Intimos colaboradores pasan del poder sin precedente al escándalo político

El gobierno de Bush, débil, sitiado y a la defensiva por la corrupción

Gonzales, Wolfowitz y Rove, artífices y víctimas de la política bélica de la Casa Blanca

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Nueva York, 25 abril. Dos figuras cercanas al presidente George W. Bush se encuentran en un precipicio, y una tercera está bajo mayor escrutinio, en una serie de escándalos que continúan debilitando a la Casa Blanca y colocándola cada vez más a la defensiva.

Alberto Gonzales, procurador general de justicia e íntimo colaborador de Bush, y Paul Wolfowitz, presidente del Banco Mundial y uno de los arquitectos de la guerra en Irak, enfrentan un coro creciente que pide sus renuncias. Esta semana se reveló que se ha iniciado una investigación oficial al asesor presidencial Karl Rove. Lo que hace poco fue una de las presidencias más poderosas en la historia reciente del país está a la defensiva en varios flancos y no pocos esperan señales de mayor fragmentación de la presidencia de Bush.

Gonzales enfrenta exigencias de renuncia por parte de legisladores de ambos partidos como resultado de dudas sobre si intereses políticos influyeron en el despido de ocho fiscales federales. Esto se volvió un escándalo cuando las explicaciones ofrecidas por Gonzales y sus principales asesores cambiaron varias veces.

El asunto ya ha provocado la renuncia de por lo menos dos altos funcionarios en el Departamento de Justicia y los legisladores continúan evaluando el tema. Gonzales fue convocado para aparecer ante el Comité Judicial del Senado la semana pasada, prometiendo aclarar todo y no ocultar nada. Pero en las casi ocho horas de interrogatorio de los senadores, Gonzales repitió la frase "no recuerdo" o "no tengo memoria" más de 70 veces, provocando frustración e ira entre los legisladores de ambos partidos.

El senador republicano conservador Tom Coburn se fastidió a tal grado que ahí mismo le recomendó que renunciara. El republicano más influyente del Comité Judicial, Arlen Specter, comentó un par de días después que "el testimonio del procurador general fue muy, muy dañino a su propia credibilidad" y concluyó que su permanencia en su puesto es "malo para el Departamento de Justicia". Casi ningún republicano se atrevió a declarar algo positivo sobre Gonzales, y pocos ocultan que la mejor opción es su renuncia.

"Es incompetente, o encubre algo", dice el NYT

El New York Times opinó en un editorial que si el procurador general "acudió al Senado... para convencer al mundo de que debería de ser despedido, es difícil imaginar cómo podría haberlo hecho mejor". Añadió: "aún no sabemos si el señor Gonzales es tan incompetente que debería de ser despedido inmediatamente, o si está encubriendo algo".

Pero Bush decidió defender a su viejo amigo, consejero y operativo político. El presidente dijo el lunes que sus declaraciones ante el Senado "han incrementado mi confianza en su capacidad de realizar su trabajo", y subrayó que "es un hombre honesto y honorable". El propio Gonzales reiteró esta semana que tiene la intención de mantenerse en su puesto.

Wolfowitz también ha tenido que repetir, casi diariamente, que continuará en su puesto como presidente del Banco Mundial, a pesar de que casi todos en esa institución piden su renuncia. Wolfowitz ha contratado a Robert Bennett, uno de los abogados más famosos de Washington (o sea, un experto en escándalos políticos), para ayudarlo a enfrentar las investigaciones por presunto nepotismo.

Las investigaciones del comportamiento de Wolfowitz revelan no sólo más pruebas de su papel en la promoción de su novia, sino su manejo político de la institución donde sus subordinados han intentado imponer decisiones sin consultar o proceder por los canales institucionales. Por ejemplo, uno de sus subordinados, Juan Daboub, ex secretario de Hacienda de El Salvador, intentó anular referencias a "planeación familiar" (programas de salud sexual) en un documento y, en otro caso, la frase "cambio climático" en otro documento, reportó el New York Times.

De hecho, de los cinco nombramientos internacionales de Wolfowitz como presidente del banco, tres son ex políticos de gobiernos derechistas que prestaron firme apoyo a la política bélica de Bush en Irak, entre ellos Daboub, indica el periodista Jim Lobe. Los otros son Ana Palacio, ex canciller del gobierno español de José María Aznar, y Marwan Muasher, ex viceprimer ministro de Jordania. Esto, señaló Lobe, pone en duda las aseveraciones de Wolfowitz de que su gestión en el Banco Mundial no está influida por la política del gobierno de Bush.

Pero el escándalo estalla al divulgarse que Wolfowitz participó directamente en beneficio de su novia, nutrido por el hecho de que Wolfowitz había proclamado como objetivo central de su gestión la lucha contra la corrupción y la promoción del "buen gobierno".

La Asociación de Empleados del banco fue la primera en demandar la renuncia de Wolfowitz. Se han sumado a esta demanda un grupo de más de 40 ex altos funcionarios del banco, y un comité de 25 vicepresidentes prepara un documento de rechazo al jefe entre las filas del banco. Hace una semana, uno de los dos subordinados de mayor rango de Wolfowitz, el ampliamente respetado Graeme Wheeler, expresó en una sesión cerrada de unos 30 vicepresidentes del banco reunidos con Wolfowitz, que la mejor opción para la institución era su renuncia.

A la vez, el comité ejecutivo de 24 directores continúa evaluando qué hacer ante esta situación, expresando su "gran preocupación" por el asunto de Wolfowitz. Esta junta directiva lleva más de dos semanas tratando de llegar a un consenso sobre qué hacer con el presidente y hace unos días anunció que estableció un grupo ad hoc para ampliar la investigación más allá de los problemas provocados por el asunto de la promoción de la novia, incluida una evaluación del daño que esto ha ocasionado al banco, reportó el Washington Post.

Bajo investigación por "influencia inapropiada"

Mientras estos dos individuos se hunden cada vez más en sus escándalos, sorprendió el anuncio de que una unidad del gobierno federal (Office of Special Counsel) poco conocida que se encarga de monitorear actividades de funcionarios relativamente bajos está por emprender la investigación de más alto perfil en su historia: el manejo de operaciones políticas de la Casa Blanca encabezadas por el estratega, asesor e íntimo amigo político de Bush, Karl Rove, reportó hace un par de días el diario Los Angeles Times. El enfoque será la inapropiada influencia política en la toma de decisiones en el gobierno de Bush. Esto podría generar otro problema mayor para esta presidencia bajo sitio.

El gobierno de Bush cada día parece estar más sitiado. Y como mucho, todos estos individuos son, de alguna manera, víctimas de la política bélica que ha definido la historia de esta presidencia. Todos participaron directamente en llevar a cabo la guerra en Irak, en acumular poder sin precedente en el Ejecutivo e intentar imponer una nueva dinámica política unilateral definida por su visión neoconservadora. Ahora, sus maniobras y engaños para lograrlo han detonado toda una serie de escándalos. Y como siempre es el caso aquí, no son tanto los delitos, sino los intentos por encubrirlos, los que resultan ser los errores políticamente fatales.