La escultura inaugura la exposición retrospectiva A gathering, 1980/2006
Frida y Leonora Carrington, modelos del arte contemporáneo: Kiki Smith
Las dos artistas fueron únicas en cuanto usaron su propia subjetividad en su obra, afirma
Ampliar la imagen Kiki Smith, durante una conferencia sobre su obra Foto: María Meléndrez Parada
“En mi vida de fantasía, Frida Kahlo y Leonora Carrington, así como otras artistas surrealistas, o que se asocian con ese movimiento, son los modelos preminentes del arte contemporáneo en la medida que usaron su propia subjetividad”, expresa la escultora y grabadora estadunidense Kiki Smith, quien inauguró su exposición retrospectiva A gathering, 1980-2006, en la Galería de Fundación/Colección Jumex, Vía Morelos 272, colonia Santa María Tulpetlac, Ecatepec, estado de México.
“No es que los hombres –continúa– no hayan empleado su misma imagen, pero las mujeres la utilizan con autoridad propia. En vez de ser el tema de algo, ellas son el objeto. Para mí, esto significa un cambio radical. Siento que artistas como Vito Acconci, Bruce Nauman, entre otros, de alguna manera no existen sin Frida Kahlo cuando realizan su obra de referencia propia”.
En días pasados, en las instalaciones del Museo Tamayo, Smith (Nuremberg, Alemania, 1954) conversó con Siri Engeberg, curadora de la muestra organizada por el Walker Art Center, en Minneápolis. Engeberg recordó a la hija del escultor abstracto Tony Smith, que alguna vez dijo que su trabajo no existiría si no fuera por Frida Kahlo, cuya obra vio en un libro por vez primera en 1970.
De la pintura de Kahlo, Smith señala la representación de animales en un momento en que los artistas dirigieron su mirada hacia la expresión urbana y el abstraccionismo. Kahlo, en cambio, “insiste en estar presente de manera social, política, cultural y personal, y no hace distinciones entre esas cosas como la mayoría de las personas”.
Aunque Smith tardó una década en emplear lo corporal en su obra, a la vez que está influenciada por los relicarios católicos, Kahlo es un precedente “abierto”. Observa, no obstante, que no “personalizó” su trabajo con el cuerpo, sino lo trató de manera “fenomenológica”, como diciendo “mira, este es un estómago”.
La primera vez que Smith vino a México, en 1984, se hospedó “por el Zócalo” y fue cautivada por los carteles de órganos para los escolares que se vendían en las tiendas: “Me los llevé a casa, los usé para fabricar tela y hacer ropa y mascadas. Me pareció una especie de toma de poder en contra de la profesión médica para que la gente supiera cómo eran sus órganos”.
Como reza su título, la muestra “reúne” más de 100 obras de Smith, entre escultura, fotografía, dibujo, pintura e instalación, realizadas en diversos materiales como bronce, papel, vidrio, metal y madera. El trabajo de Smith es un fiel reflejo de las épocas y circunstancias que le han tocado vivir. De ahí que también siente que tampoco existiría como artista si no hubiera sido por el movimiento feminista.