Usted está aquí: jueves 19 de abril de 2007 Cultura Del Conde reúne en dos libros su labor docente y un ensayo-crónica de un viaje

Presentan Voces de artistas, esfuerzo colectivo coordinado por la crítica de arte

Del Conde reúne en dos libros su labor docente y un ensayo-crónica de un viaje

El primer volumen incluye entrevistas de sus alumnos con 23 creadores

La especialista dará a conocer un texto que tiene paralelismos con La montaña mágica, de Thomas Mann

MERRY MACMASTERS

Ampliar la imagen Los alumnos de posgrado de historia del arte, de Teresa del Conde, charlaron con 23 artistas contemporáneos en el estudio de los mismos creadores, indica la crítica de arte. En la imagen, la también colaboradora de La Jornada, en su casa, durante la entrevista Foto: Guillermo Sologuren

Los libros de entrevistas son de especial interés para la crítica de arte Teresa del Conde.

No es de extrañarse, por tanto, que a sus alumnos de posgrado en historia del arte les haya pedido que entrevistaran a 23 creadores contemporáneos, ''prácticamente los mismos que promoví como artistas mexicanos de una misma generación en el Museo de Arte Moderno (1990-2001), y después también con base en artículos publicados en periódicos, revistas y catálogos de exposiciones", explica la también colaboradora de La Jornada.

El esfuerzo colectivo se recogió en Voces de artistas (Colección Teoría y Práctica del Arte, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes -CNCA-, 2005), libro coordinado por Del Conde, que será presentado a la par de otro volumen que recoge su ensayo-crónica El viaje a la montaña (Colección Sello Bermejo, CNCA, 2006), hoy a las 19 horas, en el Centro Cultural Bella Epoca, en Tamaulipas 202, colonia Condesa. Participarán: Evodio Escalante, Miriam Kaiser, Manuel Marín, Luis Rius Caso y la autora.

La visita de Gabriel Macotela

A manera de prólogo, Voces de artistas empieza con una entrevista colectiva a Del Conde. A continuación, Miguel Angel Alamilla es entrevistado por Alberto Campuzano; Luis Argudín, por Aída Maltrana; Alberto Castro Leñero, por Salomón Cuenca; Francisco Castro Leñero e Irma Palacios, por Daniel González Rivera; José Castro Leñero, Gustavo Monroy y Roberto Parodi, por Mario Raúl García Jiménez; Miguel Castro Leñero, por Natalia Pollak; Ilse Gradwohl, por Arturo López Rodríguez, y Magali Lara, por Ruth Estévez.

Víctor Lerma y Mónica Mayer, por Candy Mar; Gabriel Macotela, por Luis Balderas; Manuel Marín, por Ignacio Díaz de la Serna; Carla Rippey, por Cecilia Estopier López Hermosa; Arturo Rivera, por María del Pilar Contreras; Mauricio Sandoval, por Jorge Kasep Bahena; Susana Sierra, por Lucía Puente; Luciano Spanó, por Sandra Arzate; Roberto Turnbull, por Guillermina Guadarrama; Germán Venegas, por Rosa María Herrera, y Boris Viskin, por Clara Scheib.

-¿Por qué entrevistar a artistas, en vez de escribir ensayos?

-La razón es que no todos los alumnos que cursan la maestría o el doctorado son extraordinariamente aptos para escribir ensayo. Tuvieron que percatarse perfectamente bien de la trayectoria, no sólo del artista a presentar, sino de la generación en general. Y la entrevista es un género muy válido. Les di a leer libros de entrevistas, por ejemplo, hay uno sobre Kahmweiler y otro sobre Gombrich.

''Luego, leían su entrevista públicamente en el seminario, se hacían observaciones, no nada más yo, también los demás, se afinaba y si era necesario vol-vían a ver al artista, y ya al final se hacía una revisión general.

''Se trató mucho de no dirigir demasiado al artista, sino que se fuera un poco con base en ciertas preguntas por donde los creadores querían."

-¿Era la primera vez que sus alumnos entrevistaban a artistas?

-Sí, se enfrentaron muy bien porque hubo una costumbre. Invitaba a los artistas a la clase, uno un día, otro, otro, y así, consecutivamente. A veces venían dos al mismo tiempo. Recuerdo cuando fue Gabriel Macotela, no pronunció una sola palabra y luego lo que dijo, sólo se refería a la clase que yo había dado, no lo que a él le preguntaban sobre su obra o trayectoria. Las entrevistas fueron realizadas en los estudios de los artistas, a lo largo de año y medio.

Desplazamiento físico y reflexión

-¿A qué se van a dedicar sus alumnos?

-Esa es la pregunta por antonomasia. No todos van a ser críticos de arte. Algunos ya trabajan en museos, por lo general como investigadores o si no, como curadores. No todos tienen esa facilidad. Otros van a ser docentes, o ya son.

El viaje a la montaña, por su parte, ''retoma la idea de la doble vertiente del viaje: como desplazamiento físico y como experiencia de reflexión". La autora aborda su estancia en un recinto ubicado en medio de las montañas italianas, donde con frecuencia encuentra paralelismos con La montaña mágica, de Thomas Mann.

''Tuve la suerte -explica- que me otorgaran una beca Rockefeller consistente en una estancia a la que uno acude para acabar sus trabajos. Pero me gustó mucho describir, a manera de crónica, cómo había sido toda esa permanencia desde sus preparativos anteriores. Presenta aquí y allá salpicaduras humorísticas que nada tienen que ver ni con la historia ni con la crítica de arte, pero sí con visitas a mu-seos, con sorpresas que encuentra uno aquí y allá, con lecturas que comúnmente no se hacen cuando uno está en su medio académico. Está más virado hacia la crónica literaria."

En la Colección Sello Bermejo, Del Conde ya había publicado Diálogo simulado: Luis Cardoza y Aragón en la crítica de arte de México (2002).

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.