Ciudad Perdida
Perredistas aceitados por la derecha
A fuerza quieren que Ebrard y AMLO acepten a Calderón
Podrían beneficiarse con alianzas, pero también fracasar
Sin cejar en la idea que les carcome el alma desde los inicios de la administración federal actual, un grupo de perredistas bien aceitados por la derecha busca llevar al debate interior del partido una pregunta que desde la visión de las izquierdas, digamos, menos proclives a las leyes del mercado, es innecesaria, pero encierra, de eso todos están seguros, el futuro casi inmediato del PRD: ¿se debe reconocer a Felipe Calderón conforme a su actual posición, sí o no?
Sin la menor intención de considerar que la derecha en México se apoderó de las instituciones para cumplir con sus fines -el fraude electoral, el debilitamiento de las estructuras de servicio social, entre otras-, escucha atenta las voces que le aseguran que la metamorfosis que les permita convertirse en la nueva izquierda pasa, necesariamente, por la ruptura con todo aquello que atente contra las leyes injustas del capitalismo feroz.
Para esos grupos no hay necesidad de exigir, desde el trabajo político, la modernización de la derecha usurera, incapaz de brindar beneficios sociales a los más necesitados sin la intervención, casi siempre perniciosa, de los grandes capitales; es decir, la fórmula desde donde se plantea que no debe haber beneficios para los pobres sin enriquecer aún más a los grandes consorcios, nacionales y extranjeros, no debe estar a discusión.
Se requiere, según sus trazos políticos evidentes, que la izquierda se corra al centro, es decir, que se acerque a la derecha, pero no se debe examinar cómo lograr que ésta se corra un tanto hacia la izquierda. De eso ni hablar, ese no es un tema de los asociados al grupo perredista que se llama Nueva Izquierda.
En el fondo de la discusión que ellos pretenden llevar al seno del PRD está inmersa, desde luego, su idea principal: romper con López Obrador y con Marcelo Ebrard, o intentar hacer trizas su postura actual, que simboliza, cuando menos, la oposición real al apoderamiento por la derecha de todas las instituciones del país con el fin de perpetuarse en las instancias que hoy controla.
Lo que no tiene en cuenta este grupo es que la derecha con la que ellos colaboran tan entusiastamente tampoco permitirá que ellos lleguen hasta donde sus ambiciones les ordenan y, después de usarlos para acabar con López Obrador, ya desacreditados, y sin un valor ideológico bien definido, los enterrará, con mucho menos trabajo que el que ha constado deshacerse de López Obrador.
Al principios de julio, dentro de unos días, habrá de cumplirse un año del robo de la voluntad popular que impidió que México trazara un nuevo camino de mayor justicia, en todos los órdenes, para sus habitantes. Ese asalto tiene hoy como resultado mayor pobreza, mayor índice de violencia, y entrega de la soberanía nacional a intereses ajenos que se han convertido en las columnas que sostienen al PAN en el poder.
Todo esto parece no tener importancia para la gente de Nueva Izquierda; ellos quieren a como dé lugar lograr que López Obrador y Marcelo Ebrard reconozcan al impuesto como jefe, tal vez para luego acusarlos de traidores, o beneficiarse, eso seguramente, de las alianzas que con la bendición del partido les permitan traficar en plenitud.
Pero afortunadamente, para la izquierda, es muy posible que la trampa no se cierre y que Nueva Izquierda, a pesar de todo, no logre su cometido. No será durante las próximas reuniones definitorias del PRD en la ciudad y a nivel nacional, cuando un rompimiento serio amenace a ese partido, pero antes de las elecciones intermedias habrán de trazarse caminos que pongan, como se dice por ahí, a cada chango en su mecate. Ya veremos.
De pasadita
Leonel Godoy ganó la elección interna del PRD para competir como su candidato a la gubernatura de Michoacán, y según la lectura que en la sede del PRD en el DF se hace, quiere decir que una etapa de la historia de la izquierda, la que representaban los Cárdenas, ha concluido, pero como no faltan las contradicciones al seno del organismo, hay quienes advierten que si Godoy no hace las alianzas necesarias, perderá la elección gubernamental, pues todos recuerdan que en la presidencial aún no queda claro para dónde se cargó la mano del gobernador. No obstante, todos saben que en Michoacán, como en el DF, el que gana, gana. Ojalá Godoy no se deje intimidar por los chantajes que ya tocan a su puerta. Bien por Godoy.