Ofrece a turistas paseos exclusivos por "descubrimientos recientes" y "entrada privada"
El hotel Mayaland presume ser el primero con una zona arqueológica
Políticos, invitados y huéspedes del propietario tienen acceso irrestricto a los vestigios mayas
"Soy el dueño legítimo", reclamaba en 2003 Fernando Barbachano al gobierno de Yucatán
Ampliar la imagen Entrada a los vestigios de Chichén Itzá, que colinda con los jardines del complejo turístico Foto: Mónica Mateos
Piste, Yuc., 27 de mayo. A escala internacional, el hotel Mayaland, de Chichén Itzá, se anuncia como "el primero en el mundo dentro de un sitio arqueológico". En diversas páginas de Internet, todas en inglés, el complejo turístico ofrece además un plus a sus huéspedes: paseos a caballo por "recientes descubrimientos" y "guías privados por la selva, en una zona que usted no podría ver en un recorrido regular".
Desde los balcones de algunas habitaciones del Mayaland, ubicado "en el corazón de la zona arqueológica de Chichén Itzá" -como anuncia su propaganda-, se aprecia el espléndido observatorio maya prehispánico. La sorpresa es para propios y extraños. Los vestigios parecen formar parte de esa propiedad y no a la inversa.
Los huéspedes son transportados en carritos (en un recorrido de unos 20 metros) hasta la taquilla del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), instalada en los jardines, que se cierra a las 17 horas y vuelve a abrirse a las 19 horas para permitir la entrada al espectáculo de luz y sonido.
Algunos custodios comentan que a veces, durante esas dos horas, no hay personal del INAH o del Patronato Cultur (que depende del gobierno de Yucatán) en ese acceso y los huéspedes del Mayaland ingresan libremente a la zona. Y cómo no, si el hotel los anima: "tenemos nuestra propia entrada hacia los templos mayas".
En 2003, hubo un intento oficial para poner límites a los dueños del Mayaland -encabezados entonces por Fernando Barbachano Gómez-Rul- en su idea de que si les pertenecen los terrenos de la zona también son dueños de los vestigios arqueológicos, catalogados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Personal del Patronato Cultur, que se encarga junto con el INAH de administrar y resguardar la zona arqueológica, negó la entrada a Barbachano Gómez-Rul y a sus "invitados" (huéspedes, políticos y celebridades del jet-set), pues éstos ingresaban sin hacer caso a los horarios establecidos y sin pagar.
El magnate yucateco publicó sendos desplegados en el Diario de Yucatán, dirigidos al gobernador Patricio Patrón Laviada, en los que defendió su postura: "Si bien es cierto que son del dominio de la nación todos los monumentos arqueológicos, no es menos cierto que tal dominio no implica la propiedad del terreno bajo el cual se encuentran, y en el presente caso soy propietario y posesionario legítimo del predio en donde se ubican las ruinas de Chichén Itzá con todas las ventajas que ello conlleva, como poder entrar, hasta con personas que designe, al terreno de mi propiedad, sin necesidad de pagar cuota de acceso".
Y reprochaba: "Nunca, ni en el peor de los gobiernos pasados, funcionario alguno perturbó mi legal ejercicio de propiedad y posesión, como ahora. No es válido decir que Cultur no cobra a los visitantes por entrar a mis terrenos, en donde se encuentran las ruinas de Chichén Itzá, porque como se ha demostrado en el proceso constitucional de amparo, sí cobra dicho patronato por entrar a mis terrenos.
"En virtud de que me han cercado y ante la imposibilidad de seguir aquellas conversaciones que iniciamos, por este público medio te exhorto para que des las instrucciones pertinentes a fin de que empleados de tu gobierno dejen de impedir al suscrito y a las personas que designe el libre acceso a los terrenos de mi propiedad y desistan de continuar pretendiendo cobrarme por ello, restituyendo de esta manera mis derechos."
Al respecto, Patrón Laviada declaró que no se violaba ninguna ley con su disposición de restringir el acceso al empresario, y aseguró que el caso llegaría a instancias judiciales para su solución. Luego de un tiempo, no ha sucedido nada relevante. Los privilegios para los empresarios hoteleros continúan en los alrededores de Chichén Itzá.
Desfile de políticos
La noche del pasado 4 de mayo asistieron al espectáculo de luz y sonido los diputados que acudieron a la 17 Reunión Interparlamentaria México-España, quienes fueron atendidos por personal del Mayaland.
El público que pagó boleto para ingresar, tanto en la puerta principal como en el hotel, tuvo que esperar 45 minutos a que lo hicieran primero los legisladores, cuyo anfitrión fue el panista Jorge Zermeño, presidente de la Cámara de Diputados.
Una vez que ocuparon los mejores lugares, se dejó pasar a otros visitantes que, molestos, realizó comentarios como el siguiente: "deberían de legislar para que dejemos de ser ciudadanos de segunda o de tercera". Niños de diversas escuelas que venían de excursión, así como el resto de turistas, tuvieron que sentarse en el piso de tierra.
Días antes, el líder del PRI en la Cámara de Diputados, Emilio Gamboa Patrón, había declarado que no fue casual que se invitara a sus colegas españoles a visitar el sureste mexicano (incluido, Cancún), pues "hay una gran inversión en la Riviera Maya por parte de grupos empresariales españoles, y vamos a estrechar más la relación de amistad y respeto que tenemos con el pueblo y gobierno de ese país".
Fernando Barbachano, fallecido en diciembre de 2006, compró las tierras de la hacienda Uxmal en 1955, "incluida la zona arqueológica de la ciudad maya", según declaró él mismo a un diario yucateco. Ahí construyó la primera fase del actual hotel Hacienda Uxmal, administrado, al igual que sus hoteles de Chichén Itzá, por sus herederos.