VOA será instalado el próximo noviembre en el más grande equipo de este tipo, en Suiza
Concluye UNAM detector de partículas para proyecto mundial
Contribuirá con ALICE en el estudio del estado de la materia en los primeros microsegundos luego de la creación del universo
Miembros del Instituto de Física calibrarán el aparato en Ginebra
Ampliar la imagen Gráfica artística del acelerador de partículas LHC (Large Hadron Collider)
Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) concluyeron la construcción del detector de partículas denominado VOA, que será instalado en noviembre próximo en el acelerador más grande del mundo, conocido como LHC (Large Hadron Collider), el cual permitirá realizar diversos experimentos, entre ellos el conocido como ALICE, con la finalidad de establecer cuál era el estado de la materia en los primeros microsegundos después de la gran explosión.
Con la capacidad de alcanzar velocidades extremadamente elevadas y una temperatura cien mil veces superior a la que se tiene en el interior del Sol, el proyecto ALICE permitirá estudiar las partículas que se desprenden de un impacto entre dos núcleos de plomo, con la capacidad de analizar, de forma simultánea, la trayectoria de 20 mil de las 80 mil partículas que genera el impacto.
En conferencia de prensa, expertos del Instituto de Física (IF) de la UNAM, aseguraron que con su participación en uno de los proyectos científicos más importantes de los años recientes, México "tendrá acceso a información de punta obtenida con instrumentos de la más alta tecnología, que en el caso de ALICE, permitirá estudiar una nueva fase de la materia conocida como cromodinámica, que es como creemos actuó durante los primeros momentos, luego de la creación del universo, del cual aún desconocemos poco más de 95 por ciento".
Científicos de 32 naciones
Con la participación de mil científicos de 32 naciones, de los cuales 21 son mexicanos, el experimento ALICE, con una inversión de cien millones de dólares, es considerado como un proyecto de frontera que permitirá "acercarnos más a los secretos de la materia y del universo", aseguraron, luego de señalar que el LHC, ocupa un anillo subterráneo de 27 kilómetros de circunferencia y se ubica a una profundidad de cien metros, ya que es capaz de acelerar núcleos de energía a una velocidad 20 veces mayor a la alcanzada hasta ahora.
Tras anunciar que este miércoles un equipo de especialistas viajará a Ginebra, Suiza (donde se localiza la Organización Europea para la Investigación Nuclear de la que depende el LHC), para entregar y calibrar el instrumento, cuya elaboración requirió una inversión de un millón de dólares y el trabajo de un equipo de seis especialistas, Andrés Sandoval Espinosa, investigador del IF e integrante del proyecto para realizar el detector, afirmó que luego de ocho años de trabajo se concretó "uno de los proyectos más ambiciosos y del que esperamos obtener información antes de que concluya este año".
El experimento ALICE, agregó Arturo Menchara, ex director del IF e integrante del equipo de especialistas, permitirá conocer no sólo cómo funcionó la materia en los primeros instantes después del llamado big bang que propició el nacimiento del universo, sino que inclusive "es posible que con la nueva información que obtendremos, quizá cambien algunas de las interpretaciones que tenemos hasta el momento".
Si bien reconocieron que aún no existe una aplicación práctica al conocimiento de la materia cromodinámica, la cual se comporta "totalmente distinto a la materia como la conocemos", aseguraron que el conocimiento que ALICE puede generar "está al mismo nivel que el de los científicos que descubrieron la energía eléctrica, y que más de cien años después tiene múltiples aplicaciones, pero que en un momento inmediato no se tenía ninguna certeza de su uso".
Conocer las propiedades y el comportamiento de la llamada materia cromodinámica que es "totalmente" diferente a los sistemas que conocemos, insistió Sandoval Espinosa, "nos permitirá entender muchos procesos en el origen del universo, e inclusive creemos que en un futuro se podrá generar alguna partícula de lo que llamamos materia oscura y de la que no sabemos nada".
En el proyecto participaron especialistas de la UNAM, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y de la Autónoma de Sinaloa, así como expertos del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados del IPN.