Un pez, del que sólo quedan 38 ejemplares, habita al borde de un manto freático
Especie de 60 mil años moviliza a Nevada para su protección
El aislamiento posibilitó que el animal pudiera sobrevivir, desarrollando características genéticas únicas
Tiene tanta importancia como los osos polares, aseguran funcionarios locales
Devils Hole, EU, 18 de mayo. En el Valle de la Muerte de Nevada, una especie autóctona de peces ha pasado 60 mil años superando increíbles cataclismos; hoy son solo 38 Cyprinodon diabolis que se extinguen en un agua verdosa por lo que su supervivencia es un asunto de Estado.
Las autoridades estadunidenses instalaron un dispositivo de enrejado y detectores de movimiento para proteger de los intrusos a estos animales autóctonos de Devils Hole, una capa freática en los confines del Valle de la Muerte, en el desértico estado de Nevada (oeste de Estados Unidos).
Conocido en la actualidad como uno de los lugares más calientes y áridos del mundo (50 grados centígrados en verano), esta región ubicada a más de 400 kilómetros al noreste de Los Angeles, California, estuvo cubierta de lagos y arroyos hasta hace 10 mil años, contó Terry Baldino, portavoz del Parque Nacional del Valle de la muerte, una de las administraciones a cargo de Devils Hole.
Luego que el agua se evaporó, quedó esta capa de líquido en el subsuelo que se mantiene a unos 34 grados centígrados todo el año. Pero "es una zona muy pequeña, en la parte de adentro de una gruta, con muy poca energía y recursos", remarcó Baldino.
Preservado por el aislamiento
El Cyprinodon diabolis, cuyo promedio de vida no es más de un año, logró perpetuarse a través de milenios, aislado de los otros ecosistemas y, validando una vez más la teoría de Darwin: este pez de sólo 2.7 centímetros de largo desarrolló características genéticas únicas.
Pero este triunfo de la vida por encima de todos los obstáculos ha estado a punto de sucumbir en varias oportunidades, sobre todo en las décadas de 1960 y 1970 cuando el nivel de la capa freática que era entonces bombeada por los agricultores, comenzó a bajar.
En 1976 el caso llegó a las puertas de la Corte Suprema de Estados Unidos, que decidió expresarse en favor de los defensores de este pez, y la zona fue transformada en santuario pero al parecer ya era demasiado tarde: desde principios de los años 1990, la población de estos peces, que era de 500 miembros, volvió a disminuir.
"No sabemos qué es lo que provoca este descenso", reconoció Paul Barrett, encargado de coordinar las acciones de protección de las especies amenazadas para el Servicio de Aguas y Bosques de Nevada.
"Podría ser una cierta forma de estrangulamiento genético: cuando las poblaciones decrecen, aparecen características desfavorables y la reproducción es menos viable", apuntó el funcionario.
El Cyprinodon diabolis sigue siendo uno de los peces más vigilados del mundo. El agua de Devils Hole está llena de instrumentos para determinar su nivel, su composición química y la producción de alga, el alimento principal de este pez. Dos veces al año, un hombre desciende a este charco, cuya profundidad supera los 150 metros, y contabiliza la población.
El despliegue de medios públicos para un animal cuya desaparición no cambiaría gran cosa en el mundo es un asunto trascendental para los funcionarios implicados.
"Este pez ha estado aquí desde hace unos 60 mil años. Nosotros no tenemos el derecho de decidir que no existan más. Hay solo 38", dijo Barrett, agregando que el Cyprinodon diabolis se convirtió en un símbolo de especies amenazadas desde la decisión de la Corte Suprema.
Para Baldino esta lucha trata también de sensibilizar a las nuevas generaciones sobre las especies amenazadas.
"Intentamos que se entienda que estos peces tienen tanta importancia como los adorables osos polares".