Usted está aquí: lunes 4 de junio de 2007 Cultura Cuatro décadas después, el Ejército Rojo vuelve a deslumbrar a México

Coros, danzas y ensamble del grupo ruso desplegaron gracia y precisión en el Auditorio

Cuatro décadas después, el Ejército Rojo vuelve a deslumbrar a México

Hasta México lindo y querido y Cielito lindo salieron a relucir en la presentación del sábado

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Ampliar la imagen El niño Dima Suprozhenkov, de nueve años, durante la interpretación de una canción marinera El niño Dima Suprozhenkov, de nueve años, durante la interpretación de una canción marinera Foto: Eduardo Laborda

Ampliar la imagen Giros de una coreografía espectacular Giros de una coreografía espectacular Foto: Eduardo Laborda

Pasaron 46 años antes de que los Coros, Danzas y Ensamble del Ejército Rojo (CDE-ER) volvieran a presentarse en México. El sábado lo hicieron en el escenario que los vio triunfar en 1961: el Auditorio Nacional. Ahora como entonces, la agrupación colmó de asombro y emoción el recinto y se ganó a pulso el respeto y la admiración de la gente que, al final y con todo merecimiento, les ofreció un largo, sincero y agradecido aplauso.

¡Cómo no agradecer la entrega, la gracia, la precisión, el profesionalismo, la pasión, la disciplina y el talento desplegados sin regateos por cantantes, músicos y bailarines dirigidos por el coronel Anatoly Bazhalkin!

Ninguna de las 10 mil personas se que dieron cita en el recinto de Paseo de la Reforma podrá decir que salió defraudada.

El primer número del programa estuvo a cargo de los coros y ensamble. Se trató de una marcha militar que evocaba los tiempos en que la agrupación artística fue fundada -1941, durante la Segunda Guerra Mundial- por artistas que querían llevar un mensaje de "esperanza y victoria" a los soldados que enfrentaban a las tropas de Adolfo Hitler.

Los bailarines hicieron su presentación con una danza de cosacos que sirvió de preludio a las prodigiosas ejecuciones que estaban por venir: danzas militares, polkas, bailes tradicionales y valses. Puede uno ver mil veces esos saltos, esa piruetas y esos giros imposibles sin dejar de maravillarse. Hay, además, tal precisión en los movimientos y es tal la sincronía coreográfica que resulta inevitable pensar en todo el tiempo y esfuerzo invertidos para alcanzar esos niveles que rozan la perfección. Ahí se hace evidente el trabajo de la coreógrafa Marina Yashchenco.

Uno de los momentos culminantes ocurrió cuando los CDE-ER interpretaron Kalinka, tal vez la canción folclórica más famosa de Rusia, que toma su nombre de un arbusto llamado Bola de nieve. "Es una pieza especialmente popular por la impetuosidad de su melodía que, combinada con la velocidad de sus tonos, desemboca al final en un alocado tempo", según se lee en el programa de mano.

A partir de ahí, el vínculo emotivo entre público y artistas fue indisoluble, y se estrechó cuando uno de los solistas comenzó a interpretar su muy sentida versión de México lindo y querido. Entonces la gente se volvió parte de espectáculo, sumando sus voces a las del coro visitante. Dos pueblos unidos por la música.

Antes del intermedio hubo tiempo para un solo de balalaika -instrumento tradicional semejante a la mandolina triangular- y otra pieza clásica del repertorio popular ruso: Noches de Moscú, un canto de amor patrio tan melancólico y evocador como puede ser la Canción mixteca para un mexicano.

Recorrido por el tiempo

Muchas cosas han pasado y cambiado de 1961 a la fecha. Entonces los CDE-ER venían de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS); la guerra fría -paradojas de la geopolítica- se encontraba casi en punto de ebullición, con el presidente estadunidense John F. Kennedy y el líder soviético Nikita Jruschov jugando a las vencidas por el mundo. En México gobernaba -por la buena o por la mala- el PRI, y en el Auditorio Nacional cabían 18 mil personas.

Hoy, la URSS ya no existe; los CDE-ER vienen de Rusia, donde hoy se puede comprar con libertad una hamburguesa o un Rolex, a condición de tener con qué; el gobierno de Estados Unidos está involucrado nuevamente en un conflicto bélico (Irak); en Los Pinos vive y despacha el segundo presidente surgido del PAN, y el Auditorio Nacional ha sido remozado y sólo pueden entrar 10 mil espectadores.

Un reportero cuenta que vio al grupo del Ejército Rojo en 1961. Tenía 10 años y dice que en aquella ocasión el espectáculo tenía un tono más solemne y marcial, aunque igualmente hermoso. Recuerda que entre el público se mezclaban agentes de seguridad soviéticos que vigilaban a los integrantes de la agrupación por si alguno intentaba escapar hacia el autodenominado mundo libre (je) y democrático (je-je).

La función se reanudó con una danza de cosacos ucranianos, Hopak. Aunque actualmente Ucrania es un país independiente, varios elementos de su cultura y folclor son compartidos con Rusia. Los principales son la fuerza y la destreza. De nuevo el público quedó embelesado ante la demostración.

Vino otro momento intensamente conmovedor cuando el niño Dima Suprozhenkov, de nueve años, interpretó una contagiosa canción marinera con pleno manejo del escenario. La gente se le rindió. Después un solista obsequió una versión de Cielito lindo, que de nuevo unió a público y artistas en un coro monumental.

Así fueron los números del programa: pletóricos de espectacularidad, color y alegría. No hay descripción que haga justicia a tanta belleza y emotividad.

Era obligada la inclusión de Ochi chyornye (Ojos negros), que el programa presentaba como un romance gitano, aunque hay polémica sobre su origen, tanto, que hasta el cubano Sindo Garay llegó a reclamar su autoría. Sin embargo, actualmente está plenamente identificada con la cultura rusa. En 1987, Nikita Mikhalkov tomó el título y el tema para una película en la que tuvo a Marcelo Mastroiani como protagonista. Luego de oírla esta tarde uno puede concordar: es una canción rusa, sin duda. ¡Qué manera de cantarla!

La presentación de los CDE-ER en el Auditorio Nacional forma parte de la extensa gira que la agrupación ha iniciado en México (donde actuará en 15 estados) y continuará por Costa Rica, Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala.

Dado el éxito que hasta ahora han tenido las presentaciones, se ha abierto una nueva fecha en la ciudad de México, en el Teatro Metropólitan, el 29 de junio.

 
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