En tímido discurso, acepta que no habrá cambios abruptos en la política hacia Irak
Con el aval de EU, Brown lanza candidatura para suceder a Blair
El "bono" del premier británico con Washington seguirá vigente si éste gana: Condoleezza Rice
Buscará primero la dirigencia del Partido Laborista
Ofrece fortalecer la rendición de cuentas
Ampliar la imagen El premier británico Tony Blair y el presidente francés Jacques Chirac, durante una reunión en el Palacio del Eliseo. El inglés viajó a París para conocer un ambicioso proyecto energético del mandatario electo Nicolas Sarkozy Foto: Ap
Londres, 11 de mayo. James Gordon Brown, ministro de Finanzas de Gran Bretaña y compañero de carrera política de Tony Blair durante 20 años, formalizó hoy su candidatura para asumir el liderazgo del Partido Laborista y ocupar la oficina que el premier dejará el 27 de junio próximo. Además, presentó un proyecto político propio: "una Constitución que precise los derechos y obligaciones de ciudadanos y gobernantes".
En un discurso en el que trató de distanciarse tímidamente de la política de Blair hacia la invasión a Irak, Brown, de 54 años de edad, nacido en Glasgow, Escocia, subrayó su propósito de fortalecer la rendición de cuentas de los miembros del gabinete ante el parlamento y realizar audiencias de preconfirmación de los cargos ministeriales "en ciertos casos", con la finalidad de restablecer la credibilidad en la democracia británica.
"En los próximos meses quiero construir un consenso nacional en torno a un programa de reforma constitucional que fortalezca la rendición de cuentas de todos aquellos que están en el poder, que haya claridad acerca de los derechos y las responsabilidades de los ciudadanos de la Gran Bretaña de hoy, que defienda la unión, vigile y asegure las libertades individuales difícilmente ganadas, por las cuales este país ha sido reconocido en el mundo", expresó al referirse sin mayores precisiones a las leyes fundamentales del país, que tradicionalmente no han estado codificadas en un solo documento.
El funcionario es considerado en medios políticos locales como el más probable sucesor de Blair, luego de que algunos aspirantes a sucederlo en el liderazgo del Partido Laborista, que tiene unos 200 mil afiliados, se alinearon en torno al ministro de Finanzas, hijo de un sacerdote de la iglesia de Escocia.
Brown cuenta con el apoyo de casi 200 de los 352 diputados laboristas del parlamento, según recuentos de la prensa local, lo cual le da una considerable ventaja en el proceso de selección del líder partidista.
Sin embargo, Brown todavía debe esperar la decisión de dos políticos del ala izquierda del laborismo, Michael Micher y John McDonnell, que el lunes tienen previsto hacer un anuncio sobre una posible candidatura de unidad, con el fin de parar las aspiraciones del economista, quien fungió como ministro de Finanzas desde el primer día de gobierno de Blair, en 1997.
En la historia reciente del Reino Unido nadie ha aguantado tanto tiempo al frente del Ministerio de Finanzas, pero tampoco nadie había esperado tanto como Brown, a la sombra del primer ministro, para conseguir el traspaso de poder.
El futuro sucesor de Blair es considerado desde hace años como uno de los políticos más capaces de Europa, y muchas veces descrito como adicto al trabajo.
Comenzó sus estudios de política e historia a los 16 años, y en esa época fue uno de los líderes estudiantiles en la Universidad de Edimburgo. A los 17, un accidente durante un partido de rugby lo dejó ciego de un ojo.
Con su tesis doctoral sobre los comienzos de la socialdemocracia británica, Brown se hizo un hueco en el laborismo, donde pronto fue catapultado hacia la cumbre. Su capacidad para unir conocimientos económicos y conciencia social hizo de él una de las promesas del partido.
A Brown, quien era descuidado en su vestido y peinado, sólo le faltaba el carisma y la soltura retórica de Blair.
Como el hoy saliente primer ministro tenía todo lo que a Brown le faltaba, en 1994 se germinó un legendario pacto en el restaurante londinense Granita: Brown dejaba a Blair la jefatura del partido para que éste lo llevara al poder tras años de oposición, y Blair le prometió pasarle el relevo en Downing Street. Ahora, Brown tendrá que convencer a los británicos.
En su primer discurso formal hacia la jefatura del gobierno -con un corte de cabello reluciente-, Brown dijo rechazar la creencia de que la política sea cuestión de fama o de celebridades.
"Cuando entras en el camino hacia el liderazgo el país tiene el derecho de saber de dónde vienes, en qué crees y qué es lo que pretendes conseguir", aseveró en una ceremonia realizada en una galería del centro de Londres llamada Imaginación, en la que estuvo acompañado por su esposa, Sarah Macaulay, especialista en relaciones públicas.
En su alocución, debió hablar sobre el tema de Irak, que según estudios demoscópicos fue la principal causa del declive de Blair ante los ciudadanos.
"Vamos a escuchar y vamos a aprender de los errores que hemos tenido", expresó Brown, quien no obstante admitió que no habrá cambio abrupto en la política que Blair mantuvo en los últimos años, lo que ha llevado a Gran Bretaña a mantener una fuerza militar compuesta por unos 7 mil soldados, con poco más de un centenar de bajas desde la invasión, en marzo de 2003.
Tampoco el presidente de Irak, Jalal Talabani, espera un cambio brusco en la relación con Gran Bretaña, y de hecho este viernes pidió en Londres que las tropas permanezcan uno o dos años más, y calificó a Blair de "héroe de la liberación".
Poco después del lanzamiento de la candidatura de Brown, Blair aprovechó su presentación en una conferencia de prensa con Talabani para aseverar que Brown cuenta plenamente con su respaldo.
"Es un extraordinario y raro talento. Y sería algo tremendo que ponga eso al servicio de la nación, como ahora es posible. Ha mostrado que es, quizá, el más exitoso ministro de Finanzas (chancellor) en la historia del país, que tiene la fuerza, la experiencia y el juicio para ser un gran primer ministro", declaró Blair, quien en una gira de despedida viajará a Washington los días 16 y 17 del presente mes.
En apoyo de Brown, la secretaria de Estado estadunidense, Condoleezza Rice, dijo en entrevista con la BBC que "el bono" que ha tenido Blair en sus relaciones con Washington seguirá vigente en caso de que éste llegue a Downing Street.
"Los bonos con el primer ministro Tony Blair han sido forjados en medio de los tiempos más difíciles, a través de los días de septiembre de 2001, los ataques a Londres (en junio de 2004), Irak, Afganistán e Irlanda del Norte. Y esos son bonos de amistad que vienen de haber pasado por las más difíciles circunstancias", apuntó Rice.