DISQUERO

DISQUERO

Buenos Aires-La Habana-Sevilla

En los anaqueles de novedades discográficas esplende un disco sensacional cuyo único defecto es una minucia: un acento de más en el título: Oblivión (discos Koch International) en lugar de Oblivion, en honor a la pieza que inicia el disco y que es de la autoría de uno de los grandes maestros de la música contemporánea, el argentino Astor Piazzolla (1921-1992), en un arreglo para violonchelo y piano elaborado por la chelista Maya Beiser, conocida por el público mexicano debido a su presentación, inolvidable, en la Sala Covarrubias del Centro Cultural Universitario en agosto pasado, donde presentó obras de Arvo Pärt, Steve Reich, Osvaldo Golijov y David Lang. Sus conciertos atraen a multitudes. De hecho su público lo comparte con el Kronos Quartet y de tal manera es aclamada como si se tratase de una estrella de rock; la crítica musical neoyorquina la ha nombrado La diosa del violonchelo y también La reina del violonchelo contemporáneo.

En este disco, Oblivion, da vida a partituras de Piazzolla entreveradas con obras de Joaquín Nin (1879-1949), nacido y muerto en La Habana, hijo del compositor del mismo nombre y hermano menor de la escritora Anaïs Nin, autor de una producción personalísima, una de cuyas aristas únicamente es valorada: nacionalismo español puro, a la par de Manuel de Falla, pero en realidad es suyo el misterio, el encanto, la originalidad. El disco es una delicia.