Usted está aquí: lunes 9 de julio de 2007 Espectáculos Ofrece Tihany Spectacular su entretenimiento estilo Las Vegas

Festeja el empresario Frank Czeisler medio siglo de vida activa en el mundo del circo

Ofrece Tihany Spectacular su entretenimiento estilo Las Vegas

Unos 75 artistas toman parte en la función, que dura dos horas

Se presentan bailarinas de ballet, magos, pulsadores de Mongolia y contorsionistas chinos

La carpa se ubica en Tlalnepantla

JAIME WHALEY

En otra de las opciones para la diversión en las vacaciones de verano el Tihany Spectacular se ha establecido por rumbos del estado de México.

Con su concepto de espectáculo tipo Las Vegas, como asevera uno de los letreros en la más que iluminada fachada de la fastuosa carpa, la función es una mezcla de circo, teatro y music hall, espléndidamente presentada.

Un letrero en el piso del pasillo que conduce del lobby a la carpa –donde quien se descuide bien puede verse esquilmado por la venta de palomitas y otras prescindibles golosinas– advierte que se cruza la frontera entre el mundo de lo real y el mundo mágico y, en efecto, se penetra en un escenario que en sus primeras filas tiene palcos con sillones forrados y atrás, en la sección de butacas, éstas son acojinadas.

Además de ser esto una marca de originalidad que distingue al Tihany, Frank Czeisler, el empresario, acota que este 2007 es un año particularmente especial ya que celebra 50 años de andar en esto del espectáculo itinerante.

Espectáculo extravagante

Hombre mundano, como denotan los ocho idiomas que habla, y que carga, más no aparenta, poco más de nueve décadas de vida, Czeisler empezó de niño a hacer magia en su pueblo natal, precisamente Tihany, al norte de Hungría.

Entre sus sueños, confiesa, estuvo siempre el de tener un espectáculo diferente, de gran colorido, extravagante y “digno de ser disfrutado por lo menos una vez”.

El cumplimiento del sueño infantil es cabal. Desde el ballet que da principio a la función con dos docenas de curvilíneas integrantes procedentes de instituciones tan prestigiadas como el Bolshoi, o la Royal Academy, a los extraordinarios números de magia a la David Copperfield del argentino Richard Massone, hay incredulidad en este festín visual.

Un par de pulsadores de Mongolia desafían las leyes de la física. Las contorsionistas chinas dejan constancia de su gran calidad en un elegante ejercicio plástico que asombra. Unos ucranianos no hacen menos que deslumbrar con su extraordinario manejo de las clavas.

Pitillo júnior es un versátil payaso peruano y la multinacional trouppe del bungee actúa con gran precisión por sobre los espectadores. Difícil, en verdad, es seleccionar un número que no atraiga. De unos columpios salen disparados, en gimnásticos vuelos, los estéticos cirqueros, una lona los atrapa casi en lo alto de la carpa. Una dama se enrolla en una cuerda y rueda en caída libre para luego, con destreza, columpiarse a buena altura sin el auxilio de la salvadora red.

Conciencia ecológica

Las fuentes musicales, acto que requiere de 50 mil litros de agua, que no se desperdicia pues el Tihany tiene normas ecológicas hasta en los mismos baños, le pone el punto final a las dos horas de entretenimiento.

No de menor azoro son las curiosidades de este espectáculo que visita el valle de México por tercera ocasión; ya antes estuvo en terrenos del ex Hotel de México, en la colonia Nápoles, y en tiempo más cercano se ubicó en Santa Fe.

Para iluminar todo se utilizan 25 mil focos que son alimentados a través de 200 kilómetros de cableado. Hay 84 robots de iluminación. Se ensaya 14 horas a la semana. A los 75 artistas les toma dos horas maquillarse para la función. La compañía viaja en 29 casas rodantes, 25 camionetas y ocho camiones; y la carpa se instala en tres días y se quita en tan sólo 18 horas y tres segundos. Tres segundos es lo que le toma al mago pasarse de un lugar a otro.

Las funciones son de martes a jueves a las 20:30 horas, viernes y sábados a las 17 y 20:30 horas y domingos y días festivos a las 13, 16.30 y 20 horas. Las localidades van desde 120 a 420 pesos.

La carpa está en Tlalnepantla, en la confluencia del Periférico Norte y la avenida Mario Colín.

 
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