Empresario denuncia venta de bebidas falsas y de mala calidad en el país galo
Sin defensa de las autoridades mexicanas, la denominación de origen del tequila en Francia
París, 3 de junio. En 2006, Jorge Rodríguez, empresario jalisciense, dueño de la casa Dipromex, distribuidora de tequila y mezcal en la Comunidad Europea, descubrió la existencia en el mercado francés de varios falsos "tequilas" con las marcas Mayagave y Mezatoatl, entre otras.
El 4 de mayo de 2007, llegó hasta el representante de la distribuidora de alcoholes de una de estas marcas, para informarle que el tequila que ellos comercializan no proviene de la región reconocida como la única que puede otorgar esta "denominación de origen". En otras palabras, no proviene del centro-occidente de México que da al destilado del agave weber tequilaza el nombre de tequila.
El representante francés respondió que él se limitaba a comercializar un producto y que le concernía al gobierno mexicano y a las autoridades del Consejo Regulador del Tequila (CRT) defender jurídicamente sus denominaciones de origen. Así como, en Francia, es el gobierno y sus representantes en el extranjero quienes defienden ante las instancias internacionales los productos de ese país, cuando sufren la competencia desleal de productos piratas, como los que usurpan las denominaciones de origen coñac, champaña y otros vinos protegidos.
Jorge Rodríguez consideró su deber dirigir sus observaciones por escrito y llevar botellas del falso tequila hasta el CRT, denunciando verbalmente el hecho ante distintas instancias de gobierno, en Jalisco y en la ciudad de México.
''Aparentemente, la competencia de productos piratas que arremete a la producción nacional, empezando por los que clandestinamente entran de China al país, no conmueve ni mueve a las autoridades cuando se trata de proteger nuestros productos de exportación, pues la aparición de productos alimenticios y bebidas de mala calidad, con marcas seudo mexicanas, inundan el mercado europeo desde hace decenios, sin que el gobierno mexicano haya hecho lo suficiente para combatir este fenómeno. Falta información, exportación de muchos más auténticos productos mexicanos y de buena calidad y, desde luego, su protección internacional'', se queja.
Pues, comenta, más allá de que el falso tequila que se vende en 4 euros (60 pesos) perjudique la venta del auténtico, cuyos precios van de 10 a 60 euros (150 a 900 pesos), lo grave es que el consumo del producto falso perjudica la imagen del auténtico y le ha ocurrido, al intentar introducir sus productos, que un europeo los rechace diciendo: "el tequila es una bebida perjudicial y desagradable", logrando sin embargo que cambie de opinión cuando prueba el auténtico producto.
Por fortuna, el tequila ha ido imponiéndose en el extranjero como una bebida cuya calidad se reconoce cada vez más, pero si no se toman las medidas adecuadas para denunciar ante las autoridades internacionales correspondientes la usurpación de su "denominación de origen", el bajo precio del producto falso llevara una imagen degradante del tequila al público consumidor mayoritario y se afectara con el tiempo la exportación de este producto y sus productores.