En 8 aulas móviles darán clases a alumnos de primaria afectada por el tornado
Comienzan a levantar casas en Piedras Negras
Piedras Negras, Coah., 28 de abril. Constructores de este municipio afectado por el tornado del pasado martes iniciaron el levantamiento de las primeras viviendas que sustituirán a las derrumbadas; a la vez, 17 familias que habitaban tejabanes ubicados en zonas inseguras, como las franjas de arroyos y los bordes del ferrocarril, recibieron una casa del Instituto Estatal de la Vivienda.
"Todos los posesionarios de terrenos en zonas inseguras y los que alquilaban una vivienda, tendrán la donación de casitas que se construyeron en zonas seguras. Las nuevas casas ya tienen agua, luz, energía eléctrica y además se las entregaremos con muebles y enseres, dijo el gobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdés.
Confió en que en los siguientes dos meses todos los habitantes de esta ciudad que perdieron sus casas tendrán una nueva, ya sea en los mismos terrenos o en otras zonas.
Mientras, este mismo sábado se terminaron de instalar ocho aulas móviles en las que profesores de la Secretaría de Educación y Cultura recibirán a los alumnos de la escuela Centenario, cuyo edificio se desplomó por la fuerza del viento, de la lluvia y de los granizos que azotaron Piedras Negras la tarde del martes pasado.
"El lunes los maestros van a aprovechar el Día del Niño para festejar a los alumnos y posteriormente arrancar con las clases normales", informó el titular de la dependencia, Jaime Castillo. Son como 600 alumnos que recibirán las clases en dos turnos.
En un nuevo recuento de daños, el gobernador informó que "en total mil 206 viviendas tienen daños, de las cuales 209 son pérdida total, en 403 hay daños graves, en 379 parciales y en otras 215 menores".
"No es culpa de nadie"
En tanto, aún abatida por la tragedia, Ramona Cázares no pierde el tiempo en buscar culpables por lo sucedido la tarde del martes, cuando un tornado acabó con al menos siete colonias del sur de Piedras Negras, entre ellas la comunidad Villa de Fuente, donde habitan 60 mil personas.
"Esto no es culpa de Dios ni de nadie. Son cosas que pasan, así es la vida", señaló mientras se acomoda la férula que trae al cuello y contempla las dos paredes que quedaron de lo que fue su vivienda.
La "casa" está limpia. Las brigadas de voluntarios y trabajadores de gobierno que trabajan en la restauración de la zona de desastre recién terminaron de retirar los escombros y de barrer.
Por azares del destino, lo único que el tornado no se llevó fue la banca de madera en la que este sábado está sentada junto a su hijo José Luis, quien disfruta cada cucharada del desayuno que se preparó en una cocina comunitaria instalada para alimentar a damnificados y brigadistas.
La casa, ubicada en una esquina frente a la plaza de Villa de Fuente, tenía tres piezas: cocina, recámara y peluquería, oficio que le permitía ayudarle en el gasto a su marido José.
"No quedaron ni las tijeras. Si sólo tuviera algo de herramientas para empezar a trabajar, pero todo se perdió. Ni modo, a ver cómo le hacemos", señaló.
"Lo bueno de todo esto es que Dios no nos quiso llevar. La verdad se puso bien feo. Primero se cayeron los techos y después las paredes. El techo de la recámara donde estábamos nos cayó encima a los tres (ella, su hijo de 11 años y su marido) y como pudimos salimos a la calle.