ENERGIAS ALTERNATIVAS
ENERGIAS ALTERNATIVAS
La energía para el desarrollo necesita una mano
Los sistemas eficientes de generación de energía son fundamentales para el tercer mundo
Ampliar la imagen Fragmento de un panel que capta la radiación solar en una casa en el área recreativa de Tres Ríos, en Lake Billy Chinook, Oregon. En esta comunidad un número creciente de habitantes obtiene energía "de la rejilla" solar, del viento y de otras fuentes alternativas Foto: Archivo
La producción de energía contribuye a generar empleos y crecimiento económico y, aún más importante, ayuda a enfrentar problemas de seguridad alimentaria, suministro de agua potable, servicios de salud y educación. Por ello, todo el mundo puede beneficiarse si los países en desarrollo utilizan tecnologías con el menor efecto posible sobre el calentamiento global.
La Unión Europea (UE) está consolidando un mecanismo para apoyar proyectos de energía en países en desarrollo, supervisados por la Oficina de Cooperación EuropeAid, un órgano de la Comisión Europea. EuropeAid maneja un fondo en el que participan países de Africa, el Caribe y el Pacífico (ACP) y de la Unión Europea, el cual dispondrá este año de un presupuesto de 220 millones de euros para invertir en programas que garanticen a los pobres acceso a la energía, principalmente en áreas rurales. También contribuye a mejorar la gestión y la administración del sector energético y respalda grandes inversiones para la creación de infraestructura trasfronteriza. En abril, cerca de 91 proyectos pasaron la evaluación final para la primera ronda de financiamiento.
EuropeAid también está lista para lanzar, antes de que finalice 2007, un programa de cooperación energética de siete años entre la UE y naciones en desarrollo. Aún falta conocer detalles sobre el alcance y el presupuesto de esta iniciativa, pero se espera que siga los pasos del Coopener, parte del primer programa europeo de energías inteligentes (Intelligent Energy Europe).
Coopener tuvo entre 2003 y 2006 un presupuesto de 17 millones de euros para desarrollar proyectos que fortalecieran la capacidad instalada en países en desarrollo, la mayoría en Africa. Un programa consistió en ofrecer capacitación para la generación de energía a partir de biomasa, tanto en las regiones áridas como en las húmedas del Africa subsahariana. Otro se concentró en hacer más eficiente y sustentable el uso del carbón vegetal como fuente de energía en Madagascar.
La experiencia de los países industrializados con los mecanismos de desarrollo limpio (MDL o CDM, por sus siglas en inglés) pone de relieve la necesidad de una continua participación del sector público en la promoción de proyectos energéticos sustentables en las regiones más pobres de los países en desarrollo. Dentro del marco de los acuerdos internacionales sobre cambio climático, los MDL permiten a los gobiernos y a las empresas de las naciones industrializadas invertir en tecnologías limpias en los países en desarrollo a cambio de bonos para compensar sus propias emisiones de gases de efecto invernadero, a fin de cumplir los compromisos del protocolo de Kioto y, eventualmente, el sistema adoptado por la Unión Europea para la reducción de emisiones.
Los proyectos de uso eficiente de la energía y fuentes renovables pueden cumplir los requisitos para formar parte de los MDL, pero hasta ahora pocos han atraído inversiones. En cambio, los recursos se han canalizado a diseñar tecnologías que disminuyen las emisiones de gases de efecto invernadero en industrias, sobre todo en China. Ha habido quejas debido a esta tendencia y al escaso número de proyectos llevados a cabo en Africa; sin embargo, ello no contradice la filosofía de los mecanismos de desarrollo sustentable, concepto que, por cierto, varía en cada país, en tanto que los requisitos de reducción de esos gases se determinan en forma centralizada. De cualquier forma, el mensaje es claro: lo que cuenta es disminuir las emisiones.