Regaló una convivencia a unos 50 niños enfermos, a quienes animó a seguir luchando
Mi peor enemigo, el cáncer, pero sí se puede vencer, alentó Blue Demon Jr.
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Ampliar la imagen Blue Demon Jr. ofreció una función a unos 50 niños procedentes del hospital Federico Gómez, ayer en la Expo Lucha Libre Foto: María Luisa Severiano
Entre aplausos y porras, Blue Demon Jr. regaló una jornada de convivencia a unos 50 niños del Hospital Infantil de México que visitaron la Expo Lucha Libre.
"Los ganadores son estos niños que luchan día con día por estar sanos y mantener las esperanzas", aseguró el enmascarado tras derrotar a Veneno.
La mañana del sábado, el luchador recogió en el hospital Federico Gómez a unos 50 niños de escasos recursos que padecen enfermedades graves, como cáncer, diabetes, leucemia y sida.
De allí, se trasladaron al Centro Banamex, donde se ubicaron en las primeras filas y escucharon con atención una "clínica" que Blue Demon Jr. ofreció desde el ring, en la cual mezcló los orígenes del pancracio con datos y anécdotas.
El enmascarado abrió el diálogo y un niño preguntó cómo se hace una llave profesional. Como respuesta obtuvo "una probadita" que dejó a un joven del público retorciéndose en el piso.
Estallaron aplausos y tímidas porras, por lo cual el luchador prometió enseñar otros secretos "siempre y cuando no sean (golpes) peligrosos".
Otro niño lo inquirió sobre las lesiones. "Sí, he tenido muchas", admitió el demonio azul y enumeró un sinfín de golpes para dejar flotando la idea de que el dolor es siempre pasajero.
Entonces se paró Andrea, de 12 años, para cuestionar quién fue su peor enemigo.
"El cáncer", contestó inmediatamente y el silencio inundó la improvisada arena.
"Oyes decir cáncer y lo único que viene a la mente es la muerte, pero no es cierto, sí se puede, ¿o no?", dijo Blue Demon Jr., quien padeció un tumor en el cuello, pero los niños respondieron con un débil "sí".
"Se los voy a demostrar", replicó, y anunció que seguirían dos sorpresas.
La primera llegó enseguida, cuando los chavitos se treparon al ring donde los luchadores de la modalidad VIP los recibieron con besos y abrazos. Allí, entre fotos y obsequios, las blancas playeras comenzaron a llenarse de autógrafos y dedicatorias.
"Es bonito", "es divertido", dijeron tres niñas al bajar del ring. Eran Angélica, de siete años, enferma de leucemia; su hermana Ximena, y la pequeña América Yunileidi Mejía, de seis, quien resultó ser la más coqueta: peloncita, con un pañuelo en la cabeza y brillantes aretes, pidió retoques a sus labios pintados.
La otra sorpresa fue una inesperada lucha de exhibición, en la cual el técnico demonio azul se enfrentó al rudo Veneno en un duelo que transformó la timidez en gritos y brincos.
Hacia el final del choque, Veneno se acercó a los niños con gritos amenazantes y Blue Demon Jr. saltó desde el ring para defenderlos. Logró abatir al rival y, parado sobre las cuerdas, saludó con las manos en alto a su público, que le respondió con porras y besos al por mayor.
"Se siente muy padre venir", dijo sonriente Andrea, porque nunca había asistido a una lucha ni conocía al enmascarado. "Nos puede enseñar sobre el deporte y eso nos mantiene bien", agregó la inteligente jovencita, quien padece síndrome de Turner, una compleja enfermedad genética.
"Verlos es divertido y es genial porque están peleando", concluyó Rodolfo, un morenito de ocho años que lleva su propio combate contra un tumor cerebral.