Editorial
Cultura de donación de órganos, asunto de vida o muerte
Los trasplantes de órganos permiten dar una nueva oportunidad de vida a pacientes que de otra manera tienen pocas posibilidades de sobrevivir. Para que ello sea posible, además de los requerimientos técnicos y médicos necesarios para esas cirugías, es imprescindible contar con una cultura de donación de órganos. Sólo así podrían cubrirse las necesidades del país en la materia, que son enormes.
En México, de acuerdo con datos del sector salud, anualmente mueren unas 380 mil personas que podrían ser candidatas para donar. ¿Cuántas vidas se habrían salvado de contar con un sistema integral de trasplantes en todo el territorio nacional?
Es difícil saberlo, pero es claro que, como consecuencia de ese vacío, en nuestro país hay siete donadores por millón de habitantes (pmh), cifra ínfima comparada con las necesidades reales (se requerirían más de 40 donadores pmh) y con lo que se hace en otros países, como España -el líder mundial en este rubro-, que tiene 35, o Estados Unidos, que cuenta con 26 donantes pmh. El número es incluso bajo para el promedio que se registra en América Latina, de 10 donadores pmh.
De acuerdo con especialistas en la materia, la principal diferencia entre esos países y México es que los procedimientos que agilizan la extracción, transporte y trasplante de órganos están apoyados por una cultura de la donación, impulsada de muy diversas maneras desde hace muchos años, proceso que comienza en los niveles básicos de enseñanza.
El profesor Rosendo Arrayales Terán demostró las graves carencias persistentes en nuestro país en ese sentido. De acuerdo con sus investigaciones, la información que se proporciona a los infantes y adolescentes es insuficiente para crear una conciencia social sobre este asunto. La mayoría de los jóvenes del primer grado de secundaria de 15 escuelas de Sonora -señaló- aseguraron no haber recibido información sobre la donación y trasplante de órganos, pese a que el tema forma parte del plan de estudios del sexto grado de primaria. Es evidente que se trata el tema de manera superficial. Por ello, no es raro que entre los alumnos del primer grado de secundaria sólo cinco hayan recordado la información sobre el primer trasplante de corazón realizado en México, una de las pocas referencias al respecto en los libros de texto de primaria y secundaria.
En otros países, la necesidad de incrementar el número de donantes ha forzado a las autoridades a tomar medidas drásticas. En Canadá, por ejemplo, se obligará a la gente a firmar un documento de aceptación sobre donación cuando saca o renueva una licencia de conducir. En España se declaró a cualquier persona como donante. Estas reformas fueron apoyadas oportunamente con campañas sobre la cultura de donación de órganos y modificaciones importantes a los planes de estudio básicos.
Para el profesor Arrayales Terán, una buena medida sería fortalecer la información al respecto, desde sexto de primaria, con datos históricos y sobre la situación actual en México y el mundo respecto de las donaciones y las cirugías de trasplante. Propone, además, que la información obtenida en la escuela sea compartida por el alumno con sus familiares, inclusive en forma de tarea, con la finalidad de fomentar la cultura de la donación.
El experto presentó varias propuestas a la Secretaría de Salud y al Congreso de la Unión, entre otras instancias. Sería deseable que las autoridades de los sectores involucrados demostraran su responsabilidad en el asunto y propusieran las normas necesarias para cambiar la cultura sobre donación de órganos. Mientras tanto, la esperanza de los más de 13 mil mexicanos que anualmente esperan un trasplante podría ser vana. El asunto es más apremiante si se considera que dicha cifra probablemente se incremente en el futuro. Se trata, en suma, de un asunto de vida o muerte.