14. Economía.
"Si somos cultivadores, cuidadores del mundo, campesinos que sembramos
nuestra propia comida, te-nemos la urgencia de salirnos, lo más
posible, de la economía de mercado." Muchas comunidades insisten
en que no son cultivos de subsistencia o autoconsumo, sino cultivos
soberanos. "Producir para vender y luego comprar comida, nos hace
perder nuestra sobe-ranía alimentaria y laboral, siendo que
somos gente del maíz. Un pueblo que compra semillas, que
compra comida, no es un pueblo que pueda gobernarse a sí
mismo. Debemos estar orgullosos de cultivar y criar nuestro propio
maíz pa' que coma la familia, la comunidad, reforzar nuestros
saberes antiguos, los de nuestros ancianos, y buscar las nuevas
tecnologías integrales que estén de acuerdo con estos
saberes y los complementen. Debemos recurrir a subsidios autónomos
y fijar nuestros propios precios de garantía a nivel regional
entre las comunidades que nos aliemos para hacerlo. Debemos atrevernos
a dejar de gastar en alimentos industria-lizados que no nos son
indispensables. Hagamos un llamado a los migrantes para que nos
apoyen. Hay que regresar a los mercados pequeños, basados
en el trueque, o en el intercambio local, para lograr una vida más
manejable. Hay que consumir lo que producimos en nuestras regiones;
podemos producir lo que requerimos."
15. Tiendas comunitarias.
A nivel regional, éstas pueden darle la vuelta a los intermediarios,
los caciques regionales que introducen mercancías en muchas
regiones y que encarecen muchísimo los productos. Impulsar
así un comercio local, comunitario, para servir a distantes
rancherías, con precios bajos y ganancias que van directo
a la administración supervisada por las asambleas.
16. Educación
alternativa. "La escuela nos está acabando. Mientras
no busquemos una educación basada en nuestra propia visión,
con conocimientos y saberes que nos sirvan para ser libres no vamos
a lograr nada. Hay que buscar modos nuevos de crear situaciones
donde todos aprendamos." Buscar que los jóvenes, como voluntarios,
practiquen muchas técnicas antiguas y actuales para ahorrar
leña, captar agua, qué hacer con la basura, hacer
abonos orgánicos, cuidar el bosque, combatir incendios, guardar
e intercambiar semillas tradicionales, recuperar suelos erosionados
no sólo a nivel de parcela sino a nivel micro regional, revitalizar
aguajes, diversificar cultivos y actividades para recuperar el territorio
y reforzar sus orillas con proyectos integrales propios. Reforzando
la orilla del territorio en tierras recuperadas les da a los jóvenes
un sentido de la resistencia que luego otros no tienen. Con talleres
de intercambio de experiencias los jóvenes se empapan de
los problemas y se vuelven grupos de estudio y trabajo, a nivel
milpa, donde combinan saberes anti-guos con las más alta
tecnología.
Ramón
Vera Herrera
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