La expulsión de trabajadores, uno de los pendientes, asevera el ex presidente del BID
Plantea Iglesias complementar en AL crecimiento con política social
En el encuentro Santander-América Latina se expuso que la región dejó atrás la historia de crisis
Analizan expertos la aparición de clases medias emergentes con nuevas exigencias democráticas
Santander, 4 de julio. El crecimiento acumulado por la economía de América Latina en los últimos años, un periodo de expansión no observado en más de dos décadas, debe ser complementado por los gobiernos con políticas de promoción de la equidad y de atención a los temas sociales, expuso Enrique V. Iglesias, titular de la Secretaría General Iberoamericana (Segib).
El también ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) consideró que el "optimismo" dentro y fuera de la región por el desempeño económico reciente de Latinoamérica no debe ceder a la complacencia. Enlistó varios pendientes: existen "bolsones de expulsión" de ciudadanos latinoamericanos que no logran obtener trabajo; una baja competitividad económica de la región, que apenas es equivalente a 15 por ciento de la de Estados Unidos o 30 por ciento de la de España y, en el plano político, unas democracias que funcionan en el sentido de que los ciudadanos votan, pero en el marco de crisis de los partidos políticos y la formación de dirigencias.
Enrique V. Iglesias abrió este miércoles el VI Encuentro Santander-América Latina, organizado por el grupo financiero español, que opera la tercera red bancaria de México. Este año, el encuentro lleva por título América Latina, camino de una sociedad de clases medias, en el que el mensaje que se pretende impulsar es que la región dejó atrás la larga historia de crisis que la han azotado.
"Pese a la normalidad democrática que ha rodeado el intenso ciclo electoral de los últimos dos años y a la intensa fase de crecimiento con estabilidad que América Latina está registrando desde 2003 -con un aumento del producto interno bruto regional de 3.5 por ciento en promedio anual-, la pobreza, la desigualdad en la distribución de la renta y la riqueza y la debilidad institucional continúan siendo las señas de identidad a las que se suele asociar la imagen del continente", se señala en el documento de presentación del foro, organizado por Santander y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, una institución creada en 1932.
El objetivo del encuentro, según sus organizadores, es analizar si la imagen de crisis y fracaso con que se asocia generalmente a Latinoamérica refleja la actualidad de la región "y el significado que para el futuro puede ya estar teniendo la aparición de unas clases medias emergentes con comportamiento sociales y exigencias democráticas muy distintas a las que se dieron en el pasado".
Iglesias, quien como secretario general de la Segib es responsable de coordinar los mecanismos de cooperación surgidos de las cumbres de presidentes de América Latina con sus pares de España y Portugal, recordó aquella vieja definición de las clases medias como el sector de la población "que paga los impuestos" porque los ingresos se quedan arriba y los programas sociales abajo. Y aunque dijo que se trata de un estrato de la población muy vulnerable económicamente, no dejó de recordar que en el pasado "abrazaron" las dictaduras en la región.
"Hoy en día las clases medias constituyen colectivos crecientes, que aspiran a cruzar nuevas fronteras, entre otras en la de la enseñanza. Que crecen como mercado, pero que también como factor de estabilidad de un país", añadió Iglesias en el encuentro, en el que participan periodistas de varias naciones latinoamericanas.
Dijo que en este contexto las políticas públicas en la región deben garantizar condiciones de estabilidad, de crecimiento y que ofrezcan oportunidades a la población. En este sentido juega la idea de preservación de las políticas económicas dominantes de estabilidad macroeconómica, control de precios, equilibrio del gasto y aumento en la participación de los sistemas financieros como origen del financiamiento.
"En América Latina ha mejorado la gestión macroeconómica; se acabó la magia. Y el crecimiento comienza a dar algunos dividendos sociales: aunque la pobreza es extendida (39 por ciento del total de la población) 15 millones de latinoamericanos han salido de la pobreza en los últimos cinco años y también algo ha mejorado la distribución del ingreso", consideró Iglesias.
El siguiente paso, añadió, es fortalecer la política social. Los programas asistenciales cumplen un papel, pero no solucionan el problema de fondo. Se requiere fortalecer los programas educativos, desde prescolar hasta universitario; realizar una mayor inversión tecnológica (la región invierte 0.5 por ciento del PIB mientras en Asia la relación es de 3 por ciento del producto); y, afirmó, mantener las actuales políticas de gestión macroeconómica.
Buscar acuerdos, propone a México
Iglesias hizo una referencia a México durante su exposición. A pregunta expresa sobre la falta de consenso político en el país para impulsar reformas económicas y la impopularidad de este tipo de cambios entre la población, manifestó que la política del actual gobierno federal de negociar primero los acuerdos para plantearlos luego como reformas "es el único camino democrático a seguir".
"El gobierno trabaja en dos líneas: una lucha contra el narcotráfico, que es un problema grave, nadie tenía idea de su magnitud; y salir al encuentro de los temas sociales. Tomar la ruta de esos dos ejes y negociar acuerdos parlamentarios es una buena forma de hacer las cosas", añadió.
Uno de los llamados "siete padres" de la constitución española, en alusión a los parlamentarios que redactaron el texto después del fin de la dictadura franquista, también estuvo en este foro. El ex diputado Miquel Roca Junyent ponderó también el tema de la búsqueda de acuerdos entre opuestos políticos.
"El pacto es básico. Sin pacto no hay progreso, la democracia es fundamentalmente pacto, sin el cual funciona mal y no garantiza ni estabilidad ni progreso", dijo al recordar que el texto de la constitución española después de la dictadura fue posible "porque los extremos políticos del país la hicieron posible", dijo Miquel Roca.