Itacate
Boda colonial
POCO CONOCEMOS DE la vida cotidiana en el mundo indígena de la época colonial. Por ello se aprecia que Joaquín Antonio de Basarás describa con detalle una boda de aquellos tiempos, en Origen, costumbres y estado presente de mexicanos y filipinos (1763).
EL PRIMER PASO era ''robarse" a la novia y depositarla en casa de algún cura; mientras, se arreglaban pormenores del casorio como eran los costos de la ceremonia religiosa y los derechos del arzobispado.
LLEGADO EL DIA de la boda, los parientes y padrinos del novio se dirigían al curato para sacar a la novia. La llevaban a casa de sus padres y ahí recibían su bendición. En esta ceremonia compartían un almuerzo con chocolate de espuma, bebida ''que llaman chocolate frío, que en la jícara o pozuelo lo revuelven con atole, que es a modo de almendrada hecha con maíz o su harina".
LAS BODAS, ESCRIBE el bilbaíno, eran frecuentes en Guanajuato; llegó a contar hasta ''dieciséis y veinte casamientos juntos"; curiosamente ocurrían sobre todo en Cuaresma.
LA COSTUMBRE prehispánica de usar súchiles o ramos de flores, así como las coronas y las cadenas o cuelgas de flores, como las vemos en alguna imagen del Códice Florentino, se conserva, pues durante la velación se adornaba con ellos a los novios y padrinos.
TERMINADA LA CEREMONIA salían de la iglesia rumbo a la casa del novio. La procesión era alegre y colorida. Adelante iba una banda con tambor y chirimías; les seguía un matachín o danzante con su sonaja.
LLEGADOS A SU DESTINO los recibían con gran alboroto; padres y parientes eran coronados de nuevo con flores y se les entregaba un súchil. Tronaban los cuetes y se quemaban fuegos de artificio.
DENTRO, LA FIESTA era amenizada por una orquesta de ''instrumentos líricos": violines, vihuelas (guitarras) y arpa. Después de que uno de los viejos más respetados de la comunidad bendecía la mesa en su lengua materna, se servía la comida.
COMO OCURRE EN nuestro días, los platillos usuales eran ''moles o pipián hecho de pepitas de calabaza con carne de puerco y guajolote, y tlemole de gallina con chorizos y carne de puerco, como asimismo otro guisado con jitomate que llaman especie, hecho de las mismas carnes que los dos guisados de arriba".
CADA INVITADO RECIBIA una torta de pan, además de las que estaban rebanadas en la mesa, ''con rimeros de tortillas de maíz"; cada plato llegaba a la mesa cubierto con otra tortilla. El mole era acompañado con grandes jícaras decoradas, repletas de tamales.
LOS PLATOS SE servían ''tan provistos que con solo uno de ellos es bastante para quedar un individuo satisfecho", afirma Basarás. Menciona la costumbre de no despreciar nada de lo servido y de llevar a la casa un abundante itacate, otro signo de continuidad cultural. Para acompañar las viandas eran usuales el pulque y el tepache.
SI LA NOVIA era virgen, al día siguiente se celebraba la tornaboda con una fiesta más grande aún. Parientes e invitados llevaban regalos como ''tercios de maíz para tortillas, gallinas, guajolotes, pípilas, puercos, cueros de pulque, todo en abundancia..."