Fuerte debate entre grupos defensores de indocumentados sobre apoyar o no la iniciativa
Resucitará el Senado de EU proyecto de reforma migratoria con enmiendas
Ampliar la imagen El presidente George W. Bush (al fondo), recibió ayer a legisladores del Partido Republicano en el salón Oval de la Casa Blanca Foto: Reuters
Nueva York, 20 de junio. El Senado intentará, una vez más, aprobar un proyecto de ley sobre inmigración pero grupos pro inmigrantes se encuentran ante un dilema sobre si apoyar o no una serie de medidas adversas a sus intereses que se ofrecen como concesiones a cambio de avanzar hacia la posibilidad de una reforma este año.
Después que un proyecto de ley en la materia fracasó el pasado día 7, el liderazgo del Senado -como resultado de un intenso cabildeo de la Casa Blanca, agrupaciones empresariales y organizaciones pro inmigrantes- resucitará el proyecto a finales de esta semana.
Pero las concesiones para resucitarlo, incluida la consideración de una enmienda para dedicar de inmediato 4.4 mil millones de dólares y otra que obligaría a potencialmente millones de adultos indocumentados a retornar a sus países de origen como requisito para proceder hacia la residencia legal en este país, han nutrido el ya conflictivo debate entre las fuerzas pro reforma sobre si apoyar lo que todos consideran un proyecto de ley cada vez más imperfecto.
Si el consenso bipartidista, aún frágil, se sostiene en el Senado, todo podría culminar a mediados de la semana entrante en la votación. O sea, los próximos días determinarán el futuro político de esta iniciativa y eso dependerá en gran medida sobre quién decide apoyarla o derrotarla.
Mucho dependerá de qué tipo de enmiendas serán presentadas. Bajo el acuerdo entre los líderes de ambos partidos en la Cámara alta, se limitará el número de enmiendas con cada lado presentando aproximadamente una decena. Algunos buscarán mejorar aspectos anti inmigrantes del proyecto de ley, sobre todo restituir el principio de reunificación de familias como eje del flujo futuro de inmigrantes. Pero algunos conservadores buscarán introducir enmiendas que dificultan aún más el proceso de legalización, imponen más medidas de seguridad e incluso de criminalización de algunos indocumentados, y asegurar que los fondos con que contribuyen los inmigrantes al tesoro público del Seguro Social jamás sean empleados en beneficio de estos contribuyentes o sus hijos.
Todo indica que el proyecto de ley, ya criticado por algunos, acabará siendo muy severo después del proceso en el Senado.
La meta, frenar una posible amnistía
La ofensiva de fuerzas y políticos anti inmigrantes es clara: detener cualquier proyecto que considere la amnistía. Sin embargo, es mucho más complejo el debate entre las fuerzas pro inmigrantes en esta coyuntura.
Frank Sharry, director del Foro Nacional sobre Migración, calificó el argumento así: "entre las preocupaciones y críticas tenemos que proceder hacia adelante y dedicarnos a hacerlo más atractivo a las familias y los trabajadores en el Cámara". Para Rocío Sáenz, presidenta de la sección 615 en Boston del sindicato nacional de servicios (SEIU), la situación actual es "intolerable", y urge acabar "con más muertes en la frontera y la explotación de los trabajadores... estamos hartos de las redadas que causan desastres humanitarios", por lo tanto, este proyecto tiene que prosperar ahora.
Para Arturo Carmona, director ejecutivo del Consejo de Federaciones Mexicanas en Norte América (COFEM), urge "una legislación sobre migración". Considero que la iniciativa en el Senado "no es perfecta, pero reconocemos que en este periodo de gran odio en la historia estadunidense no vamos a obtener el mejor acuerdo". Por lo tanto, el consenso entre sus filas es que "se tiene que negociar para lograr una ley justa en la medida de las circunstancias".
Arturo Rodríguez, presidente del sindicato nacional de jornaleros UFW, insistió en que "es urgente que esto avance, ya no podemos esperar, el año próximo es de elecciones presidenciales y no se podrá lograr nada sobre el tema", por lo tanto hizo eco del argumento de Carmona.
Clarissa Martínez, coordinadora de la Coalición por una Reforma Migratoria Integral, reconoce que la versión en el Senado es "problemática" pero considero que aunque "hay un costo muy alto que pagar, es parte de un proceso más largo" donde se continuará luchando para mejorar el proyecto de ley.
Hay un consenso pleno en torno a la demanda por una reforma migratoria integral pero existe a la vez un desacuerdo sobre este proyecto de ley entre grupos latinos, de defensa de migrantes, sindicalistas y religiosos. Agrupaciones como la influyente organización latina LULAC, la central obrera AFL-CIO, la Red Nacional de Derechos de Inmigrantes y Refugiados, la Red Nacional de Jornaleros, el Instituto William C. Velásquez, y la propia Iglesia católica continúan expresando su renuencia.
Oscar Chacon, director ejecutivo de la Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y Caribeñas (NALAAC), comentó a La Jornada, que la coyuntura no favorece los mejores intereses de los inmigrantes y que la última versión de esta ley ante el Senado incluye cosas que ningún grupo pro inmigrante podría haber propuesto. Comentó que es entendible, ante las redadas y otras medidas "que siembran terror" entre los migrantes, que "se diga que algo es mejor que nada". Para los más vulnerables cualquier medida que permita defenderse de inmediato es atractiva, consideró. "Pero no hay que confundirnos; lo que ocurre aquí es que a cambio de aliviar ese peligro inmediato nos están limitando el grado de nuestros derechos... es como embargar el futuro a cambio de un préstamo inmediato", argumentó.
Un gran problema, comentó Chacon, es que las comunidades inmigrantes no tienen tiempo para evaluar a fondo lo que se debate sobre la reforma, y los medios de comunicación lo resumen como "una legalización generosa". Advirtió que si prospera esta versión de la ley, los migrantes se darán cuenta de que los detalles no eran lo que pensaban.
Nadie se atreve apostar sobre si prosperará o no, en esta segunda vuelta, el proyecto de ley en el Senado los próximos días, lo cual es un gran riesgo para la Casa Blanca ya que esta iniciativa es la prioridad de la política pública doméstica del presidente George W. Bush.
Pero para los inmigrantes el asunto no es un juego político, sino de vida, de sangre, de sudor, de dignidad y, demasiadas veces, de muerte.