De Tecuichpo a Chanel
Al llegar a México-Tenochtitlan, Hernán Cortés fue recibido con cortesía por el emperador Moctezuma, quien con la hospitalidad que hasta la fecha nos caracteriza, lo alojó con sus huestes en el palacio que fue de su padre, el poderoso Axayacatl. El conquistador nunca olvidó esta generosidad y nobleza del gobernante azteca y, una vez logrado el triunfo, protegió y respetó derechos a sus descendientes; uno de ellos fue su primogénita Tecuichpo. A la bella princesa Cortés le concedió la encomienda de Tacuba, inmenso territorio que incluía los terrenos que ahora conforman la colonia Polanco, que está cumpliendo 70 años de vida.
En alguna ocasión platicamos acerca de la investigación que realizó la encantadora cronista de Polanco, Gloria Villalobos de Castillo Mena, en la que nos da a conocer la historia de la hermosa colonia, desde la época prehispánica, cuando era una llanura cruzada por algunos ríos, que servía de paso hacia Azcapotzalco y Chapultepec. Tras la conquista se establecieron ranchos y haciendas y se cultivaron sus fértiles tierras. La hacienda de los Morales llegó a ser de las más prominentes, con grandes extensiones de tierra; parte de ella había sido el rancho de Polanco.
Ese fue el sitio escogido por José G. de la Lama y Raúl Basurto, visionarios fraccionadores que ya habían desarrollado exitosamente, entre otras, la colonia Hipódromo. La traza y urbanización son sin duda de las mejores de la ciudad, lo que se advierte en sus amplias calles, con generosas banquetas jardinadas, zonas verdes y varios parques. Sobresale el conocido como parque de los Espejos, que se distingue por los espejos de agua que lo bautizaron y tiene además un teatro al aire libre, una enorme jaula que tras muchos años de funcionar como galería, ahora nuevamente aloja multitud de pajarillos multicolores, y la famosa torre con un reloj. El diseño de las bancas y los letreros, que se han conservado hasta la fecha, con un aire art-deco, le brindan un carácter muy representativo de fines de los años 30 del siglo XX. Una de sus avenidas más lujosas: Campos Eliseos, de ondulante trazo, siguió el cauce del río que cruzaba las haciendas.
Desde sus inicios, la venta de terrenos fue exitosa; correspondió a una época de México en la que había una bonanza económica, lo que llevó a que personas pudientes construyeran grandes residencias. Fue el sitio seleccionado por innumerables miembros de las colonias judía y libanesa, quienes con los mexicanos crearon una comunidad armónica, que convivía en los parques, en la nevería, el sanborcito y en los establecimientos comerciales que atendían familias que habitaban allí mismo, imprimiéndole así un sabor de barrio que en buena medida aún se conserva, al igual que las casonas en un peculiar estilo llamado por algunos "colonial californiano" y, por otros, neobarroco, que son unas mansiones ornamentadas con marcos de cantera en puertas y ventanas, abigarradamente labrados, con techos de teja, adornos de azulejos, y herrería forjada en formas caprichosas, consideradas por muchos unas aberraciones arquitectónicas; sin embargo, al paso del tiempo se han ganado su lugar y, ahora, convertidas buena parte de ellas en restaurantes y boutiques, son muy codiciadas y ya son parte destacada de la personalidad de la colonia.
Para su mala fortuna, tanto encanto y su buena ubicación han convertido a Polanco en un botín muy apetecido por los inversionistas, que cuando han podido han destruido las antiguas residencias para construir edificios de departamentos y comercios de gran lujo. Hoy en día se compara la avenida Mazaryk con las vías más sofisticadas de París, Londres y Nueva York, con tiendas de las mejores firmas del mundo: Chanel, Louis Vuitton, Escada, Hermés, Hugo Boss, Gucci, Burberry, entre muchas más; se han abierto innumerables restaurantes y algunos de los hoteles de más postín de la ciudad se encuentran a la vera del antiguo río, con espléndida vista de Chapultepec.
Con el famoso Bando 2, que tan dañino ha sido para las colonias céntricas, han proliferado las edificaciones causando severos problemas de vialidad, se han rebasado los servicios y el mantenimiento urbano y, para colmo de males, han colocado cientos de vallas y anuncios monumentales, que incluso llegan a cubrir edificios completos, una auténtica monstruosidad, así es que el pobre Polanco llega a sus 70 años aquejado de muchos males. La esperanza es que la nueva delegada, que parece ser honesta y de carácter fuerte, ponga en orden estos abusos y mejore la imagen urbana y la calidad de vida.
Para consolarnos y como el bolsillo anda corto, vamos a Newton 16 a comer unas ricas hamburguesas al carbón, en El Tuca's, simpático lugar que han abierto unos emprendedores jóvenes mexicanos, que le están dando buena batalla a sus contrapartes de cadenas estadunidenses.