Hay que cambiar las reglas del juego, señalan
Obispos buscarán reorientar políticas económicas en AL
Los obispos que preparan la quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, a realizarse en mayo próximo en Aparecida, Brasil, admiten que la Iglesia católica tiene un "verdadero desafío" en la región para disipar miedos, apaciguar violencias, sacudir indiferencias y participar activamente en la reorientación de las políticas económicas, lo cual implica, aseguran, la interacción solidaria con las sociedades civiles y el diálogo para incidir en los actores políticos y económicos.
En un documento de reflexión sobre la globalización, señalan que el fenómeno, en lo positivo, significa acceso a nuevas tecnologías, mercados y finanzas, pero es necesario cambiar las reglas del juego para evitar inestabilidad financiera.
Se puede observar, explican, que los países que se cierran al comercio mundial se quedan marginados y son incapaces de atraer inversiones. Consecuencia de un nivel inadecuado de inversiones, dicen, es el alto nivel de pobreza en la región. Asimismo, índices precarios de salarios y de condiciones de trabajo significan pérdida de derechos laborales y de institucionalidad de las organizaciones de trabajadores.
Una amplia comisión de obispos de varios países del continente sostuvo un diálogo con economistas del área para compartir visiones, y acordaron hacer propuestas encaminadas a superar los elevados índices de pobreza y de desigualdad interna y externa que afectan a todas las naciones.
Además, compartieron ideas y propuestas para flexibilizar y equilibrar las economías en los países de la zona.
Destacaron que el impacto del calentamiento del planeta se observará en las posibilidades de desarrollo sostenible de los pueblos, en la medida en que conducen a modelos de producción y consumo irracionales e incompatibles con el bien común global.
Aseguraron que no se han evidenciado los beneficios de la biogenética, y los derechos de propiedad intelectual con frecuencia colisionan con las necesidades de una salud pública adecuada.
Los obispos registran alto grado de inestabilidad política en la zona y conflictos ideológicos, pero por otro lado, agregan, se presenta de manera esperanzadora la participación de la sociedad civil en diferentes ámbitos. Están convencidos de que introducir cambios orientados al desarrollo humano integral implica construir un nuevo pacto social y también fiscal. Una de las condiciones para ese convenio es encaminarse a una reforma del Estado.