Política, memoria y derechos humanos
1) "El siglo XX fue el de los derechos humanos, el XXI tiene que ser el de las obligaciones ciudadanas." Esta es una frase del mensaje dado por Mauricio Macri apenas se conocieron los resultados electorales que le otorgaban el triunfo como nuevo jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, el domingo 24 de junio pasado. "El siglo XX fue el de los derechos humanos..." Le faltó agregar en su frase: "de los derechos humanos pisoteados, violados, olvidados..." ¿Será que sus conocimientos sobre historia se vieron opacados por su oposición a todo lo que signifique la presidencia de Néstor Kirchner? ¿O será que las concepciones de lo que son los "derechos humanos" pueden ser tan diferentes?
2) La entrega a la sociedad argentina del más ominoso símbolo de la última dictadura militar, la Escuela Superior de Mecánica de la Armada -la tristemente célebre ESMA-, realizado el 24 de marzo de 2006, al conmemorarse 30 años del golpe de Estado que derrocara al gobierno de Isabel Perón, es sin duda el gesto más significativo de la política de derechos humanos llevada a cabo por el presidente.
Un año después, otro "centro de la muerte" de las Fuerzas Armadas, el más grande del interior del país, La Perla, en la provincia de Córdoba -por el que pasaron más de 2 mil detenidos-desparecidos-, fue también recuperado para la memoria colectiva. "Este predio es el signo de la victoria de vuestra lucha, porque han triunfado sobre el olvido", les dijo el presidente a Madres, Abuelas, HIJOS (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) y a cientos de personas congregadas bajo la lluvia. Semanas más tarde, el 4 de mayo, el procurador general de la nación, Esteban Righi, declaró la inconstitucionalidad de los decretos, emitidos por Carlos Menem, que impedían juzgar a los responsables de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura: "Los crímenes de lesa humanidad no caben en el universo del perdón", señaló el procurador. Pero no se trata de hechos aislados, sino de la expresión de una postura comprometida del gobierno de Kirchner y de una parte importante de la sociedad (apoye o no en términos políticos al presidente) con respecto a la memoria y la justicia.
Basta entrar a la página web de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación -cuya imagen central son las fotos de los desaparecidos- para conocer lo medular de la política nacional sobre el tema. En un país que aún tiene a sus Madres dando vueltas cada jueves en la Plaza de Mayo con las consignas "Ni olvido, ni perdón" y "Con vida los llevaron, con vida los queremos"; en un país en el que todavía caminan libremente por la calle tantos torturadores y asesinos, no es poca cosa.
3) El día en que se votó en la Cámara de Diputados acerca de la inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, fue una de las pocas sesiones a las que el entonces legislador Mauricio Macri asistió; por supuesto, para votar en contra de la derogación.
El líder del nuevo partido PRO (Propuesta Republicana) y presidente de Boca Juniors -"Soy de Boca, pero no soy de Macri", decían algunas de las calcomanías que repartían los "bosteros" en diversos puntos de la ciudad (no los "barra brava", por cierto, que dieron un fuerte apoyo a su líder)- realizó una campaña electoral basada en la importancia de la "gestión", y en el tema fundamental de la inseguridad en la ciudad (para lo cual ya solicitó al Ejecutivo policía propia para Buenos Aires).
Su compañera de fórmula, Gabriela Michetti, fue un buen ingrediente para alcanzar 60 por ciento de los votos del electorado porteño. Se trata de una especialista en comercio internacional, que se ha dedicado a la vida académica, que quedó parapléjica por un accidente automovilístico hace algunos años, y cuya participación ayudó a suavizar, ante los ojos de la opinión pública, los perfiles más intolerantes y reaccionarios del empresario, heredero de uno de los mayores grupos económicos del país. Sin duda, Michetti resultó el toque "políticamente correcto" en la imagen del PRO.
Estamos ante el triunfo de una propuesta de centro-derecha que involucra a personajes muy diversos de la sociedad argentina, desde jóvenes gerentes egresados de universidades privadas hasta aquellos que añoran la "mano dura" militar; desde incómodos personajes heredados del menemismo y el radicalismo hasta acomodaticios políticos "mediáticos" venidos de todas las corrientes opuestas al kirchnerismo.
La idea de que los derechos humanos son "cosa del pasado", de que es necesario dejar de lado el debate sobre la memoria, atenta contra la lucha que lleva a cabo desde hace más de 30 años la sociedad argentina. Atenta contra la idea fundamental de que el recuerdo de las víctimas de la dictadura no puede ser separado de la exigencia de justicia. Atenta contra los logros alcanzados por las Madres, los HIJOS, las Abuelas y tantos grupos más que saben que las heridas están aún abiertas.
"El escenario es preocupante por una cuestión ideológica. Macri reivindicó el modelo de gestión de (el intendente de la dictadura Osvaldo) Cacciatore. Pero hay anticuerpos. Los organismos de derechos humanos han dado una pelea para que estas políticas sean cuestiones de Estado, ya se institucionalizaron", dijo a Página/12 Margarita Jarque, titular de Unidad Ejecutora de proyectos de Sitios de Memoria que depende del Ministerio de Derechos Humanos y Sociales porteño. Ojalá realmente los "anticuerpos" sean todo lo fuertes que se necesita.
En un país que tiende tan fácilmente a la "desmemoria" es fundamental que las fuerzas progresistas estén atentas a los nuevos aires políticos y exijan posturas claras en un aspecto que tanto dolor causa todavía. Los derechos humanos no pueden ser considerados una preocupación "anacrónica", o rémoras de historias lejanas. Tampoco se limitan a ocuparse de la cauda de muerte dejada por los militares.
Los excluidos por el neoliberalismo -aquellos ya "criminalizados" por las políticas de seguridad propuestas por el electo jefe de gobierno-, los logros conseguidos en temas de laicidad, de tolerancia, de respeto a la diversidad son también aspectos de los derechos humanos.
Como muestra la frase que abre estas líneas, Mauricio Macri y su equipo tienen que entender que la formación de ciudadanía es inseparable del respeto por los derechos humanos.
Para Paula y Lili, por la memoria de Ester y de los otros 30 mil...
* Escritora