Duda Concamin de las bondades de las reformas
Reculan empresarios; dan su visto bueno al proyecto fiscal
En un cambio de postura sobre la iniciativa de reforma fiscal del gobierno de Felipe Calderón, el sector empresarial manifestó que el proyecto "contribuiría a consolidar la estabilidad de largo plazo que requiere el país, ya que elevaría los ingresos tributarios mediante la ampliación de la base impositiva con un mecanismo más equitativo y eficiente, el cual reduciría la evasión y la elusión".
Así lo puntualizó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), organismo del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) que aglutina a los 12 grupos cúpula de la iniciativa privada -desde banqueros e industriales hasta dueños de tiendas de autoservicio y agroindustriales, entre otros-, a pesar de que algunos de sus dirigentes expresaron en días pasados opiniones diversas e inclusive contrarias al proyecto fiscal del Ejecutivo federal, principalmente en relación al nuevo impuesto denominado Contribución Empresarial de Tasa Unica (CETU).
Sin embargo, el CEESP ponderó ayer ocho de las "principales ventajas" de la CETU y hasta retomó explicaciones y calificativos de la Secretaría de Hacienda, pues consideró que la CETU es "amigable", que favorecerá la creación de empleos, la inversión y la productividad, dado que se trata de "una contribución mínima general" que evitará las exenciones y rechazó que afectará a los contribuyentes cautivos. Además aseveró que es más simple de calcular, fortalece el impuesto sobre la renta (ISR), sustituye al impuesto al activo (Impac) y es un impuesto con base amplia.
La CETU, puntualizó el organismo empresarial, es "un impuesto neutral que no distorsiona negativamente las decisiones de inversión de las empresas al permitir que sea deducible" y destacó que se mantendrán los beneficios del subsidio al empleo, que antes se denominaba "crédito al salario".
Divergencia de CEESP y Concamin sobre reformas estructurales
El CEESP explicó que debe aprovecharse la actual estabilidad macroeconómica y la fortaleza de las finanzas públicas, que no necesariamente durarán un largo plazo, para impulsar las reformas estructurales, como la fiscal, que permitan recuperar y mejorar la competitividad.
En contraste, la Confederación de Cámaras Industriales de la República Mexicana (Concamin), integrante del CCE, criticó a quienes tienen una "visión lineal" sobre las llamadas reformas de segunda generación (fiscal, laboral, financiera y energética), porque les otorgan demasiado peso para el crecimiento de la economía, la competitividad y la generación de empleos.
Advirtió que debe ubicárseles "en su justa dimensión", porque sólo se tratan de un instrumento más y la agenda nacional no se agota con ellas. El impacto de dichas reformas, manifestó, se concentra en el nivel macroeconómico, cuando "donde hay mucho por hacer en favor de la eficiencia, la competitividad y la integración de las cadenas productivas" es a nivel microeconómico y a escala regional.
Esas reformas "no constituyen una garantía para el progreso, ni representan el pase automático al club de los países desarrollados", indicó Concamin en su órgano de difusión mensual, aunque reconoció su importancia y dijo que las reformas de primera generación permitieron a México mejorar su entorno macroeconómico por lo que ahora se pide aprobar las siguientes.
"No obstante, detrás de ese discurso se percibe una visión lineal de las tareas pendientes. Si las primeras reformas no fueron suficientes, apliquemos las siguientes para, ahora sí, crecer y progresar", criticó la representación industrial sin identificar a quienes insisten en dicha propuesta, misma en la que han insistido los organismos cúpula del sector privado y, en coincidencia, autoridades federales.