La COCEI
Una mañana, Marta se enojó con los zapotecos por su impuntualidad y les dijo que si no llegaban antes de las seis de la mañana, cuando se iniciaba la programación, ella los dejaría.
"La primera función de una radiodifusora es la puntualidad". Lejos de la disciplina urbana un tanto enajenante, en Juchitán el trabajo era voluntario y en el trópico a todos nos gusta platicar, tomarnos nuestras "coronitas" y nada mejor que discutir y desvelarse a la sombra de los tamarindos. Era bonito escuchar a Antonia Pineda Ruiz decir: "Mientras haya una mujer vestida de enagua habrá COCEI".
¡Viva Juchitán libre!
¡Viva el ayuntamiento popular!
¡Vivan los presos políticos!
¡Libertad presos políticos!
¡Libertad Víctor Yodo!
¡Viva Na' Chiña!
¡Libertad Polo de Gyves Pineda!
La lucha fue larga y dura, tomó más de 10 años y el movimiento de pobres desafió al PRI y logró volverse una de las primeras fuerzas políticas de izquierda del país.
Mucho antes de la COCEI, en los setentas, había yo ido a Juchitán con Margarita García Flores, invitada por Víctor de la Cruz a la Casa de la Cultura. Entonces no conocía yo a Toledo, pero dejó recargados contra la pared blanca de una casa vacía varios cuadros sin terminar que Víctor de la Cruz -recién casado con Isabel- me enseñó. Lo escribí en el periódico, y al día siguiente unos coleccionistas llamaron para caer sobre ese tesoro.
Sabía yo algo de Oaxaca por Alfonso Caso, Ignacio Bernal y Andrés Henestrosa, a quienes entrevisté, y más tarde por Guillermo Haro, quien tenía correspondencia con astrónomos oaxaqueños, pero sólo al llegar descubrí que la dinámica del istmo de Tehuantepec es mucho más acelerada que la del resto del país. El ferrocarril del istmo lo provocó. Un tren que atraviesa una superficie la cambia por completo. El tren cambia la vida de los pueblos. Los ingenieros, los contratistas y obreros dedicados a la construcción del ferrocarril influyen en la vida diaria. A Juchitán (que hoy, por desgracia, se parece a la colonia Narvarte y tiene 70 mil 714 habitantes) arribaron gringos de la Tehuantepec Railroad Co. y la Louisiana Tehuantepec Co., de Nueva Orleans; italianos como Gaetano Moro, el ingeniero que hizo el primer levantamiento exhaustivo del istmo; libaneses como los Musalem; chinos, franceses e ingleses. Luego vino la carretera Panamericana. Los visitantes cambiaron la población al mezclarse con ella y Juchitán se volvió cosmopolita. La película de Sergei Eisenstein, las fotos de Henri Cartier-Bresson, los libros de Pierre Brasseur y Miguel Covarrubias, y la foto de El obrero asesinado de Manuel Alvarez Bravo internacionalizaron a Juchitán. Era un must de Cartier ir a Juchitán y enamorarse de una istmeña. Descubrí en el "Mexico South", de Miguel y Rosa Covarrubias, que ningún estado tenía el caldo de cultivo de Oaxaca. Juan Rulfo solía decir que en Tabasco los poetas se barren con la escoba, pero en Juchitán no sólo son poetas, sino pintores y artesanos. Me di cuenta de que Juchitán era muy codiciada, porque los istmos son caminos, cruces, canales, pasos esenciales sobre la tierra y aun ahora nuestro istmo de Tehuantepec forma parte del Plan Puebla-Panamá. Supe de "las velas" en que te sacan a bailar las mujeres y te envuelven en su sonrisa de dientes de oro y visité la bellísima Casa de la Cultura en la que el poeta bilingüe Víctor de la Cruz montaba exposiciones de pintura, gráfica, fotografía, arqueología, textiles, arte popular y organizaba ciclos de cine y proyecciones callejeras que no se habían visto en Juchitan, además de cursos de idiomas, teatro, música y conferencias. Sobre todo, Víctor cuidaba que se hiciera un uso correcto del idioma zapoteco. Insistía en el zapoteco, es un fanático del zapoteco. Si no hubiera sido tan lenta, por poco y también aprendo zapoteco. Allí también, en la Casa de Cultura, había mucha obra de Toledo arrumbada (el espíritu de Toledo siempre estaba detrás de cualquier manifestación cultural) y para mi sorpresa, en el suelo del hermoso patio vi secarse al sol alineados y parados sobre testículos de regular tamaño un ejército de penes de barro y cuando pregunté por qué, Víctor de la Cruz me respondió: "La mayoría son para exportación". La confección de pitos era una de las actividades de la Casa de Cultura de Juchitán, además de invitar a personas tan serias como Margarita García Flores y como yo a dar una que otra conferencia.
Por Juchitán, Margarita y yo conocimos los huevos de tortuga y los tamales de iguana, el bupu, el pozole y el atole, pero nada tan espléndido como los totopos, esas inmensas tortillas delgadas y blancas que le calientan a uno el alma y crujen como leña seca al darles la mordida. Me fascinaron las dunas naturales de Playa Cangrejo, y al abandonar Juchitán pensé que había perdido al paraíso terrenal.
Aunque llegaban muchísimos autobuses, algunos muy destartalados, también conocimos las calles llenas de baches (sólo había dos avenidas principales, la 5 y la 16 de Septiembre), la falta de alcantarillado y alumbrado público y de drenaje, el mercado en el que regateaban marchantas y compradores. Algunas tardes soplaba un viento muy fuerte y los juchitecos batallaban contra "el norte", como lo llaman.
Lo primero que pidió la COCEI fue limpiar el río "de los perros", que atraviesa la ciudad; antes estaba poblado de nutrias que a lo mejor se confundieron con perritos. La COCEI siempre apoyó a Cuauhtémoc Cárdenas y, por tanto, le resultaría muy fácil más tarde formar parte del PRD. Después de 20 años de gobierno, la COCEI perdió en 2002 frente al PRI. La culpa fue de las divisiones internas que son ya tradicionales en la izquierda, la corrupción, el desprestigio de algunos líderes, las disputas internas y la ambición de quienes le dan una probada al poder y quedan envenenados para siempre. La COCEI ganó en 2005, pero perdió su impulso inicial. Corromperse cuesta. Total, el clima político de Oaxaca es deplorable e inquieta a todo el país.
Ahora me dicen que la COCEI se ha venido abajo y ha perdido toda su fuerza, su capacidad de lucha social y política. Oscar Cruz López comentó que "hacen falta partidos en Oaxaca para darle espacios a todos los líderes de la COCEI, porque hay COCEI-PT, COCEI-PRD, COCEI-PAS, COCEI-Panal. Lo que yo veo es que la eterna división de la izquierda y el ansia de poder dan al traste con todo. Sin embargo, a Juchitán puede salvarlo su cultura, muy por encima de los totopitos Barcel y los videos made in China, los discos de piratería y los videojuegos que ahora pululan en el mercado. Gracias a la resistencia y a la oposición de los oaxaqueños, Mc Donald's no se instaló en el zócalo. De Oaxaca salen muchos migrantes a Estados Unidos en busca de una vida mejor. En 2000 salieron 53 mil 839 hombres y mujeres y siguen saliendo. Llevaron muy adentro sus tradiciones y conservaron el zapoteco. Son indígenas de Juchitán, San Blas Atemmpa, Ixtaltepec y Unión Hidalgo, de donde es Isabel, la mujer de Víctor. Ojalá que regresen con el viento del norte, porque son la principal energía de México; ojalá se recuperen los oaxaqueños golpeados por el mal gobierno y se conviertan en un viento que azota a la corrupción, la desidia, el abandono y el racismo que ahora campea en Oaxaca.