El músico y periodista lanza Música horizontal, de contenido y distribución sui generis
"No existen las producciones independientes": Alonso Arreola
Para el proyecto, el bajista evitó presiones financieras y en el camino halló diversos mecenas
El ex integrante de La Barranca ha recibido pedidos del cd desde Japón y Australia
Ampliar la imagen Alonso Arreola
LabA, el más reciente proyecto del músico y periodista Alonso Arreola, es único en varios sentidos: el musical, en su forma de distribución y en su formato final. Es único, en buena medida, porque no responde a ningún criterio comercial, sino solamente a un sueño del artista.
Como parte de LabA (www.labalonso.com), Arreola, junto con Gerry Rosado, produjo el álbum Música horizontal (Discos Intolerancia), cuyo "corazón es el bajo", de profundo y fuerte sonido. Poner a esta instrumento en el centro de un disco en sí mismo, es poco común.
"En términos estéticos, buscaba el equilibrio entre la grasa del rock y algo de elaboración más complejo", expresó Arreola en conversación telefónica con este diario.
El disco, que no cabe en ninguna etiqueta (se acerca al jazz y al rock, sin ser ninguno de los dos), incluye "piezas breves lúdicas y más formales y largas" compuestas por el bajista (algunas, en colaboración con otros músicos).
Si bien es un disco instrumental, la literatura lo permea desde su titulo: Música horizontal, inspirado en el poeta argentino Roberto Juarroz, quien agrupó parte de su obra bajo el nombre de "poesía vertical".
En la pieza Balada, el bajo de Alonso dialoga con la voz de su abuelo, el escritor Juan José Arreola: "Anoche se me ocurrió algo pero... no sé, no sé...".
En Caballero de los leones, Jaime López cita a Pablo Neruda: "Pido silencio...", y se hace un uno, para después emprender el viaje del bajo. Culmina de regreso con Neruda, en la voz ronca del músico chilango: "Déjenme solo con el día".
En el álbum participa un abanico de músicos, "todos amigos". Destacan los estadunidenses Trey Gunn, guitarrista y ex miembro de King Crimson (con Gunn trabajó por internet y luego le envió los tracks por paquetería), y Michael Manring, bajista nominado al Grammy.
También intervienen integrantes de la banda La Barranca, en la cual toca Arreola: los guitarristas José Manuel Aguilera y Alejandro Otaola, así como el baterista José María Arreola.
En Va el diablo se combinan sonidos de la calle ("20 varos, oiga") con guitarras, bajo, batería y marimbol, y en Esto no es un perro, se escucha la lluvia de Tepepan.
El disco es una especie de exploración que indica hacia dónde puede orientarse la música contemporánea.
Fuera de las reglas
Alonso Arreola quería que cada uno de los pasos de este disco tuviese una razón de ser, que permitiese que la gente estableciera un contacto auténtico entre sí. No se trataba sólo de cuidar el proceso de grabación, mezcla y masterización y luego desentenderse.
No. ¿Cómo iba a ser la presentación final del disco? ¿Cómo iba a ser comercializado y distribuido?
"La producción está cargada por cómo la obtuviste: si te costó muy caro o si es pirata", explicó el bajista.
Su experiencia como integrante de La Barranca y como periodista cultural le permitía saber cómo funciona la industria musical, y no estaba dispuesto a someterse a sus reglas. Además la música que hace -sin etiquetas- suele ser difícil de comercializar.
Arreola buscaba que el disco llegara a la mayor cantidad de audiencia, "pero no necesariamente por un intercambio económico". Así que, simplemente, decidió no ponerlo a la venta.
¿Cómo hacerle entonces?
Música horizontal se hizo "siempre con la idea de pasarla bien, sin presión financiera", cuenta.
No le interesaban los patrocinios, así que buscó otro tipo de financiamiento: tocó puertas y encontró mecenas para cada pieza ("descubrí que muchos están dispuestos a apoyar"). Entre los "compradores" de piezas hay productores y músicos, como la banda blusera Las Señoritas de Aviñón, Tania Libertad, Julio Rivarola, una revista, un restaurante, melómanos y la asociación Gente por la Defensa Animal.
Por otro lado, se realizó una presentación original del producto: un sobre de plástico transparente incluye una tarjeta por cada pieza y el disco está envuelto en tela estampada.
Pero no se trataba simplemente de pararse en una esquina y obsequiarlo a quien pasara por ahí. Arreola quería que le llegara quien pudiera interesarle. También buscaba que cada vez que se regalara un disco fuese oportunidad para un intercambio entre las personas involucradas ("desarrollar experiencias de contacto", según describió).
Donativos generosos
Se asoció con Gente por la Defensa Animal "para que distribuyera el álbum, sobre todo por Internet" (ver: www.gepda.org). Hasta de Japón y Australia han hecho pedidos. Para recibir un disco se paga el envío y un donativo (muchas veces éste ha sido mayor al precio que podría tener el disco).
Música horizontal también se distribuye en algunos restaurantes y en la librería El Péndulo. Además, músicos, como Los Dorados, Jaime López y Cabezas de Cera lo reparten en sus conciertos.
"Cuando sacas un álbum por la vía normal, la disquera te da cierta cantidad para regalar, no tienes libertad." En cambio, de esta manera "siempre traigo un disco disponible para disparar", dijo. Calcula que está distribuyendo unos mil al mes.
Y, como el interés de Arreola es, ante todo, "que la música vuele y viaje", en una de las tarjetas del disco está inscrita la leyenda que solicita: "Copia o comprime este disco para compartirlo física o digitalmente, pero menciona a su autor y benefactores".
Fruto de años de experiencia, respecto de los músicos que se dicen "independientes", Alonso Arreola opina que siempre se necesita de alguien y lanza provocadoramente: "La independencia no existe; la dependencia correcta es lo que existe". Música horizontal "es un producto comercial porque recibió dinero de benefactores. En realidad, la cantidad de gente de la que depende es tremenda".