Tiene deuda superior a $100 mil millones: García Sainz
El IMSS, a la ruina porque el gobierno incumple la ley
Ampliar la imagen En imagen de archivo, trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social que realizaron una marcha del Angel de la Independencia al Zócalo capitalino en contra de las reformas a la ley de pensiones Foto: Jesús Villaseca
Considerada como el último gran acto de autoridad del PRI cuando detentaba la Presidencia de la República, la Ley del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que entró en vigor hace exactamente 10 años -aunque se aprobó a finales de 1995-, está muy lejos de cumplir incluso lo que el entonces mandatario Ernesto Zedillo ofrecía en su exposición de motivos. A la fecha, la insuficiencia de recursos para financiar el costo de enfermedades generales y de maternidad, asumido por el gobierno federal, le ha generado una deuda con el instituto "muy por encima de los 100 mil millones de pesos".
Al mismo tiempo, el voto del PRI, porque sólo ese partido aprobó la ley, sin hacer un análisis lógico de los diversos estudios actuariales existentes, decidió que el régimen solidario de pensiones no tenía viabilidad, debía desaparecer y sustituirse por otro de ahorro individual, con el que nacen las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afore), y esos recursos se trasladan del sector público al privado.
Al hacer esa introducción a una efeméride, que en realidad ha resultado muy costosa para los trabajadores del país, Ricardo García Sainz, ex director del IMSS (1982-1991), ubica el "pecado capital'' de las Afores: las decidieron unilateralmemente, porque ello equivale a imponer a los trabajadores un ahorro de sus recursos, entregándolos a empresas trasnacionales e imponiendo al gobierno federal un costo presupuestal para la transición de 1.5 por ciento del producto interno bruto por cerca de 40 años.
Hasta ahora, asegura, el gobierno federal sigue incumpliendo la obligación establecida en esa ley, de cubrir el costo de transición del régimen solidario al individual, y ello ha provocado una insuficiencia de recursos al instituto, lo cual agrava su incapacidad para prestar un buen servicio a los derechohabientes. Se trata de un monto de alrededor de 14 mil millones de pesos anuales.
De igual forma, tampoco se cubren las cuotas por atención médica a jubilados, y ello contribuye a la destrucción de los servicios.
En el sistema anterior, los excedentes financieros de los seguros de retiro se debían utilizar para la creación de infraestructura física en el IMSS, "pero a la hora que se le quita ese dinero para darlo a las Afore no hay una fórmula de financiamiento para el crecimiento de la institución, y ello ha determinado que sus carencias sean crecientes: menos instalaciones en términos reales y relativos, postergación del mantenimiento y nula expansión del número de consultorios y camas de hospital, que prácticamente es el mismo -y en peores condiciones- de hace 10 años''.
García Sainz, quien mantiene el estudio de la seguridad social como una de sus preocupaciones y temas de estudio permanentes, establece sin ambages que las pensiones que hoy pueden obtenerse a través del sistema de ahorro individual no sólo están lejos de ser dignas, sino que serán sensiblemente menores a las que se obtenían por el régimen anterior, incluso menos de la mitad.
Por ello, enfatiza, no se sabe del caso de algún trabajador que haya empezado a cotizar con la antigua ley que haya optado por jubilares con el sistema de las Afore, lo cual representa una prerrogativa para ellos si tenían al menos una semana de aportaciones al IMSS antes del primero de julio de 1997.
Pero, advierte enseguida, cuando el nuevo sistema de aportaciones individuales llegue a su madurez, dentro de "muchísimos años" tendrá que usarse gran cantidad de recursos públicos para garantizar la pensión mínima. No sólo eso. A diferencia del régimen solidario, hoy, con las Afore, el trabajador debe asumir íntegramente los riesgos derivados del mercado, de una mala administración de los fondos, del robo o de cualquier otra cosa que ocurra. Por ejemplo, la quiebra de una administradora, y nadie le asegura la cobertura de sus ahorros.
Un elemento adicional que para García Sainz resulta inconcebible es que los sindicatos hayan admitido, al instrumentarse el régimen de las Afore, quedarse fuera de la participación, cuidado, manejo, administración y cuantía de las pensiones de los trabajadores, a quienes dice representar.
Porque con la Ley del IMSS, insiste, un gran instrumento de política social, los fondos de jubilación, se convierte en instrumento financiero y los recursos de los trabajadores se transfieren a empresas privadas. Asimismo, concluye, en términos de atención médica, eso ha resultado en un "desastre": depauperización del sistema. "El autoproclamado esfuerzo para un sistema de pensiones dignas ha sido una mentira, y se hizo así con el conocimiento de que era una mentira, que implicaría un alto costo presupuestal y que las pensiones que se obtengan a través de las Afore serán de menos de la mitad que por el sistema tradicional'', establecido en la ley derogada.