EU utiliza a tropas de Beirut para combatir el "terrorismo"
Hezbollah se prepara en el norte para la próxima batalla con Israel
Beirut, 2 de junio. Aparentemente, todo tiene sentido. Un grupo de islamitas radicales que combate al ejército libanés dispara entre las ruinas del campo de refugiados de Nahr el Bared. Nahr el Bared significa "el río frío", pero ahí no hay río alguno. El ejército libanés les arroja granadas. De hecho, este sábado les dispararon con ametralladoras desde helicópteros libaneses modelo Gazelle. Otro capítulo en la guerra contra el terror.
En realidad se trata de otra tragedia del mismo conflicto (deshagámonos de la palabra "terror"). Los Gazelle no tienen cohetes, debido a la cortesía de Estados Unidos a Israel, que teme que sean utilizados contra sus fuerzas.
Los belgas han ofrecidos tanques Leopard, que también han sido vetados por Estados Unidos, ante la posibilidad de que los libaneses quieran usarlos contra los israelíes. De esta manera, el ejército de Líbano está debidamente equipado para combatir a los palestinos, pero no tiene suficiente para enfrentar a sus enemigos de su frontera sur.
¿Recibe Fatah al Islam ayuda de Siria? Probablemente sí. Pero está emergiendo un patrón familiar. La Cruz Roja Internacional llamó a "todas las partes" a entablar un cese del fuego; esa frase fue usada con tanta promiscuidad durante la guerra civil de Líbano, entre 1975 y 1990, como si los palestinos armados fueran combatientes en un conflicto civil y no quienes hace dos semanas asesinaron a 20 soldados libaneses.
Este sábado la BBC estaba confiriendo normalidad a la guerra al referirse al "laberinto de edificios de concreto y callejones estrechos" de Nahr el Bared, como si los campamentos de refugiados palestinos de otros lugares estuvieran hechos de otra cosa.
¿Puede el ejército libanés realmente combatir en la guerra de Estados Unidos en el norte de su país? Aunque esa fuerza está compuesta por chiítas, sunitas, drusos y cristianos, se ha mantenido unida. Pero no fue creada para luchar las guerras de Occidente en Medio Oriente.
Hace una semana hubo una reunión secreta en el sur del país en que oficiales de inteligencia de los gobiernos francés, italiano y español, que trabajan en las embajadas en Beirut de sus respectivos países, se sentaron a hablar con funcionarios de alto rango de la guerrilla Hezbollah, los peores enemigos de Israel en Líbano.
Hezbollah les aseguró, como ellos esperaban, que sus soldados en las fuerzas ampliadas de mantenimiento de paz en el sur de Líbano serían protegidos ante Al Qaeda y sus amigos de Fatah al Islam. También se les dijo que si de nuevo Israel ataca Líbano este verano, la guerra sería aún más feroz que el conflicto de 34 días ocurrido en junio y julio pasados.
Al norte del río Litani, y en medio de un conflicto en el norte libanés que los medios no han reportado, Hezbollah está construyendo nuevos caminos y bunkers, preparándose para la próxima batalla con Israel.
Debido a que los campamentos de refugiados del norte de Líbano están tan aislados y que Beirut sobrevive pese a nocturnos atentados con bomba que son siempre obra de desconocidos, este país presenta una imagen de paz y relativa normalidad.
Pero existe un grave peligro y, como ocurre en Irak y Afganistán, nosotros seguimos ignorándolo.
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca