Su promedio de vida útil es de unos 12 años: estudio
Cortadores de caña brasileños trabajan en condiciones de la época de esclavitud
Sao Paulo, 29 de abril. La vida útil de los cortadores de caña de azúcar del estado de Sao Paulo es de unos 12 años, tal como en la época de los esclavos, revela un estudio divulgado hoy por el diario Folha de Sao Paulo.
Según la investigación a cargo de la profesora de la Universidad de Sao Paulo, María Aparecida de Moraes Silva, la expansión del cultivo de caña de azúcar, materia prima del etanol y uno de los motores de la economía brasileña, impone a los trabajadores una dura rutina que desde 2004 ha cobrado la vida de 19 cañeros, presumiblemente por exceso de trabajo en Sao Paulo, el estado más rico del país.
Con la repercusión de las muertes algunas usinas están cambiando el sistema de contratación de los trabajadores, que actualmente se realiza en su mayoría mediante intermediarios, y están adoptando medidas de protección a los cañeros, como por ejemplo la exigencia de un examen de salud al momento de la admisión, el suministro de agua fresca a los trabajadores en el cañaveral y la instalación de un espacio de sombra donde puedan comer.
Moraes señala en el informe que la búsqueda de mayor productividad obliga a los cañeros a cortar y apilar cerca de 15 toneladas de caña por día, lo que debido al esfuerzo físico necesario, reduce la vida útil del trabajador, que gana un promedio de 2.5 a tres reales (1.19 a 1.43 dólares) por tonelada cortada y apilada.
"En las actuales condiciones (los cañeros) pasaron a tener una vida útil de trabajo inferior a la del periodo de esclavitud", destaca Moraes.
Debido a la acción repetitiva y al esfuerzo físico los cañeros sufren de problemas de columna y en los pies, calambres, tendinitis y un síndrome denominado "birola", que provoca mareos, desmayos y convulsiones.
De acuerdo con el historiador Jacob Gorender, el ciclo de vida útil de los esclavos en la agricultura era de entre 10 y 12 años hasta 1850, antes de que se prohibiera el tráfico de esclavos africanos. Después de ese año la vida útil de los trabajadores se elevó a entre 15 y 20 años.
Se estima que para realizar su trabajo, que incluye el corte manual de caña a golpes de machete, el cortador camina entre ocho y nueve kilómetros por día, ya que además de cortarla hay que amontonarla para que sea recogida.
La rutina de los cañeros que trabajan en usinas que no ofrecen a sus trabajadores almuerzo comienza a las cuatro de la mañana, cuando se levantan para prepararse la comida que se llevan al cañaveral, y que comerán en tres intervalos a lo largo de la jornada, que culmina a las 16 horas. A las cinco de la mañana, un vehículo los recoge para llevarlos al campo de cultivo.
Vestidos con pesados trajes que evitan que se lastimen con el machete o con las hojas cortantes de algunos tipos de caña, y que los protegen de los insectos y del hollín que suelta la caña quemada -método que facilita el corte-, los trabajadores sufren con las altas temperaturas propias de la región, aumentada por el atuendo compuesto por pantalones, chaqueta, gorro, botas, guantes, espinilleras y lentes.
Al término de la jornada de entre seis y ocho horas, el trabajo de la mayoría de los cañeros, que provienen de regiones remotas del país y residen en viviendas precarias, no termina. Ellos deben lavar la ropa sucia que traen de los cañaverales, preparar la cena y bañarse, generalmente en baños comunes y con agua fría.
Se estima que en Sao Paulo existen unos 300 mil cortadores de caña.
La expansión del cultivo de caña de azúcar en la región noreste del país, se debe en parte al crecimiento de la industria del alcohol y a la producción de azúcar. Se prevé que este año el sector exportará cerca de 7 mil millones de dólares.