Usted está aquí: martes 26 de junio de 2007 Política Tenemos que recurrir más a la organización social

Entrevista a BERTA MUÑOZ, LOCUTORA DE RADIO UNIVERSIDAD DURANTE EL PLANTON DE LA APPO

Tenemos que recurrir más a la organización social

"Ulises Ruiz me quito trabajo, casa y familia, pero no la voz"

Desde La Paz, expresa: "Estoy a gusto, rodeada del cariño y apoyo de los bolivianos, aunque mis raíces están en Oaxaca. A veces me pongo triste porque me hace falta mi gente, pero sé que vamos a ganar"

BLANCHE PETRICH

Llamadas anónimas a su teléfono particular le advertían: "Ahora sí vamos por ti, te vamos a cortar la lengua, te vamos a violar con tu pinche micrófono". Y la doctora Berta Muñoz, la locutora de Radio Universidad de Oaxaca que mediante las ondas hertzianas se había convertido en el hilo conductor entre todas las barricadas y focos de movilización durante las tensas semanas de sublevación popular en la capital de la entidad, supo que, esta vez sí, las amenazas podían cumplirse; que después de vivir en el centro del conflicto durante siete meses las "bravuconadas" de las voces anónimas podrían dejar de ser puras palabras y convertirse en una agresión real.

Después de las celebraciones de Todos los Santos del año pasado, y tras la anunciada ofensiva de la Policía Federal Preventiva, las barricadas fueron barridas por los buldózeres, las radioemisoras que habían servido como vasos comunicantes del movimiento popular se entregaron a sus dueños y el plantón fue disuelto a golpes y gases lacrimógenos. La mayor parte de los consejeros de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) -los que no cayeron presos- se dispersaron y ocultaron. También los ocupantes de Radio Universidad, último bastión, tuvieron que abandonar la plaza. Había llegado la hora de la revancha para los grupos de choque alentados por el gobierno de Ulises Ruiz.

"Quedé totalmente indefensa, no sólo porque tuve que salir del campus, donde me había refugiado en las últimas semanas del movimiento, sino porque fui despedida de mi trabajo", relata en entrevista con La Jornada Berta Muñoz desde Bolivia, adonde viajó, acogida en un virtual exilio ciudadano.

La sección 35 de la Secretaría de Salud, el sindicato al que la doctora perteneció casi tres décadas, había declarado la huelga en solidaridad con el magisterio durante el movimiento. Apenas se levantó el paro el primero de diciembre, la dirección donde ella trabajaba le levantó un acta de abandono de empleo, con la anuencia de los burócratas del sindicato. Luego de servir 29 años en la dependencia como médica epidemióloga fue despedida de manera fulminante, sin otorgarle siquiera el mínimo derecho a su jubilación.

"Una doctora para Bolivia"

Hoy, desde La Paz, expresa: "Estoy a gusto, rodeada del cariño y apoyo de los bolivianos, aunque mis raíces están en Oaxaca. A veces me pongo triste porque me hace falta mi gente, pero sé que vamos a ganar".

La doctora Escopeta, que barajó la posibilidad de refugiarse en Cuba, optó por Bolivia, donde hace más falta un médico que en la isla caribeña. Ahí pasa varias horas del día frente al micrófono de una computadora, alimentando la señal digital de la nueva radio rebelde. "Ulises me quitó trabajo, casa, familia. Pero no va a quitarme la voz, porque además no es mía, es de los pueblos de Oaxaca. Mientras mi voz pueda servirles, ahí estará".

Berta Muñoz fue blanco de las amenazas y los insultos más virulentos desde la radio clandestina que el gobierno de Ruiz implementó durante los días de la crisis. Ahí fue donde, por atacarla, la apodaron doctora Escopeta. A la médica le gustó el mote. "Lo asumí con orgullo, ya que a través de mis palabras efectivamente se disparaban ideas, no ideas mías, sino las de todos los ciudadanos y ciudadanas de Oaxaca, y los que todavía no son ciudadanos que participan en nuestro movimiento."

Nunca supo si ella tenía orden de aprehensión de la procuraduría oaxaqueña, como el resto de los líderes de la APPO. Los anónimos hablaban de desaparecerla. Y amenazaban también a sus hijos, jóvenes estudiantes de la UABJO que estuvieron firmes en las barricadas, pendientes de su madre, la doctora. Y viceversa. "Como le pasa a cualquiera: tus hijos son tu talón de Aquiles. Ahí sí, me asusté por primera vez, me asusté de verdad".

Desde los días de la caravana de la APPO que marchó a pie a la ciudad de México, Berta Muñoz y la ambulancia de la Facultad de Medicina se convirtieron en parte del paisaje de lucha y resistencia. Luego vinieron los días de la radio popular. En un extremo de un patio de la UABJO, por la entrada de la Facultad de Derecho, al lado de un retén dedicado a Ricardo Flores Magón, la doctora, docente de la Facultad de Medicina de la UABJO, había instalado una clínica de campaña y ahí esperaba su ambulancia la hora de entrar en acción. En sus ratos libres caminaba al otro extremo del patio, hacia la cabina de Radio Universidad ocupada por los estudiantes, y les echaba la mano como locutora.

"Me volví peligrosa"

Fue magnética su tarea. Terminó pasando largas horas, mañanas y noches enteras frente al micrófono, con miles de radioescuchas pendientes de sus palabras, sus reseñas de los enfrentamientos, sus llamados a la calma y la combatividad, a la resistencia y al sentido común. "De alguna manera se estableció entre las personas y yo una conexión, de modo que me perdí como yo individual para volverme parte de un nosotros, lo que me permitió percibir a los pueblos de Oaxaca en mi interior. Y creo que también hay esa reciprocidad donde las compañeras y compañeros me perciben como parte de ellos. Por esta razón me volví muy peligrosa, ya que no hay nada más peligroso que las palabras cuando son emitidas y sentidas por los pueblos", escribió Berta en algunos de los textos del proyecto para el relanzamiento, ahora por Internet, de Radio Escopeta.

"Terminé viviendo en el campus casi sin darme cuenta. Nunca pensé cómo me iba a mover cuando terminara la ocupación de la radio."

Para finales de noviembre, en la medida en que se cerraba el cerco de la policía federal en torno a la UABJO, el alcance de la señal de Radio Universidad, por las interferencias técnicas, se fue reduciendo hasta llegar sólo a unas cuadras. El 27 de noviembre cayó la barricada del cruce de Cinco Señores, la puerta de entrada a la universidad, el último foco de la resistencia, el bastión de los anarcopunks. El 28 de noviembre los ocupantes entregaron la radio al rector de la UABJO. El primero de diciembre, acosada por las amenazas, la doctora Muñoz abandonó Oaxaca para salvar su vida.

A la distancia, comenta que la recuperación del Zócalo con el nuevo plantón de la APPO "simplemente significa el fin de un repliegue que se impuso por la represión y el cansancio natural. Pero éste nos sirvió para reflexionar, para hacer crítica y autocrítica, para reorganizarnos desde las bases, en las colonias, los barrios, las comunidades. Los ciudadanos conscientes sabemos que las estrategias tienen que cambiar. Por lo menos en esta segunda etapa, las cosas tienen que ser diferentes al año pasado, no todo será plantones y marchas. Tenemos que recurrir más a la organización donde vive la gente, en las comunidades".

Lo palpable es que "hay cada vez más descontentos de las comunidades que están bajando a la ciudad de Oaxaca a exigir participaciones municipales, obras prometidas y nunca cumplidas. Y aunque ahora no tenemos radio, porque Radio Plantón sólo sale en la zona de los Valles, y a veces ni eso, hemos aprendido la lección de la importancia de la comunicación popular".

-¿Tiene orden de aprehensión?

-No lo sé. Pero los grupos de choque de Ulises me acusan de incitar a la violencia. Yo nunca tiré una piedra ni una bomba molotov. En los momentos críticos llamé a la calma a los muchachos. Sí, llamé al levantamiento de las barricadas como defensa de las colonias, de las radios populares. Para protegernos. Eso no es violencia.

 
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