"Seguro Popular" cambray, ¿a quién le cumplirá?
Amparado en la oscura noche del viernes 2 de febrero, con un brindis obsequiado en pleno Palacio Nacional y rodeado por los secretarios federales de Defensa y Marina, los secretarios de Salud de 15 estados y el DF, titulares de los Institutos Nacionales de Salud, así como los directores calderonistas de IMSS e ISSSTE, el doctor Córdova suscribió el impuesto "compromiso nacional" del "Seguro Popular" petit, que obliga a que las instituciones públicas "compartan" la infraestructura médica disponible en las "zonas prioritarias".
¿Con qué argumento? La ocurrencia calderonista pretende, ahora, intensificar las acciones para disminuir la mortalidad infantil y las afecciones del periodo perinatal, sobre las cuales el ex secretario Frenk había asegurado que "sólo en los últimos años la mortalidad infantil se redujo más de 30 por ciento".
Pero Juan Antonio Fernández, entonces comisionado nacional de Protección Social en Salud -hoy inhabilitado por la Secretaría de la Función Pública-, aludía a que el programa petit "voluntario" distribuiría dentro de su "paquete" una cartilla de vacunación (que data desde el doctor Kumate) y "completaría" el tamiz de sordera, el análisis de enfermedades congénitas, así como detecciones de labio leporino o paladar hendido.
A pesar de que este "Seguro Popular" cambray carece de recursos adicionales -como finalmente terminó reconociendo el inhabilitado Fernández, aunque su sucesor Daniel Karam no haya dicho ni pío-, y como el sistema de "compensación" presupuestal para los servicios en el primer nivel de atención, según estimó Fernández, operará "sobre la base de un tarifa fija igual a 4 mil 900 pesos que liquidará el Seguro Popular", ¿de dónde los tomará? ¿De los 26 mil millones de pesos ya etiquetados al "Seguro Popular"? ¿De los 3 mil 200 millones de pesos, también etiquetados, para "fortalecimiento de la infraestructura"? O, acaso, ¿de los casi 600 millones de pesos aprobados para las fantásticas "caravanas" de la salud?
El doctor Córdova gusta de hablar de "trinchera" y de "mejora" de los equipos de salud. Primero consideró que "hacer programas sin haber vivido en carne propia lo que pasan médicos y enfermeras a diario, a veces limita la apreciación", y luego sostuvo que las quejas se originan en la "falta de recursos" y "sobredemanda"; a que los médicos tengan que ver "muchos pacientes en un tiempo corto, sin incentivos y con un salario apenas digno. Es imposible pedirles que den todo cuando trabajan en situaciones tan complejas".
Pero cuando lanzó con bombo y platillo el programa petit desde el Hospital de la Mujer en Yautepec -que prometía atender 200 mil pacientes de Morelos, estado de México, Puebla y Guerrero- lo hizo a sabiendas de que, en el mejor estilo frenkista, Calderón inauguraba un establecimiento en obra negra, sin equipo, personal, ni recursos presupuestales, y que entrará en operación ¡hasta julio! Para que no quede duda sobre la inutilidad de las credenciales que ese 8 de enero distribuyó Calderón, en la entrada principal del hospital inconcluso cuelga un aviso que previene: "no está en funciones".
Pero Recaredo Arias, director general de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), ya comunicó que firmarán con la Secretaría de Salud (Ssa) un acuerdo para "establecer la mecánica de operación" del programa cambray y determinar los límites, mecanismo y financiamiento de la cobertura, así como quiénes prestarán los servicios de "gastos médicos mayores".
De la misma manera que el Banco Mundial y la consultora Milliman México Salud (The mexican healthcare model reform), la AMIS aspira a que Córdova cumpla "universalizando" los servicios de salud, para que los derechohabientes del sector público puedan elegir a prestadores privados, como las instituciones de seguros especializadas en salud (ISES). De tal suerte que el gobierno federal, vía la Ssa, podría comprar un seguro de "exceso de pérdidas o catastrófico" en el ramo de salud para ayudarse a "fondear" los gastos que esa "universalización" le acarreará.
El propio doctor Córdova, celebrando la séptima asamblea anual de los 64 establecimientos que componen la Asociación Nacional de Hospitales Privados, los invitó a "sumar esfuerzos para lograr la universalidad en la prestación de servicios", mientras Enrique Ruelas, secretario entrante del Consejo de Salubridad General, les reiteraba la necesidad de la certificación hospitalaria "forzosa".
Pero detrás de los deliberadamente engañosos paquetes "esenciales" de la continuidad calderonista, las cifras del Centro de Equidad de Género de la Ssa muestran que -dos años después de que Fox y Frenk ofrecieran demagógicamente que el fantástico "Seguro Popular" cubriría "integralmente" los casos de cáncer cérvico-uterino de pacientes sin seguridad social- sólo se atiende a 2 mil 918 mujeres, cuando anualmente se diagnostican ¡22 mil! nuevos casos.
Por algo el petulante Pacto Nacional por la Salud que Córdova pretende firmar "pronto" busca abiertamente "la responsabilidad compartida con la población para favorecer una cultura del autocuidado" y el propio Calderón se atrevió a repetir (en Guadalupe, Nuevo León, el 15 de febrero) la mismita oferta incumplida que Fox y Frenk habían "garantizado" el 15 de febrero de 2005: atención preventiva y tratamiento integral de cáncer de mama en "todas las etapas de la enfermedad" a mujeres afiliadas al "Seguro Popular".
Como bien señalan los especialistas de la Ssa y el ISSSTE: para realmente cumplir con las irresponsables palabras de Calderón (y Fox) se requeriría ¡cuadruplicar! el número de oncólogos y ampliar seriamente la infraestructura hospitalaria.
Sin duda: lo de Fox-Frenk ya era muy malo, pero lo de ahora es sencillamente pésimo.
* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco