Usted está aquí: lunes 30 de abril de 2007 Opinión Francia: segunda vuelta en las elecciones

Gonzalo Martínez Corbalá

Francia: segunda vuelta en las elecciones

En Francia se da el caso de una de las elecciones que más han de influir en la Unión Europea según se resuelva; por lo mismo, tienen gran importancia y han despertado la atención en todo el mundo, ya que desde hace mucho tiempo no se daba el caso de que la primera vuelta hubiera quedado tan apretada, como es, la diferencia entre Nicolas Sarkozy, de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), quien sacó 11 millones 450 mil 14 votos, frente a Ségolène Royal, del Partido Socialista (PS), con 9 millones 501 mil 245 votos, o sea, que el primero obtuvo 31.18 por ciento contra 25.87 por ciento de la segunda.

El primer hecho a considerar, que configura la importancia de estas elecciones de ahora, es que el candidato ultraconservador Jean-Marie Le Pen pasó a ocupar un cuarto lugar en la primera vuelta, con un modesto 11 por ciento, detrás de François Bayrou, quien representa una posición de centro, con 18.1 por ciento, cuya votación se convierte de esta manera en la manzana de la discordia por la que habrán de dar la batalla, tanto Sarkozy como Royal, para atraerse los 6.8 millones de electores que votaron por Bayrou.

De esta manera, 84 por ciento de los franceses, cuyos votos dan una cifra muy alta a escala mundial, irán a la batalla final por el gobierno francés el próximo domingo 6 de mayo, después de haber dado un magnífico ejemplo democrático al acudir a las urnas en forma masiva en la primera vuelta para expresar con toda claridad sus preferencias por dos modelos de país: el que representa el conservador Nicolas Sarkozy y el de Ségolène Royal, quien enarbola la bandera de los socialistas, pidiendo un país basado en el empleo, la educación, el cuidado al medio ambiente y en temas tan delicados hoy día como es la inmigración, respecto a la cual propone la regularización automática para los extranjeros que hayan residido más de 10 años en Francia y que vincula con la escolarización y el trabajo, que como bien sabemos nosotros los mexicanos, son absolutamente indispensables para que cualquier inmigrante, sea cual fuere su estatus migratorio -desde asilado hasta refugiado o inmigrante- tenga lo necesario para completar la satisfacción de sus necesidades.

En lo que toca a las finanzas del Estado, la candidata del PS enfrenta la reforma del impuesto sobre la renta; el impuesto de sociedades variable en función de cómo las empresas reinviertan en beneficio, y la creación de una tasa especial para atender los problemas del medio ambiente y que grave las actividades contaminantes, posición verdaderamente audaz y valiente, frente a la postura moderada de Sarkozy, quien, como era de esperarse, solamente promete bajar los impuestos y la sustitución de uno de cada 10 funcionarios que se jubile.

La diferencia más importante, que a juicio nuestro habrá de definir finalmente la batalla por la presidencia de la República francesa en la segunda vuelta, será el empleo y los salarios, rubro en el que se manifiestan las especificidades más importantes, caracterizadas, como es normal, por la posición ideológica de la socialista Royal y del conservador Sarkozy.

Incremento de 50 por ciento del salario bruto mensual en cinco años. La reforma de ley a 35 horas semanales. Las facilidades plenas para los jóvenes recién egresados de las universidades que buscan su primer empleo, que serían subvencionados por el Estado. y garantía de que se recibirá 90 por ciento del salario durante un año en caso de pérdida del empleo, todo ello constituye la bandera de Royal

Nicolas Sarkozy, que bien se ve por sus postulados por qué razón es el candidato de la derecha francesa, ofrece crear un nuevo contrato de trabajo, supuestamente más flexible; la introducción del despido por mutuo acuerdo de las partes, la eliminación de la ley de las 35 horas de trabajo semanales, y pleno empleo en cinco años, así como una tasa de desempleo inferior a 5 por ciento, con base en las características que correspondan al desarrollo de la economía. En pocas palabras, la posición del cambio es de Royal, mientras Sarkozy sostiene una postura cuidadosamente evasiva. Así habrán de llegar a la segunda vuelta el 6 de mayo.

Indudablemente, de aquí a entonces ambos contendientes seguirán buscando el apoyo del centro para tratar de captar los casi 7 millones de votos que obtuvo François Bayrou en la primera vuelta, lo cual significa también que con toda seguridad la candidata del PS moderará su posición desplazándola hacia el centro, de la misma manera que su oponente del UMP habrá de hacer lo propio, mejorando sus propuestas conservadoras, ejecutando también algún desplazamiento quizás más moderado que el de ella hacia el centro.

Decimos que seguramente Sarkozy será más moderado porque por Bayrou votaron la izquierda y la izquierda radical para cerrarle el paso; muy probablemente en la segunda vuelta votarán directamente por la socialista, que mantendrá, por ejemplo, su ofrecimiento de cara a su posición frente a la Unión Europea de un nuevo tratado constitucional que reforzaría los temas sociales, mientras su oponente, si bien propone un tratado constitucional semejante, lo sometería a la ratificación del Parlamento francés, lo que también asegura que Ségolène Royal ganará las simpatías de la mayor parte de la izquierda europea.

El fenómeno de la tendencia hacia la indiferenciación ideológica para captar el voto de las mayorías será no solamente en países que como Francia tienen en su sistema electoral la primera y la segunda vueltas muy perfeccionada, sino también será en el caso de México, donde sería muy conveniente que ahora que se constituyó la comisión ejecutiva para la reforma del Estado se considere la posibilidad de establecer una segunda vuelta en las elecciones presidenciales.

Conviene recordar ahora la afirmación que hace Norberto Bobbio, en su libro Derecha e izquierda, de que estos términos son antitéticos y recíprocamente exclusivos, así como conjuntamente exhaustivos: "exclusivos en el sentido de que ninguna doctrina y ningún movimiento pueden ser al mismo tiempo de derechas y de izquierdas, y exhaustivos, porque al menos en la acepción más rigurosa de ambos términos, una doctrina o movimiento, únicamente puede ser de derechas o de izquierdas".

 
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