La casa de Carranza
Uno de los personajes más representativos del movimiento revolucionario, que se inició en 1910, fue Venustiano Carranza, también llamado El Varón de Cuatro Ciénegas, por su estilo caballeroso y por haber nacido en esa población del estado de Coahuila. Como la de la mayoría de los hombres que participaron en esa odisea, su vida militar y política fue muy azarosa. Es el autor del Plan de Guadalupe, que derrocó al chacal Victoriano Huerta; en 1916 convocó al Congreso Constituyente que formuló la Constitución de 1917, que nos rige -con innumerables modificaciones- hasta la fecha. Ese mismo año tomó posesión como Presidente Constitucional de la República, y cuatro años más tarde fue asesinado en Tlaxcalantongo.
Este apretado resumen nos habla de la enjundia del personaje que vivió sus últimos tiempos en una hermosa residencia porfiriana, de estilo francés, ubicada en la calle Río Lerma 35, en la colonia Cuauhtémoc. La construyó el ingeniero civil Manuel Stampa, en 1908, con la intención de habitarla con su familia, pero se vio obligado a abandonarla un tiempo, por los sucesos de la Decena trágica. En esa época la ocupó el general Felipe Angeles para utilizarla como cuartel general, y al término de los acontecimientos la volvió a habitar la familia Stampa, hasta 1919, mismo año en que falleció la esposa de don Venustiano, lo que lo llevó a alquilar la hermosa casona que habitó con sus hijas Julia y Virginia y con Cándido Aguilar, esposo de ésta última. Escasos seis meses disfrutó la mansión, ya que el 7 de mayo de 1920 salió de la capital para dirigirse a Veracruz y regresó su cadáver.
Al poco tiempo de su muerte, el coronel Paulino Fontes y el general Juan Barragán adquirieron la casa y se la donaron a la hija Julia, quien la habitó durante varios años y finalmente la cedió con todo el mobiliario para que fuera un museo. Tras haber sido Museo Histórico de la Constitución, en 1961 el presidente Adolfo López Mateos la inauguró oficialmente como Museo Casa de Carranza
El lugar merece una visita, ya que al valor histórico agrega el permitir apreciar cómo vivía una familia de clase media acomodada, a principios del siglo XX. La arquitectura de la casa es bellísima, muy representativa de la arquitectura que caracterizó al porfiriato, época en la que queríamos ser parisinos: pisos de parquet colocados artísticamente, yesería rococó adornando techos y paredes, vitrales, elaborada herrería, techos altísimos, en fin, pura exquisitez, y con el añadido de que conserva los muebles que usó la familia Carranza.
La sala luce muebles estilo Luis XV, con brocado y oro de hoja, un biombo con espejos, chimenea de mármol de Carrara y una mesa de centro con medallones florentinos. En este lugar, donde es fácil imaginarlo tomando un coñac, fumando un puro y departiendo con familia y amigos, fueron velados sus restos. El comedor, sobrio y elegante, habla de buen gusto y sencillez. La cocina, con su estufa de carbón; el refrigerador y la plancha de hierro para la ropa conserva una mesita de palo con un par de sillas, donde don Venustiano gustaba sentarse a merendar cuando llegaba tarde.
Su recámara, lo mismo que las de sus hijas, son igualmente de una modesta elegancia; la de él muestra algunos enseres personales en una cómoda, el ropero, su baúl de viaje y en la cama una linda colcha de gancho, como la que vimos en casa de los abuelos.
La presencia del personaje poderoso político se siente en la biblioteca, amplio y acogedor espacio que muestra sus gustos y aficiones. Además de libros, unos muebles de bejuco y unas espadas en los muros; tenía retratos de personalidades que admiraba: Benito Juárez, Madero, Hidalgo, Napoleón y Washington. En las que fueron el costurero y las recámaras de visitas se instalaron las salas históricas, que hablan de Carranza, el hombre, el político y de la Constitución.
Actualmente, el pequeño y encantador museo depende del Instituto Nacional de Antropología e Historia y lo dirige Lorenza del Río, culta mujer de gran experiencia, que está realizando una magnífica labor. Precisamente hoy, a las 12, inaugura La espada y la pluma, conjuntamente con el gobierno del estado de Coahuila y la Asociación Cívica general de División Francisco L. Urquizo, sobre quien versa la exposición.
El corolario de la visita puede ser justo a la vuelta, en Guadiana 19, dirección y nombre de este restaurante-cantina, que en un ambiente contemporáneo ofrece rica comida mexicana. Los tacos de filete son buena opción para acompañar el aperitivo. De sopa, muy favorita es la de fideo seco a los tres chiles, y si no está a dieta, de plato fuerte la pechuga parmesana, y si está, el atún al grano de pimienta. De postre, no perdono las crepas de cajeta.