El mandatario de Nicaragua defendió la Alternativa Bolivariana para América Latina
Difieren Daniel Ortega y Felipe Calderón sobre planes para la integración regional
Ampliar la imagen Daniel Ortega y Felipe Calderón ofrecieron una conferencia de prensa para resumir los resultados de sus reuniones Foto: Notimex
Ante el presidente Felipe Calderón, el mandatario nicaragüense Daniel Ortega defendió ayer la Alternativa Bolivariana para América Latina (Alba), a sus aliados Hugo Chávez y Fidel Castro, y recordó que México tiene sus "raíces y su ombligo en el sur".
El mandatario mexicano le respondió que la Alba no le molesta, indicando incluso que le alegra que haya diversos esfuerzos de integración en la región, pero enfatizó que Ortega también se comprometió a fortalecer otros foros como el Plan Puebla-Panamá y el Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla.
De esta forma, el encuentro entre Ortega y Calderón, entre un gobernante de izquierda y otro de derecha, concluyó como empezó. Ambos siguieron contrapunteando sus respectivos organismos como la alternativa de unidad de América Latina.
Aunque en los hechos parecieron complementarse, por lo menos al suscribir un acuerdo de entendimiento que se traduce en la ayuda de México para financiar 350 autobuses para Nicaragua, un préstamo para construcción de carreteras y colaboración en materia energética.
Como un día antes, el nicaragüense hizo a un lado las reglas de protocolo y pronunció un largo discurso en el salón Adolfo López Mateos para presentar las conclusiones del encuentro bilateral.
El líder sandinista contó que trató de convencer a su anfitrión sobre las bondades de la Alternativa Bolivariana, que impulsa su gobierno junto a los de Cuba y Venezuela, y de cómo los países que no tienen petróleo obtienen beneficios de Petrocaribe.
Y aunque México no forma parte de la Alba reconoció que Calderón se condujo por el "camino correcto" cuando en su recorrido por Centro y Sudamérica incluyó a países como Argentina y Brasil, lo que "sorprendió mucho, porque nadie se lo esperaba".
Pero así como resaltó el respaldo del Presidente de México, también habló del apoyo que ha recibido de los "hermanos pueblos" de Venezuela y Cuba, que enviaron a su país una planta nueva para generar electricidad, lo mismo que Taiwán.
La urgencia de Ortega por conseguir apoyo se debe a que su país sólo genera 450 megavatios, debido a que sus plantas de energía son obsoletas.
Observado con cierta inquietud por Calderón y hasta por el canciller de Nicaragua, Samuel Santos, que consultaban sus relojes porque pasaban los minutos y no concluía, el comandante sandinista todavía elogió a Hugo Chávez y dijo que el Alba "es hoy el instrumento de cooperación de comercio justo, de solidaridad, no son regalos los que anda entregando Venezuela".
En plan conciliador, el mandatario mexicano dio la razón a Ortega sobre que las raíces y el corazón de México están en América Latina, pero también señaló que no se vale que entre países se resalten las diferencias y no las coincidencias. Anunció que como parte de los acuerdos, México apoyará a Nicaragua para que obtenga una línea de crédito de los fondos del Acuerdo de San José (que provienen de ingresos mexicanos por la venta del petróleo), con el propósito de rehabilitar tres importantes carreteras en ese país.
De igual formal, la Comisión Federal de Electricidad seguirá colaborando con Nicaragua para aminorar los efectos de la crisis energética que enfrenta.
Además, México otorgará visas de larga duración, hasta por cinco años, en lugar del máximo de tres que había hasta ahora, a los ciudadanos nicaragüenses.
En el rubro de migración, Nicaragua aceptó adherirse al memorando de entendimiento para la "repatriación ordenada, ágil y segura" de nacionales centroamericanos migrantes vía terrestre concretada en la 12 Conferencia Regional sobre Migración realizada en abril pasado en Nueva Orleáns.