La Filarmónica de Berlín revisa su pasado nazi
Berlin, 11 de mayo. Más de 60 años después del final de la Segunda Guerra Mundial, una de las orquestas más prestigiosas del mundo, la Filarmónica de Berlín, examina su pasado durante el periodo nazi, de 1933 a 1945, e intenta clarificar la controvertida actitud de su director en aquella época, Wilhelm Furtwangler.
"Jamás esclarecimos de verdad la historia de la Filarmónica bajo el nacional-socialismo" reconoció la estadunidense Pamela Rosenberg, directora ejecutiva de la Berliner Philharmoniker al presentar el programa de la temporada 2007/2008.
"Un término como 'esclarecer' pesa mucho, incluso muchos años después de los acontecimientos", añadió. Pero, "¿quién, si no nosotros, tiene el deber de vincular una mirada al pasado con el recuerdo de destinos personales?", preguntó.
En los meses venideros, se publicará una obra escrita por el historiador Mischa Aster en cooperación con la propia orquesta para estudiar con precisión este oscuro período.
La orquesta también prevé organizar una exposición y un documental que será difundido por las cadenas televisivas públicas alemanas.
En el corazón de este viaje al pasado, el papel de Furtwangler, que dirigió la prestigiosa orquesta de 1922 a 1945, y desde 1952 hasta su muerte, el 30 de noviembre de 1954 en Raden-Raden (oeste).
Considerado uno de los más grandes directores de orquesta de todos los tiempos, sufrió ataques severos, en particular estadunidenses, al final de la guerra.
Las tropas estadunidenses de ocupación le prohibieron subir a los escenarios en 1945, acusándolo de haber servido al régimen nazi.
Instrumento y víctima
El maestro permaneció en Alemania después de la llegada de Adolf Hitler al poder, en 1933, y fue utilizado como instrumento de la propaganda hitleriana al tiempo que él, por su parte, ayudaba a músicos judíos.
En 1933 criticaba con virulencia la discriminación sufrida por los músicos judíos. "En resumidas cuentas, sólo reconozco una única línea de separación", le escribió al ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, para subrayar su desacuerdo con esa discriminación.
"A finales de 1934, en señal de protesta contra el régimen, renuncié a todos mis cargos y títulos", subrayó en 1946 en un testimonio titulado Mi actitud ante el nacional-socialismo.
Sin embargo, ocupó un lugar envidiable en los medios culturales del Tercer Reich y sus conciertos se retransmitieron con frecuencia por la radio para sostener la moral de las tropas.
Adolf Hitler y el número dos del régimen, el ministro de Aviación, Herman Göring, sobre todo, asistieron a sus conciertos.
En 2002, el cineasta húngaro Istvan Szaho dedicó una película, Taking Sides, al caso Furtwangler.
La obra, que transcurre durante la campaña de "desnazificacion" organizada por los aliados, presenta a un mayor estadunidense -el actor Harvey Keitel-, encargado de investigar la implicación de Furtwangler en el régimen hitleriano.