El pintor inauguró en el Centro Histórico un mural con el tema de su estado natal
Pedro Banda retrata la pobreza campesina sin resignaciones: ''tienen alegría, luchan''
De extracción campesina, cuando el pintor Pedro Banda Salazar (Ciudad Victoria, Tamaulipas, 1930), recién salido de la Escuela Nacional de Pintura y Escultura La Esmeralda, con varios premios a cuestas, decidió abordar la temática de su predilección, no le costó trabajo reflejar el campo, cuyo universo había tocado desde niño. La crítica llamaría ''expresionista" su obra.
Ese campesinado golpeado, pero trabajador, cuyas tristezas Banda vivió de cerca, también tiene sitio en lo que viene a ser su primer mural.
Intitulado Tamaulipas, la obra de 144 metros cuadrados fue inaugurada en el cubo de la escalera de la Casa de Cultura de Tamaulipas, alojada en un edificio del siglo XVIII, de dos pisos, en Ernesto Pugibet 73, en el Centro de la ciudad de México.
Conocida como la casa del Marqués de Guadalupe y la casa del Capitán Zulueta, de hecho fue construida originalmente en Venustiano Carranza 23, Centro Histórico, pero ante la amenaza de demolición el inmueble fue desmontado y vuelto a armar hace 47 años en su nueva sede.
Los campesinos, observa Banda, no son ''tan bellos" como las personas que viven en la ciudad, ni tienen los mismos modales. Se sienten ''todos abiertos", cansados por el trabajo. Sus manos y pies están agrietados, torcidos, les falta un dedo.
Aunque Banda ha pintado las pobrezas del campesinado, sus figuras no son de personas resignadas: ''Tienen alegría, están luchando, tienen ganas de progresar". Así es como el artista representó al naranjero que, no obstante su carga pesada, levanta la cara para revelar una mirada pícara y penetrante. A su izquierda, aunque en un segundo plano, una recolectora de mazorcas, retratada de perfil, desafía con sus ojos pequeños.
Como su nombre indica, Tamaulipas es un mural que habla de las bondades del estado: el sol, el cerro de Bernal, las cotorras, emblema de Ciudad Victoria, la Biosfera del Cielo, la industria petrolera, las exuberancias del Trópico de Cáncer, la primera iglesia, también el primer hotel, el ingenio de El Mante, la jaiba, el camarón y el puente internacional de Matamoros, entre otras figuras.
En sus recorridos por el país, una vez cumplidos sus compromisos, Banda de inmediato fue en busca de ''la verdadera gente de lucha, donde no se ve el egoísmo, sólo el deseo de sobrevivir para el día siguiente".
Pero al igual que el campesino, siempre tiene un pie encima. Banda dice haber padecido desde la escuela ''esas mafias dentro del arte que nunca dejan que el pintor se haga".
Después de haber sido ''el peor alumno" de la clase de dibujo en tercero de primaria, Banda sacó un primer premio a escala nacional con un dibujo de Miguel Hidalgo y Costilla. Allí fue donde nació ''la pintura de Pedro Banda". Su habilidad para dibujar los ''héroes" que le encargaban los compañeros de su hermano en la escuela normal, lo motivó a trasladarse en 1949 a la ciudad de México, para ''estudiar bien".
Egresado de La Esmeralda, con un trabajo ya en la Secretaría de Educación Pública (SEP), Banda participó en un concurso nacional de paisaje, cuyos jurados, Paul Westheim y Carlos Pellicer, le otorgaron el primer premio, cosa que no le pareció a otro concursante, Juan O'Gorman, de mayor renombre: ''Me criticó exageradamente al grado de que uno de los jefes de la SEP, que eran puros pedagogos, me dijo, si quiere le contestamos, maestro. 'No, no le conteste. Mejor que siga escribiendo para que me de un poco de publicidad', dije. No quería decir que yo era mejor que O'Gorman. Son cosas que se dan en la vida".
Banda pintó el mural Tamaulipas al acrílico y óleo sobre bastidores de un metro de largo por dos de altura, que luego fueron empotrados en un armazón de metal colocado en el cubo de la escalera.