Mueren en el operativo al menos 30 personas; cerca de 20 niños escapan del templo
Irrumpe el ejército paquistaní en la Mezquita Roja de Islamabad
Fracasan 11 horas de negociación con el clérigo radical Ghazi para liberar a unos 900 rehenes
En riesgo el gobierno de Pervez Musharraf; grupos religiosos amenazan con un baño de sangre
Ampliar la imagen Un tanque de avanzada del ejército paquistaní durante la incursión de ayer en la Mezquita Roja de Islamabad Foto: Ap
Islamabad, martes 10 de julio. El ejército paquistaní asaltó esta madrugda la Mezquita Roja (Lal Masjid) de Islamabad, donde el clérigo radical Abdul Rashid Ghazi y varios centenares de sus seguidores permanecían atrincherados desde el martes pasado. El ataque ocurrió luego del fracaso de las negociaciones que sostuvieron ayer los mediadores designados por el presidente Pervez Musharraf y los seguidores de Ghazi para lograr la liberación de entre 300 y 900 rehenes.
Al cierre de esta edición el ejército paquistaní aseguró que casi la mitad del complejo estaba bajo su control. El vocero Waheed Arshad dijo que al menos 30 personas murieron, de ellas 27 islamitas, así como tres soldados. Agregó que entre 15 y 20 milicianos resultaron heridos, lo mismo que 15 uniformados. Trascendió que dos de los estudiantes islámicos fueron abatidos cuando intentaban rendirse. Poco antes, un responsable que participaba en el operativo indicó que "hay numerosas víctimas".
Sobre la suerte de los cientos de personas utilizadas como escudos humanos por los ocupantes del templo, sólo se sabía que 20 niños habían logrado escapar, justo cuando comenzó el asalto.
Según las fuerzas de seguridad, al menos dos docenas de los militantes integristas islámicos que se hicieron fuertes en la Mezquita Roja perdieron la vida, y más de 15 resultaron heridos en la operación.
En medio de los tiroteos, y en declaraciones a la televisora Aaj, Ghazi dijo: "Esta es mi última oportunidad de decir algo... Nosotros moriremos, pero el pueblo se vengará de los gobernantes".
Añadió que "los comandos están en la puerta de mi habitación". En ese momento se cortó la comunicación y no se sabía si el clérigo, que exigía la instauración de un Estado islámico similar al impuesto por los talibanes en Afganistán (1996-2001), fue arrestado o murió.
El vocero del ejército explicó que la acción militar comenzó a las cuatro de la madrugada y que se trataba del "último intento por limpiar el lugar de militantes armados". Según dijo, los seguidores de Ghazi oponían una "fuerte resistencia", pero los soldados, que ingresaron en el recinto por tres lados a la vez, "logran avanzar".
Hasta el cierre de esta edición no se sabía cuánto tiempo durarán los combates, y hasta bien avanzado el día se seguían escuchando disparos de armas automáticas y explosiones.
Incendian escuela para niñas
Ante el temor de que hubiera trampas en el interior de los edificios que rodean la Mezquita Roja, las fuerzas de seguridad prendieron fuego a la escuela coránica para niñas adjunta al recinto. Uno de los mayores riesgos que los soldados enfrentaban, sin embargo, no estaba en estas trampas, sino en el hecho de que, según algunos testimonios, varios de los militantes se adosaron explosivos al cuerpo y podrían suicidarse en cuanto se acerquen los soldados y policías que entraron al templo.
Varios familiares de mujeres, niños y niñas que fueron capturados por los ocupantes de la Mezquita Roja permanecían en el exterior, a la expectativa de noticias. Antes del ataque la madre de uno de los menores pidió a gritos que la dejaran entrar a buscar a su hija. "Sé que no dispararán, conozco muy bien a estas personas", declaró ante los carros de combate que esperaban afuera.
El asalto ocurrió después que fracasaron las negociaciones que sostuvieron ayer durante 11 horas los mediadores designados por el presidente paquistaní, Pervez Musharraf, y los seguidores de Ghazi. El equipo negociador enviado por el mandatario estaba integrado por 11 clérigos musulmanes y cuatro ministros, que intentaron alcanzar un acuerdo por medio altavoces desde el exterior del templo, pero fracasaron en el intento.
Esta tentativa de pactar una solución sin violencia se llevó a cabo después que el domingo los islamitas mataron a tiros al coronel del ejército Haroon Islam cuando dirigía un operativo para abrir boquetes en el templo, con la finalidad de rescatar a los rehenes. Las autoridades advirtieron después a Ghazi y a sus compañeros que había llegado la "última oportunidad" de rendirse, algo que los militantes rechazaron. Ya desde el sábado Ghazi había advertido en un documento publicado en la prensa local que prefería "el martirio a la rendición".
Chaudhry Shuja Hussein, que intentó mediar entre los integristas y el gobierno, se declaró "profundamente decepcionado porque después de 11 horas de negociaciones las tentativas fracasaron". En este intento el gobierno llegó a conceder un salvoconducto para Ghazi, pero tampoco fue suficiente.
El mandatario se había negado hasta este lunes a ordenar un asalto al templo, según dijo, para "evitar muertes". Además, una acción violenta pondría en riesgo la integridad de las personas secuestradas, y se temía una cruenta batalla como la que de esta madrugada ya que, como reconoció el domingo el ministro de Información, Tariq Azim, los militares que participaran en la operación se enfrentarían con adversarios que "pueden manejar armas automáticas pesadas".
La situación política paquistaní puede desestabilizarse gravemente después del asalto al templo; varias organizaciones religiosas integristas advirtieron el lunes que si no se detenía el asedio de la Mezquita Roja y se dejaba en libertad a sus ocupantes, habría un baño de sangre.
Advierten sobre una guerra civil
El clérigo radical Maulana Sami ul Haq, que tiene miles de seguidores, declaró que "esta cuestión desatará una serie incesante de atentados suicidas", mientras que un vocero de Wafaq-ul, una asociación de escuelas coránicas, aseguró que el enfrentamiento puede desatar una guerra civil en el país.
La toma de la Mezquita Roja comenzó el martes pasado, cuando la policía dispersó a un grupo de estudiantes de la escuela coránica adscrita al recinto que protestaba frente a él. Ante la presencia de las fuerzas de seguridad, los manifestantes se refugiaron en el templo, mostraron estar fuertemente armados y retuvieron a cientos de personas que estaban en el lugar.
Un día después, el líder de los atrincherados, Abdul Aziz, fue detenido por las fuerzas del orden al intentar huir cubierto con un burka en medio de un grupo de mujeres.
Entonces estalló la crisis que venía gestándose desde hacía semanas, en concreto desde que los estudiantes secuestraron a seis ciudadanas chinas durante 17 horas y destruyeron varias tiendas de discos en la capital.