Lamenta "persecución judicial" contra Lydia Cacho por investigar sobre pederastia
Crece en silencio la explotación infantil en México, afirma relator de la ONU
En el caso de la periodista Lydia Cacho, quien fue sometida a un proceso penal por el gobierno de Puebla debido a su investigación vertida en el libro Los demonios del edén, hubo "una persecución judicial que marcó el caso", aseguró ayer Juan Manuel Petit, relator especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre la venta de niños, prostitución y pornografía infantil.
En conferencia de prensa después de reunirse con diputados de la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables, lamentó que la periodista, con quien ya se reunió, fuera objeto de esas presiones por una investigación que muestra el tema de la pederastia en México.
Refirió que, después de las entrevistas que ha sostenido con autoridades y ONG, apreció que en el país "muchos menores están siendo usados sexualmente, ya sea por la vía del turismo sexual o mediante la prostitución, de distintos mecanismos más o menos formales y que, por tanto, la preocupación del sector público como el privado va en lograr más planes para enfrentar esta realidad".
Juan Miguel Petit reconoció que la explotación infantil "crece silenciosamente" y es descubierta cuando lamentablemente ya tiene tiempo funcionando y existen redes organizadas.
"Da la sensación de que sí, hay un problema importante a encarar en México en esta materia. Eso nos dicen las autoridades y las ONG, y el desafío ahora es lograr programas directos de asistencia, de apoyo a las víctimas y a las denuncias", expresó.
Asimismo, la Coordinación de Comunicación Social de la Cámara de Diputados dio dos versiones distintas sobre la red de pederastia en la que participó Jean Succar Kuri.
Porque a la pregunta a Petit sobre la opinión de la ONU respecto de ese caso, la oficina de prensa de la Cámara primero emitió el comunicado 1154, en el que resaltó: "El funcionario reconoció que estudiará con particularidad el caso de pederastia y trata de menores ligado al empresario Kamel Nacif, y reconoció la labor de investigación de la periodista Lydia Cacho".
Después desautorizó su primer comunicado con otro, con el mismo número, con una fe de erratas: "este boletín sustituye al anterior, debido a que el penúltimo párrafo del citado comunicado tuvo un error de transcripción, que no concuerda con lo dicho por el relator especial de la ONU".