El funcionario dio a conocer los dictámenes sobre el impacto de la fuerte granizada
La zona prehispánica de Cacaxtla sufrió daños que son “reparables”, dijo Alfonso de Maria
Cacaxtla, Tlax., 3 de julio. Sólo un muro de adobe derrumbado, pero que puede “restituirse”, otros con fracturas reparables y una columna “desnivelada” –también susceptible de arreglarse y todos pertenecientes al edificio F–, son los daños principales que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) reconoce de manera oficial a mes y medio de la fuerte granizada que provocó el desplome de la parte sur de la enorme techumbre que protege el conjunto principal de esta zona arqueológica.
Ni los famosos murales de esta ciudad mesoamericana de la cultura olmeca xinalteca (600 a 950 dC) ni alguno de los otros edificios resultó afectado, según los dictámenes de las consultoras privadas Colinas de Buen e Ingenieros Civiles Asociados, así como del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la Escuela de Conservación y Restauración del propio INAH.
Con la intención explícita de deslindar cualquier sospecha de responsabilidad oficial, funcionarios y especialistas del instituto, encabezados por su director general, Alfonso de Maria y Campos, dieron una conferencia de prensa en el auditorio de este sitio.
Aseguraron que el enorme techo, dividido en tres segmentos (central, norte y sur) y de unos 11 mil metros cuadrados, sí soportó el temporal, pero que cuando el granizo tapó los ductos del desagüe el hielo se concentró en la parte sur y la venció.
Sólo fotógrafos
Las autoridades del INAH ofrecieron después un recorrido por la zona afectada, pero desde la parte exterior, pues el acceso al basamento principal, donde se ubican los murales, sólo fue permitido a los fotógrafos y camarógrafos.
Sólo fue posible observar algunos muros agrietados en la parte sur, donde se desplomaron 800 metros cuadrados del techo que derrumbó la pared de adobe, y donde los funcionarios señalaron la columna afectada pero ya protegida y cubierta por sacos de arena, madera y plásticos.
Todos esos trabajos, los dictámenes y las primeras medidas urgentes de protección se realizaron en mes y medio, como una primera etapa, dijo Alfonso de Maria y Campos.
Como una segunda y urgente etapa debido a las lluvias, agregó el director del INAH, la techumbre –construida desde hace 21 años y que se le dio una vida útil de dos décadas, aunque se aseguró puede durar más años– será reconstruida en un plazo de entre seis y ocho meses. Todo ello, con un costo total de 7 millones de pesos cubiertos por Seguros Zurich, manifestó el director del instituto.