Estudio de cuatro años revela la primera ruptura en las defensas del planeta
El cambio climático se alimenta a sí mismo, alertan científicos
Las aguas de la Antártida, la mayor "aspiradora" de dióxido de carbono, se encuentran saturadas
Ampliar la imagen Esta barca de pescadores navega por el r’o Brahmaputra, en Gauhati, India. Los expertos han advertido que debido al calentamiento global los glaciares que se derriten en el Himalaya puedan reducir la corriente del r’o del que dependen millones de personas Foto: Ap
Londres, 17 de mayo. La capacidad de la Tierra de absorber los gases de invernadero que causan el calentamiento global comienza a decaer a causa de las altas temperaturas, indicio de "retroalimentación positiva" que se temía desde hace tiempo.
Según se informó este jueves, un nuevo estudio revela que el propio cambio climático debilita una de las principales "aspiradoras" que recogen el dióxido de carbono de la atmósfera: el océano que rodea la Antártida. En consecuencia, los niveles de CO2 en la atmósfera en las próximas décadas podrían aumentar más aprisa, y elevar las temperaturas con mayor rapidez de la prevista. Es probable que estabilizar el nivel de CO2, como debe hacerse para controlar el calentamiento, se vuelva mucho más difícil aun si la comunidad mundial se pone de acuerdo en hacerlo, cosa que por el momento parece remota.
Reunión del G-8
Sin embargo, esta noticia podría agregar urgencia a la reunión que dentro de tres semanas se realizará entre el Grupo de los 8 países desarrollados y las principales naciones en desarrollo, encabezadas por China, en Heiligendamm, Alemania, en la cual se hará un intento por conjuntar el marco de un nuevo tratado climático mundial que remplace al actual Protocolo de Kyoto, universalmente considerado inadecuado.
"Es una advertencia oportuna, con vistas a la reunión, de que el reloj del cambio climático comienza a adelantarse", comentó el destacado ambientalista Tom Burke, profesor visitante en el Colegio Imperial de Londres. "Subraya la importancia de llegar a un acuerdo para emprender pláticas sobre la segunda fase de Kyoto."
La variación, detectada en un estudio realizado durante cuatro años por investigadores de la Universidad de Anglia Oriental (UEA, por sus siglas en inglés), la Sonda Antártica Británica (BAS) y el Instituto Max Planck de Biogeoquímica, publicado en la revista Science, es uno de los más ominosos respecto del desarrollo del cambio climático. Implica una ruptura de las propias defensas del planeta contra el calentamiento global.
La sociedad humana ha recibido enormes beneficios de la facilidad natural de la Tierra para absorber el carbono. Los océanos y bosques recogen alrededor de la mitad de la vasta cantidad de CO2 bombeada a la atmósfera cada año por la industria y el transporte, en el llamado ciclo del carbono. Lo que queda en la atmósfera es lo que se conoce como la "fracción suspendida".
Si las "aspiradoras" se debilitan, es probable que la fracción suspendida aumente (lo cual acelerará el cambio climático). Aunque durante cierto tiempo los modelos climáticos de supercomputadora han predicho el debilitamiento de esos depósitos oceánicos y terrestres, hasta ahora no se había detectado ningún ejemplo de que ello ocurriera.
Saturación de dióxido de carbono
Esta vez el equipo de investigación ha descubierto que el vasto océano que rodea la Antártida -el mayor depósito de carbono de la Tierra-, que representa alrededor de 15 por ciento del potencial total de absorción del planeta, se encuentra saturado de dióxido de carbono. El nivel de gas que absorbe se ha mantenido estático desde 1981, tiempo en el cual la cantidad emitida por las actividades humanas ha crecido 40 por ciento, es decir, la absorción ya no se mantiene al paso del incremento, por lo cual mucho más CO2 permanece en la atmósfera para atrapar el calor del Sol.
El efecto de los vientos
Se cree que este efecto, revelado al analizar observaciones del dióxido de carbono en la atmósfera procedentes de 40 estaciones ubicadas alrededor del globo, fue causado por un incremento en la velocidad de los vientos oceánicos. Condiciones más tempestuosas y olas más intensas agitan el mar y acercan a la superficie el CO2 natural almacenado en el fondo, lo cual reduce la capacidad de la superficie para absorber el gas del aire.
Se cree que este aumento en la velocidad de los vientos es causado a su vez por la alteración de los regímenes de temperatura atmosférica producida por dos procesos separados: la destrucción de la capa de ozono de la Tierra sobre la Antártida por gases de clorofluorocarbono de los aerosoles (que ya se han descontinuado) y el calentamiento global.
Pesismismo de la comunidad científica internacional
Por tanto, se trata de retroalimentación positiva: un efecto del cambio climático de empeorarse a sí mismo. Algunos investigadores temen que estas retroalimentaciones vuelvan mucho más rápido el calentamiento, y más difícil de controlar, de lo que se cree comúnmente. El pesimismo de científicos como James Lovelock se basa en gran medida en que la mayoría de las retroalimentaciones del sistema terráqueo probablemente se vuelvan contra nosotros.
"Es la primera detección inequívoca del debilitamiento de un depósito de carbono causada por el cambio climático reciente", expresó la principal autora del estudio, Corinne Le Quere, de la Universidad de Anglia Oriental. "Es grave. Siempre que el mundo se ha calentado mucho, el debilitamiento de los depósitos de dióxido de carbono ha contribuido a ello."
David King, jefe de asesores científicos del gobierno británico, advirtió: "Tenemos muchas retroalimentaciones positivas de que preocuparnos, y ésta parece ser otra".
En años recientes se ha evidenciado que la tasa de acumulación del CO2 en la atmósfera se incrementa. El nivel actual es de 382 partes por millón (ppm); cuando empezaron las mediciones, en 1958, la lectura era de 315 ppm. En los diez años pasados la tasa ha saltado de 1.66 ppm a bastante más de 2 ppm anuales, hecho que no sólo podría significar que la industria y el transporte emiten más dióxido de carbono, sino que la capacidad de absorción de la Tierra se debilita.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya