La muestra, en la galería Pecanins, se conforma de óleos y obras en técnica mixta
Concluye hoy la exposición titulada Todo o nada, de Ivonne Guevara
Había una vez un spray que, al oprimirse su botón, salía un cuadro completo. Esa fantasía del "arte instantáneo", Ivonne Guevara (Distrito Federal, 1961) la convierte en realidad en Graffiti? (2006), óleo que forma parte de Todo o nada, exposición de unos 25 óleos y técnicas mixtas, que hoy concluye su exposición en la galería Pecanins (Durango 186, colonia Roma).
De existir un spray así, seguramente todo mundo lo compraría, porque del producto concebido por Guevara sale nada menos que el famoso cuadro La familia de Carlos IV, de Diego Velázquez, mejor conocido como Las meninas, "una de las obras más perfectas dentro de las perfectas que he visualizado".
No obstante, Graffiti? alberga sentimientos encontrados. Por un lado es una queja personal contra el grafiti en el sentido de que está fuera del arte y es vandálico. "Cuando se ensucia un monumento histórico me parece una falta de respeto a nuestra propia historia, aunque sé que son señales e información al final".
Por el otro, la pintora reconoce que hay artistas "talentosísimos" que pintan en la calle. Entonces, Graffiti? también es una oda a Jean-Michel Basquiat (1960-1988), que pasó de grafitero de las calles de Nueva York a pintor cotizado.
La cara de El Cigala
El óleo en cuestión, como muchos de los cuadros de Guevara, encierra un sinfín de historias. Por ejemplo, nunca entendió por qué se le aparecía la cara de Diego El Cigala (cantaor español) en vez de la de Velázquez, situación que se corrigió en cuanto aplicó el color.
La serie que comprende Todo o nada gira en torno a los objetos cotidianos que suelen pasar desapercibidos: un zapato tenis, un huevo estrellado, una camiseta, una taza de café o un sostén. Aunque la entrevistada habla de una serie, no hay una relación entre sus imágenes: "Me causa pavor la repetición de objetos. Me gusta saltar de un tema a otro porque quiero cambiar de aires".
Guevara cursó las carreras de diseño gráfico y dirección cinematográfica. También ha sido cantante profesional. En el aprendizaje de la pintura se considera autodidacta: "Aprendí -dice- las técnicas metiéndome en un estudio por muchos años para saber cómo utilizar los elementos. Sigo experimentando hasta la fecha para poder lograr muchas cosas que traigo en la mente".
Describe su obra como "realismo pop", porque es "fácil de captar, aunque contenga historias de cada elemento". En comparación con su trabajo anterior, el de la galería Pecanins es más depurado, al grado de que una de las obras consiste en una mosca parada sobre la tela en blanco. Eso también habla de la ironía y el sentido de humor de la artista.
Juega, de hecho, con el espectador al incorporar auténticos pedazos de tela de una camiseta en el cuadro One size fits all (2005) o cuando alcanza la tercera dimensión con los protagonistas de Cajas para guardar cosas variadas (2005).
"Cuando voy a dormir, he alucinado que los objetos del cuadro se salen por la noche o la madrugada, y cuando llega la luz se vuelven a colocar en su lugar.
"Me gustó la idea de sacar esos elementos de la superficie de la tela, por eso de pronto en mi obra existen objetos en tercera dimensión. Me gusta la idea de lo que hacen los cuadros cuando nadie los ve", señala.
Respecto de sus preocupaciones estéticas, explica: "Muchas imágenes las sueño y las trabajo conforme las voy sintiendo. El pincel te lleva y vas trabajando de atrás para adelante siempre, porque me gusta al final detallar lo que quiero como plano principal. Los fondos luego me aburren. Me gusta de pronto usar una especie de lupa en mi imaginación para acercarme mucho a los objetos".