Un caso sin precedente en el serial taurino de la Feria de San Marcos, a la baja
El jurado debió declarar desiertos los premios al mejor toro y al mejor encierro
En contraste, el francés Sebastián Castella fue señalado triunfador por unanimidad
Ampliar la imagen A diferencia de otros, toreros como el francés Sebastián Castella tienen que ponerse allí para poder triunfar Foto: Baja de la página de Las Ventas en Internet
Nunca un gobernador fue tan asiduo a la plaza y nunca la feria resultó tan mediocre. El aficionado José Morán, de Aguascalientes, miembro distinguido del prestigiado Centro Taurino México-España, caracterizado por su mesura y sustentación al emitir opiniones, me comenta:
"Preocupante lo que hemos visto salir por toriles durante el reciente serial taurino de la Feria de San Marcos. Desde hace años la principal preocupación es la desaparición paulatina de la casta y bravura en muchas, por no decir la mayoría, de las ganaderías mexicanas, lo cual ha sido evidente feria tras feria en que el ganado ha truncado las aspiraciones de muchos toreros y las del aficionado y público en general.
"Ahora hay una nueva causa de preocupación primero para los ganaderos y luego para la afición, aunque lo debe ser para todos los sectores de la fiesta. Me refiero a la falta de fuerza del ganado, la cual en ocasiones llega a límites desesperantes para quienes asistimos a las corridas.
"En los tendidos se escuchaba: '¿Qué les pasa, ganaderos? ¡Pagamos muy caro por ver sus toros!' Se dice que algunos diestros, en especial los extranjeros, condicionan sus actuaciones a que les echen de esas ganaderías por el poco peligro y riesgo que les representan, así sean mucho menores las posibilidades de triunfo. Dicho de otra manera, prefieren el fracaso que arriesgar ante toros de divisas con más bravura.
"Puedo decirte que ningún año ha sido como este en cuanto al ganado se refiere. Las características que más predominaron en los hierros lidiados fueron desde luego la falta de casta, pues si acaso uno que otro toro pueden escaparse de haber tenido ese defecto. Y como con el descastamiento generalmente va de la mano la mansedumbre, un muy alto porcentaje de astados fue manso. La sosería, el aplomo, lo deslucido y en ocasiones el genio, el calamocheo y la aspereza fueron otros defectos que acusó gran parte de los bovinos lidiados.
"Asimismo, abundó la debilidad y hasta la invalidez en el ganado. Con este agravante, la otrora viril y esplendorosa suerte de varas ha tenido que pasar a segundo término, pues mientras anteriormente era la suerte en la que se probaba la bravura y fuerza de los toros, hoy los matadores tienen que cuidarlos y ordenar un pellizco en vez de un puyazo. Alguien dijo en el tendido que ahora los toreros tienen que cuidar a los toros en vez de cuidarse de éstos.
"Lo anterior provocó en los tendidos un desesperante aburrimiento, que de no ser porque los toreros en la mayoría de los casos, que no en todos, se esforzaron por agradar y algunos consiguieron ejecutar meritorias faenas a toros infumables, esta feria hubiera quedado inédita.
"Año tras año se otorgan premios a lo mejor de la feria taurina. Salvo el criterio de los jurados de dichos certámenes en los que nada tenemos que ver, la Peña Taurina México-España, conformada por aficionados sin ningún interés dentro de la fiesta pero con mucho interés en ella, consideramos que no hubo nada que premiar en cuanto al ganado lidiado se refiere, sino al contrario, mucho que reprocharles a los ganaderos, pues los aislados bureles que se salvan de la quema no fueron para nada cosa del otro mundo ni nada que merezca presea alguna.
"Real de Saltillo, Jaral de Peñas, Fernando de la Mora, Bernaldo de Quirós, Pepe Garfias, Teófilo Gómez, El Junco, Carranco y Begoña. Es para que estos ganaderos se preocupen y traten de poner remedio a lo que este año vimos, pese a que sabemos que ser ganadero de bravo es de los oficios más difíciles, por el bien de ellos, de la fiesta, de los toreros que ven truncadas sus aspiraciones de triunfo y de los aficionados y del público.
"En dos aspectos coincidieron la totalidad de los jurados: en declarar desiertos los premios al mejor toro y al mejor encierro, lo que representa un manchón negro para el prestigio de los criadores de toros de lidia. Fue esta decisión un caso insólito desde que hace 25 años se estableció el concurso para premiar a lo más sobresaliente del serial taurino de la Feria de San Marcos.
"En contraste, la votación para declarar al triunfador del serial se dio en forma unánime en favor del torero francés Sebastián Castella, quien en tres tardes consecutivas cortó 6 orejas. Además, fue declarado autor de la mejor faena, con lo que los máximos honores fueron para él", dice José Morán.