Agrupaciones campesinas defienden siembra experimental de maíz modificado
Viola Sagarpa norma para importación de organismos transgénicos, acusan
Ampliar la imagen Los dirigentes de confederaciones campesinas Cruz López Aguilar y Carlos Salazar aseveraron que las siembras experimentales de maíz transgénico no serán una amenaza para México si se cumple con el Protocolo de Cartagena y la Ley Federal de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados. En imagen de archivo, plantación de maíz en Illinois, Estados Unidos Foto: Ap
Las siembras experimentales de maíz transgénico no serán una amenaza para el país si se cumple estrictamente con el Protocolo de Cartagena y las medidas de seguridad incluidas en la Ley Federal de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, aseguraron el dirigente de la Confederación Nacional Campesina, Cruz López Aguilar, y el secretario general de la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México, Carlos Salazar.
Añadieron que el maíz transgénico está presente en el país desde las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y el año pasado se comprobó que 70 por ciento de 11.1 millones de toneladas importadas de Estados Unidos eran de grano genéticamente modificado.
Salazar responsabilizó al Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, órgano desconcentrado de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), de no actuar ni cumplir con dicho protocolo, el cual ordena medidas de seguridad para importaciones de organismos genéticamente modificados.
"Hoy, tendenciosamente, interlocutores gratuitos de los campesinos y productores agropecuarios, como lo son grupos ambientalistas y pequeñas organizaciones políticas y comercializadores, presuntamente sociales, asumen que las siembras experimentales de maíces genéticamente modificados son una amenaza para México, pero sostenemos que no lo serán si se cumple estrictamente con dicho protocolo y con la ley de bioseguridad", abundó.
Recordó que en la Ley de Bioseguridad aprobada el 15 de febrero de 2005 se fijaron disposiciones para garantizar un nivel adecuado y eficiente de protección a salud humana, medio ambiente, diversidad biológica y sanidad animal, vegetal y acuícola, respecto a efectos adversos por la realización de actividades con organismos genéticamente modificados.
"Esta ley es de interés público y social; tiene el objeto de regular las actividades de utilización confinada, liberación experimental, liberación de programa piloto, liberación comercial, comercialización, importación y exportación de organismos genéticamente modificados", precisó.
El riesgo verdaderamente grave, abundó, radica en la modificación de la NOM-028-Fito 1995, ya que se eliminó parcialmente la fumigación al grano importado por industriales con procesos de transformación.
Con la modificación a dicha norma se admite la importación de grandes volúmenes de granos genéticamente modificados con el embrión vivo, lo que permite su reproducción y la de malezas asociadas, que ponen en peligro la biodiversidad del maíz y la contaminación de cultivos.