Retiran del templo los cuerpos del clérigo Ghazi y al menos 50 de sus seguidores
Militantes islámicos resisten en la Mezquita Roja de Islamabad
Se multiplican las protestas el asalto al recinto
La operación no ha concluido: el ejército
Ampliar la imagen Estudiantes islámicos protestaron ayer en la ciudad paquistaní de Multan por el ataque del ejército contra la Mezquita Roja de Islamabad, que dejó más de medio centenar de muertos Foto: Reuters
Ampliar la imagen Abdul Rashid Ghazi, líder islámico muerto en el asalto a la Mezquita Roja de Islamabad, en imagen de archivo Foto: Reuters
Islamabad, 10 de julio. Un puñado de militantes islámicos resistían la noche de este martes dentro de la Mezquita Roja (Lal Masjid) mientras los soldados comenzaban a retirar los cuerpos del líder islámico Abdul Rashid Ghazi y medio centenar de sus seguidores, ultimados durante un amargo y sangriento día de combate.
En el día que hizo erupción la violencia entre laicos y fundamentalistas paquistaníes, Abdul Rashid Ghazi y 50 de sus fieles fueron muertos por tropas gubernamentales que lanzaron un asalto antes del amanecer para hacerse del control del complejo de la mezquita en Islamabad, que estuvo sitiado una semana.
Ocho soldados murieron y 29 resultaron heridos; otras 86 personas, mujeres y niños incluidos, fueron rescatados por las fuerzas de seguridad. Existe el temor de que el saldo mortal aumente, y una agencia humanitaria reportó que autoridades militares han solicitado 400 mortajas.
Esta noche, mientras la polvorienta capital del país era presa de la tensión y se intensificó la seguridad en puntos considerados vulnerables a una represalia, se reportaron tiroteos esporádicos provenientes de la mezquita mientras los militantes montaban una defensa final en el sótano del complejo residencial. Los militares dijeron que esta acción, cuyo nombre clave es Operación Silencio, aún no ha concluido.
"Independientemente del rescate de cadáveres, la operación continúa", sostuvo el vocero militar Waheed Arshad en una conferencia de prensa esta noche.
Si bien se informó que ningún cadáver había sido retirado hasta ese momento, reportes no confirmados indicaron que el cadáver de Ghazi fue sacado de inmediato de la mezquita.
El ataque contra el templo se lanzó a las cuatro de la mañana, poco después que las negociaciones entre el gobierno y Ghazi fracasaron. Un clérigo miembro del equipo negociador afirmó que el presidente Pervez Musharraf saboteó el acuerdo que se redactó con Ghazi, cosa que el gobierno rechazó.
En todo caso, y dado que las negociaciones no progresaron, estaba claro que una acción militar no se postergaría mucho tiempo más. Cuando aún estaba oscuro, una serie de explosiones fue seguida por fuego de artillería sostenido, mientras comandos se aproximaron hacia el interior del complejo sellado, ubicado a poco más de tres kilómetros del palacio del general Musharraf.
Las fuerzas de seguridad dijeron que la operación se llevó a cabo con lentitud por temor a matar a mujeres y niños dentro de la mezquita, ya que dentro del complejo existen 70 habitaciones separadas que había que evacuar. No hay evidencia de que ninguna de las mujeres o niños hayan sido usados como escudo humano, posibilidad que fue considerada por los militares.
Con apoyo de unidades paramilitares los comandos ocuparon primero la mezquita. Mientras liberaban a 20 niños que estaban dentro del edificio, los uniformados se encontraron bajo los disparos de militantes que estaban en los alminares. Las tropas debieron protegerse también de hombres armados que estaban en el tejado de una escuela contigua.
"Estamos desarrollando la operación paso a paso para evitar daños colaterales", señaló Arshad a reporteros. Agregó que los militantes están muy bien entrenados y equipados con ametralladoras, lanza cohetes y bombas de gasolina, y que en algunas áreas hay trampas explosivas. "Estamos peleando de cuarto en cuarto", añadió. El funcionario del Ministerio del Interior, Javed Iqbal Cheema, aseguró que el cadáver de Ghazi fue encontrado en el sótano de una escuela femenina después de lo que describió como "un combate feroz".
Reportes indican que el clérigo recibió dos disparos pues no respondió cuando se le exigió rendirse. En ese momento los comandos dispararon una ráfaga final en su contra. Otros reportes indican que los militantes impidieron que Ghazi se rindiera y que murió a consecuencia del fuego cruzado.
Dos horas después de lanzada la operación, Ghazi dijo vía telefónica a Geo TV que su madre, quien estaba dentro de la mezquita con él, estaba herida. Uno de sus colaboradores confirmó posteriormente que ésta murió. "El gobierno ha usado una fuerza indiscriminada", dijo Ghazi. "Ahora es seguro que mi martirio se materializará".
Si bien muchos paquistaníes respaldarán la decisión de Musharraf de actuar contra los militantes, la operación podría ser contraproducente para el líder paquistaní, quien ya enfrenta problemas políticos relacionados con las elecciones que se celebrarán este año y la campaña opositora que lleva a cabo el destituido jefe de la Suprema Corte de Justicia, quien se ha granjeado el apoyo popular.
En caso de que hubiera gran número de mujeres y niños entre los muertos, la estrategia del gobierno se pondrá en tela de juicio, así como su decisión de permitir que el sitio en la mezquita se prolongara durante siete días.
Mientras, esta noche ya había indicios de enojo entre militantes en todo el país debido al resultado de la Operación Silencio. Una coalición opositora de partidos islámicos de tendencia radical, Mutahida Majlis Amal, anunció tres días de luto a partir del miércoles en la Provincia de la Frontera Noroeste, mientras las protestas se multiplican en todo el país.
Ghazi, quien desde siempre afirmó que él y sus seguidores preferían el martirio a la rendición, había estado al frente de la Mezquita Roja con su hermano desde finales de los años 90, cuando su padre, un clérigo muy combativo, fue asesinado dentro del complejo. Aunque Ghazi era considerado moderado durante los años 80, él y su hermano, quien fue capturado por militares la semana pasado cuando trataba de huir de la mezquita cubierto con una burka, se volvió cada vez más estridente en su oposición a Musharraf y en su exigencia de que Pakistán fuera gobernado por la ley islámica (sharia).
Hace seis meses, los hermanos y 8 mil estudiantes que asistían a sus seminarios en Islamabad se colocaron en abierta oposición al gobierno al lanzar una campaña contra el vicio en la capital. Grupos de mujeres vestidas con burkas y armadas con bastones atacaron a comerciantes que vendían videos y DVD, y hace tres semanas capturaron a seis mujeres chinas a las que acusaron de trabajar como prostitutas.
Hace una semana estallaron dentro del complejo enfrentamientos entre estudiantes armados y el ejército que resultaron en 20 muertos. Musharraf, inicialmente, trató de negociar, pero envió a los militantes un ultimátum, instándolos a rendirse o morir. Esta madrugada quedó clara cuál fue la opción elegida por Ghazi.
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca